viernes, 2 de septiembre de 2016

La vieja guardia, de John Scalzi

                La vieja guardia se publicó oficialmente en 2005, y fue nominada al premio Hugo en 2006. Con 304 páginas, es la primera novela de la saga del mismo nombre “La vieja guardia”, del escritor estadounidense John Scalzi, y que actualmente, en 2016 consta de 5 novelas. Esta reseña se refiere únicamente a la primera novela de la saga.
                Nos encontramos ante una novela de ciencia ficción. La historia comienza en el momento en que un anciano de 75 años decide enrolarse en las Fuerzas de Defensa Coloniales, un ejército creado para defender la expansión humana por el Universo. Este protagonista, que es también el narrador, nos muestra al principio de la historia su total desconocimiento de lo que le acontecerá, ya que su alistamiento supone un viaje fuera de la Tierra de sólo ida, sin retorno. Eso hace que tampoco tenga referencias de qué le espera, ya nadie de los que lo precedió ha vuelto.
                El protagonista, con una vida entera a sus espaldas, se embarca en un viaje a lo desconocido, con la única compañía de su experiencia, su sentido del humor y otros ancianos que, como él, deciden seguir el mismo camino.
                Los personajes de la novela son planos, no tienen apenas profundidad. Ni siquiera el protagonista-narrador, que, pese a cumplir bien su función en ambos papeles, no está tan desarrollado como podría estarlo. Sin embargo, esto no llega a ser un defecto, ya que en conjunto, la obra acaba siendo “funcional”, es decir, que cumple su función, sin altas pretensiones.
                El ambiente es también algo pobre en descripciones. El autor deja al lector la tarea de imaginarlo según su criterio, ya que sólo aporta una enumeración o una somera descripción de los lugares donde transcurren los hechos.
                Ahora los dos puntos fuertes de esta novela: por una parte, el ritmo. Frenético, sin pausa. La trama avanza de forma endiablada desde el principio hasta el final de la novela, haciendo que la lectura sea adictiva, y que además, se acabe rápido. Por otra parte, el estilo usado para crear ese ritmo, plagado de sentido del humor (aportación de la personalidad del protagonista).
                El tema principal de esta obra, desde mi punto de vista, es la implicación que tendría poder hacer volcados de memoria desde un cuerpo humano a otro. Otro tema también tratado sería la colonización de un Universo en el que se sabe que hay razas alienígenas que también están interesadas en expandirse (lo que, inevitablemente, provoca conflictos en los que hay que usar la diplomacia o bien la violencia).

                Como lectura, la he vivido como una mezcla entre Las tropas del espacio de Heinlein, El juego de Ender, de Orson Scott Card y la película La chaqueta metálica. Pese a dichos parentescos, me ha parecido una novela original y divertida. Una lectura con la que pasar un buen rato. No es una obra grandiosa, pero es buena. Tendré que seguir con la saga para hacer una valoración en conjunto.

martes, 16 de agosto de 2016

El guardián entre el centeno, de J. D. Salinger

               Publicada en 1951, con 288 páginas de extensión, El guardián entre el centeno es la única novela (y la obra más conocida) del estadounidense J. D. Salinger, quien fue un escritor no muy prolífico, y que evitó en la medida de lo posible el contacto con la sociedad y los medios de comunicación.
               Ambientada aproximadamente en la época en que fue escrita, se describen determinados matices de cómo era la sociedad norteamericana de entonces. En este caso, a través de los ojos de un joven adolescente, Holden Caufield, que es a la vez el protagonista y narrador en primera persona de la historia.
               En cuanto a los personajes, destaca el buen trabajo del escritor al diseñar psicológicamente al protagonista: un adolescente pesimista, rebelde, lleno de contradicciones, ansioso por comportarse como un adulto, pero sin experiencia en el mundo. Con una visión poco realista de lo que sucede a su alrededor, y con un pasado que lo persigue y nubla todo lo que percibe. También hace ostentación de un vocabulario limitado, lleno de tacos, coloquial, lo que añade un toque de calidad al diseño de este personaje. A través de sus ojos y su subjetividad, se presentan el resto de los personajes de la novela, que añaden aún más colorido a la historia.
               La trama es lineal, sin elipsis ni flashbacks, comienza con la vida del protagonista en el colegio donde estudia, y avanza hasta el desenlace acompañando al joven durante sus andanzas.
               Como tema principal se encuentra la turbulenta época adolescente, la cual está muy bien retratada como ya he dicho. Demasiado enfocada en la sociedad estadounidense (y por tanto, algo lejana empáticamente para un europeo como yo), pero bien construida.
               En cuanto al peculiar título, se debe a un poema/canción al que hace referencia en un pequeño párrafo de la novela, y que parece encajado a martillazos justo para dar título a la obra. Si se hubiera usado otro poema/canción, el resultado habría sido el mismo.
               Sinceramente, me ha decepcionado. Esta novela ha gozado de una fama que, tras leerla, y siendo consciente de que es una buena lectura, está muy lejos de ser tan buena como parece indicar la fama que la precede. Es lo malo de tener ciertas expectativas antes de empezar una lectura. Creo que hay mejores obras sobre el mismo tema, y no tienen tanto renombre. Supongo que la polémica que originó en su época, aparte de ciertas noticias de asesinatos en los que aparecía esta obra como una de las lecturas de los asesinos, habrán sido suficiente publicidad para que la novela estuviera en boca de todo el mundo.

               Resumiendo, es una obra para pasar el rato. Amena de leer, con una historia que no es nada fuera de lo normal, y con algún que otro detalle destacable. Al no ser muy larga, no se puede decir que sea una enorme pérdida de tiempo si no os gusta. Pero lo que si me queda claro es que esperaba algo más, después de haberla tenido durante mucho tiempo en mi lista de “hay que leerla”.

miércoles, 27 de julio de 2016

Donde los escorpiones, de Lorenzo Silva

                Donde los escorpiones es, hasta el momento (2016), la última entrega de la serie “Bevilacqua y Chamorro”, del escritor madrileño Lorenzo Silva. La novela tiene 352 páginas de extensión.
                Respecto a los protagonistas y al estilo de esta novela negra, poco puedo decir que no haya dicho ya: el subteniente de la Guardia Civil Bevilacqua y la sargento primero Chamorro, junto con el resto de compañeros del cuerpo que ya aparecían en anteriores entregas, siguen siendo quienes hacen avanzar la historia. Ambos –y me refiero sólo a ellos dos porque son, sin duda, los principales personajes-, están más envejecidos, más curtidos, más castigados por la vida, más pesimistas y decepcionados, aunque se lo toman con deportividad. Bevilacqua, una vez más, vuelve a ser el narrador, el que contagia la historia con su visión, pensamientos y creencias. El resto de personajes, pese a tener menos relevancia, están construidos con esmero y tienen su propia historia, realista y alejada hasta cierto punto de los típicos clichés.
                El ambiente es lo novedoso de esta historia. Como es natural, y con eso no estoy explicando más de lo que me corresponde, todo comenzará con un muerto. Pero esta vez, el susodicho es un militar español que estaba ejerciendo sus funciones en la base española de Herat, en Afganistán (de ahí el título de la novela), y ahí es donde habrán de desplazarse a investigar. Sin duda, la recreación tanto del entorno como de la forma de vida en una misión de este tipo, es ejemplar, fruto de una buena labor de investigación que me consta hizo el autor en el propio terreno. Pero también ahí es donde está una de las flaquezas de esta historia: que el ambiente cobra demasiado protagonismo. Tanto, que ensombrece lo que debería ser el núcleo principal de la historia, a saber: la investigación de un asesinato. De hecho, los principales protagonistas de esta historia, bajo mi punto de vista, son dos: el ambiente y la burocracia. Muy bien descritos ambos, y muy realistas. Aunque no conozco al dedillo los protocolos de investigación de la Guardia Civil, y menos aún en relación con otro Cuerpo como el Ejército, supongo que se ajustan bastante a la realidad. Pero la exactitud y puesta bajo los focos de esos dos detalles, deja la historia principal como secundaria. Al final, la sensación es la de ver un documental sobre cómo se vive en una misión internacional militar en terreno hostil, y cómo se lidia con la burocracia de una investigación cuando hay varias personas  con las que tratar pertenecientes a distintos países. Llega un momento en que lo que se hizo y por qué se hizo parece ser lo menos importante, mientras que el equipamiento de la base y la vida militar pasan a primer plano.
                Aunque está en línea con las anteriores entregas de la saga, no considero que sea la mejor. Incluso diría que es una de las peores (lo que no quiere decir que sea mala). Sin embargo, la lectura es igual de amena y, siendo justos, está muy conseguido por parte del autor lo de trasladar al lector a ese lugar donde ocurre la historia.
                Otro punto que aleja esta novela de la perfección, para mi gusto, es cierta forma de maniqueísmo que se deja entrever en las anteriores entregas, pero que aquí se ve con más claridad: pese a los defectos que se atribuyen a los personajes y a la subjetividad que otorga la narración en primera persona, queda un trasfondo en el que cada personajes es bueno o malo, sin matices. Y, por otra parte y relacionado con lo anterior, resulta poco creíble el exceso de profesionalidad tanto de la Guardia Civil como del Ejército. No quiero decir que en la vida real no haya profesionales ahí, sino que el autor ha llevado sus virtudes a un extremo que resulta poco creíble para un ser humano común y corriente (y aquí me voy mojar diciendo que hablo con conocimiento de causa, como seguramente podrían corroborar los que analicen esta obra y estén dentro de esos mundillos).

                En resumen, la lectura me ha enganchado, pero una vez terminada, y pese a haber aprendido algunas cosas interesantes sobre misiones en el extranjero, la historia de la investigación queda bastante floja. Si bien es cierto que en toda la serie las investigaciones no resultan espectaculares, lo cual añade realismo a la historia, en ésta en concreto ha quedado excesivamente por debajo de mis expectativas.

viernes, 22 de julio de 2016

Hyperion, de Dan Simmons

                Con 624 páginas, Hyperion es la primera parte de la tetralogía “Los cantos de Hyperion”, escrita por el estadounidense Dan Simmons. Publicada en 1989, ganó los premios Hugo y Locus.
                Desde hace tiempo, el género de ciencia-ficción es considerado por muchos como un subgénero, como literatura de segundo orden enfocada a un público minoritario y friki (aunque últimamente está cambiando esta perspectiva). Sin embargo, yo opino también desde hace tiempo que los escritores de este género (al menos los buenos), no sólo crean literatura de calidad, sino que además, haciendo uso de la mejor herramienta que tiene este género: la libertad de imaginar cosas que no existen, o que no existen aún, logran una de las funciones que más me gusta de la literatura: la de llevarte a lugares desconocidos, donde las reglas no son las que conocemos, y donde casi todo es una sorpresa. Digo esto aquí porque Hyperion es ciencia-ficción de la buena, de la que cumple a la perfección ese cometido.
                ¿Qué encontramos en Hyperion? En esta novela futurista, el ser humano ha abandonado la Tierra natal por necesidad, hace varios siglos. Se ha creado una red de mundos colonizados, y se ha avanzado enormemente en los viajes espaciales, haciendo múltiples referencias al efecto ya pronosticado por Einstein sobre lo que sucedería con el tiempo al desplazarse a velocidades cercanas a la de la luz. Dicho efecto tiene un papel muy importante dentro de la historia, ya que las localizaciones que aparecen están muy distantes entre sí.
                Hyperion es un planeta que está en la periferia de los mundos colonizados, y que cuenta con varias peculiaridades que lo convierten en un planeta distinto a lo que se considera “normal” en otros planetas. La historia trata de una comitiva de siete personas enviadas a Hyperion a realizar una peregrinación, con objeto de desentrañar algunos de sus misterios, principalmente el del Alcaudón, un ser que atemoriza a todo ese planeta.
                La trama trata sobre la historia de cada uno de esos personajes, que son presentados según su ocupación: un sacerdote, un poeta, un profesor, un soldado, un cónsul, una detective y un templario. A través de cada una de sus historias, se va conociendo no sólo a los personajes, sino también las rarezas del planeta y por qué deben visitarlo juntos. A la vez que realizan el viaje, cada cual expone la historia que lo ha llevado ahí, mezclando de esta forma el presente de todos juntos con el pasado de cada uno de ellos.
                Los personajes están muy bien construidos, de tal forma que Hyperion es un recopilatorio de historias muy distintas, pero unidas por un nexo común. Cada personaje es protagonista de una historia distinta, que trata un tema determinado. Tenemos una historia policiaca, una historia de aventuras, una historia de amor platónico, un drama familiar… y una historia de terror de trasfondo. Todos esos ingredientes encontramos en Hyperion.
                Los temas que trata la obra son múltiples. A mí me han llamado la atención los efectos sobre las personas de la teoría de la relatividad, que, tal como se veía en la reciente película Interstellar, provoca que un viaje de algunos días para una persona sean varios años para las personas que no han realizado el viaje, y cómo afecta a las personas vivir esa experiencia. También me cautivaron el tema de los efectos de la colonización, la homogeneización de la cultura y los problemas de los descubrimientos para los que la ciencia no tiene explicación.
                El ambiente también es múltiple, y muy conseguido. La historia transcurre en varios mundos distintos, cada cual con sus peculiaridades, que también influyen directa o indirectamente en los personajes que allí habitan, y está muy bien reflejado. Algunos detalles técnicos que los personajes (obviamente) dan por supuestos, tarde o temprano quedan explicados, con lo que la ignorancia del lector es sólo momentánea. Hay múltiples guiños del autor a distintos temas, por ejemplo el título, sin ir más lejos,  que corresponde a un poema de John Keats, poeta británico del siglo XIX, del cual también se habla dentro de la novela.
                El ritmo es otro de los puntos fuertes de esta novela. Poco a poco se van revelando detalles sobre las incógnitas que esconde el planeta, y a la vez van surgiendo nuevos misterios con cada historia.
                Un único “pero”, aunque no es tal: la novela queda inconclusa, es decir, que hay que seguir con la siguiente. Es como si fuera el planteamiento inicial, quedando aún por venir el nudo y el desenlace. Es por eso que hay que seguir leyendo para valorar toda la historia, cosa que haré pronto.

                Como resumen: la recomiendo. Todo está muy bien construido y el autor hace volar la imaginación del lector. La sensación que me queda tras la lectura es la de haber leído varias novelas, o haber pasado un rato con las historias de Las mil y una noches, pero en un ambiente futurista.

miércoles, 29 de junio de 2016

El crucigrama de Jacob, de Ana López Martín

                El crucigrama de Jacob, de 520 páginas, es la primera novela de la escritora de Avilés Ana López Martín.
                Estamos ante una novela histórica que comienza al norte de la Península Ibérica, en el año 1491, cuando reinaban los Reyes Católicos. Por esos tiempos en que se decide la expulsión de los judíos del país.
                La narración está a cargo de un narrador omnisciente. Cuenta no sólo lo que ven, sino también lo que sienten los personajes. Aunque en general es inocuo, en determinados momentos comete el error de “decir en lugar de mostrar”, lo que baja la calidad de la narración.
                La trama es lineal, no hay saltos en el tiempo significativos, y todo transcurre de forma fluida, si bien la acción salta de personaje en personaje, pero siguiendo la misma línea temporal.
En cuanto a los personajes, hay varios protagonistas, todos ellos judíos, con una misión que les llevará por el Camino de Santiago intentando resolver un enigma, y algunos personajes secundarios que se van uniendo a la historia. Hay muchos fallos importantes en todos los personajes. No pasan de ser estereotipos, no tienen profundidad. Por poner un ejemplo, los principales protagonistas son perfectamente intercambiables entre sí y no cambiaría en nada la historia. No sólo son simples, sino que además son poco creíbles. En determinados momentos, parece que estuvieran inspirados por una sabiduría infinita, recursos infinitos para sobreponerse a cualquier problema, y una capacidad física sobrehumana, lo que le resta calidad (y mucha) a la historia.
                El ambiente es, para mí, el punto fuerte de la novela. Las descripciones de la vida en la judería, el Camino de Santiago, cómo se viajaba en esa época, el papel de la Inquisición, los problemas de la Monarquía, contribuyen a poner el telón de fondo y hacer que el lector se adentre en esa época, acompañando a los personajes por los lugares que se visitan (la mayor parte, cercanos a Avilés, zona conocida por la autora).
                El tema de la novela es interesante; el éxodo de los judíos. Y también es interesante que ese tema esté mezclado con un misterio relacionado con el Camino de Santiago. Históricamente, sin llegar a ser excepcional, se consigue una exposición relativamente buena de ese tema y los subtemas asociados al mismo.
                Junto con los personajes, que, como ya he dicho, es un punto negativo de esta obra, hay otro relacionado que es aún peor: los giros. O, mejor dicho, la solución a los distintos problemas que van afrontando los personajes. Si bien la exposición de los obstáculos que los personajes encuentran está bien conseguida (aunque llega un momento que se ve venir que cualquier felicidad es pasajera, o bien un espejismo), la solución a las trabas siempre se soluciona por dos vías: una es, como dije, la excepcional sabiduría o capacidad física de los personajes, y la otra, y mucho peor, es la casualidad. Llega un momento en que, si un personaje hubiera dicho: “necesito un reactor nuclear para solucionar este problema”, en la novela habría aparecido alguien gritando por la calle: “¡Vendo reactores nucleares! ¡Baratos!”. Es una exageración, pero quien lea esta novela verá que, sin llegar a esos extremos, más que causa-efecto, la historia está plagada de casualidades. Podría poner cientos de ejemplos, pero no es mi función ofrecer spoilers, sino analizar la parte técnica.
                El estilo, aunque con algunos fallos que se pueden disculpar, está bien, cumple su función, convirtiendo la novela en una historia amena de leer.
                Hay un detalle curioso, y es que a partir de determinado momento, la historia se acelera, precipitándose hacia un final, resolviendo tramas de forma rápida, como si hubiera prisa por acabar. Da la sensación de que la autora tenía un plazo para terminar la novela, o que veía que se estaba alargando demasiado y prefirió acelerarla. En cualquier caso, eso hace que al principio, la novela tenga más calidad que al final. O esa ha sido mi impresión.

                Como resumen, diré que es una novela que vale como pasatiempo, pero que tiene algunos errores (quizás debido a la poca experiencia de la autora) que, si se subsanaran, habría quedado una novela bastante buena, ya que la idea lo es, y el fondo también.

miércoles, 15 de junio de 2016

La chica del tren, de Paula Hawkins

                La chica del tren, publicada en 2015 y con 496 páginas de extensión, se convirtió en best-seller en Estados Unidos y Reino Unido en poco tiempo. La autora, la británica Paula Hawkins, había escrito anteriormente algunas novelas románticas sin mucho éxito, cosa que sí cosechó con esta novela de misterio, vendiendo millones de ejemplares.
                Aunque el personaje principal es Rachel, una chica que viaja todos los días a Londres en tren, la historia está narrada desde tres puntos de vista, todos ellos en primera persona: tres mujeres cuya conexión entre ellas se va desvelando poco a poco. Dichos personajes están medianamente desarrollados, aunque personalmente me han resultado poco empáticos, y con unos rasgos psicológicos que no sé si catalogar como simples o faltos de motivación.
                La trama está partida en tres trozos, cada capítulo salta de un personaje a otro, y uno de ellos narra su punto de vista desde el pasado. Pese al cambio de personajes y saltos temporales, es fácil de seguir la historia y no perderse. De hecho, es un aspecto muy logrado por parte de la autora.
                El estilo no es especialmente brillante, pero es fluido y hace muy fácil la lectura y la inmersión en la historia. Dicha historia comienza con una puesta en escena que me ha parecido muy buena. Enganchaba. Pero, a partir de la mitad, pierde parte de su atractivo y ya no sorprende tanto al lector como al principio, llegando a ser bastante predecible, perdiendo ese halo de misterio que parecía prometer.
                Son varios los temas que aparecen en esta novela, entre los que destacan el alcoholismo y el maltrato físico y psicológico. El hecho de que la narración esté muy centrada en los sentimientos y vida interna de las narradoras, dibuja a veces un escenario para esos temas tratados desde distintos puntos de vista, lo que le da algo de profundidad a la novela, aunque en algunos casos llega a ser repetitiva.
                Por otra parte, el uso de giros narrativos y de cliffhangers se nota demasiado forzado a veces, intentando acrecentar el misterio, pero sin conseguirlo. Es por eso que, acercándose el final, todo se vuelve repetitivo y predecible.

                En resumen, es una obra entretenida de leer, pero nada más. Como tantos otros fenómenos editoriales, se “pone de moda” y acaba siendo mundialmente conocida, pero generalmente, como me suele suceder con los best-sellers, las expectativas generadas por el marketing ponen el listón más alto de lo que la obra merece, y puede llegar a decepcionar precisamente por empezar con altas expectativas. ¡Ojo! No es que la obra sea mala, que no lo es. De hecho, es bastante adictiva, sobre todo al principio. Sin embargo, y vista la aún escasa trayectoria de la autora dentro del mundillo, se nota que podrá mejorar bastante en el futuro, porque ya tiene una buena base sobre la que construir.            

martes, 7 de junio de 2016

Justicia auxiliar, de Ann Leckie

                Justicia Auxiliar es una obra de ciencia ficción publicada en 2013, con 416 páginas. Primera novela de la escritora estadounidense Ann Leckie.
                La historia trata sobre una Inteligencia Artificial (IA) atrapada en un cuerpo humano. Dicha IA pertenecía a una nave espacial que controlaba múltiples cuerpos, y a lo largo de la novela se irá desvelando el funcionamiento y justificación de la existencia de dichas Inteligencias Artificiales al servicio de un imperio en expansión.
                La protagonista es la IA, y es la narradora en primera persona de la historia. Como personaje tiene muchos detalles interesantes, y también a través de sus expresiones y su forma de actuar se va conociendo el ambiente y la sociedad a la que pertenece y donde se mueve. El resto de los personajes se ven a través de sus ojos, y aunque no están mal construidos, he notado ciertas carencias de información, al margen de la parcialidad que ofrece la narración en primera persona. Creo que se podrían haber desarrollado más.
                La trama está dividida. Un capítulo se dedica al presente y el siguiente al pasado, y van alternando así hasta aproximadamente la mitad de la historia, donde los hechos del pasado ya han quedado explicados y, a partir de ahí toda la historia sigue el hilo del presente.
                El ambiente, al igual que el resto de los elementos de la novela como los personajes o la tecnología, a pesar de que ofrece muchas posibilidades, considero que tiene algunas deficiencias, está poco desarrollado. Se centra excesivamente en algunos aspectos, mientras que otros los deja totalmente de lado. Quizás se pueda achacar también a la parcialidad de la narradora, pero creo que ese aspecto se podría haber mejorado, porque la imagen que me ha quedado tras la lectura es de que me faltan datos para imaginarme un todo, es decir, que quedan lagunas sobre algunos aspectos de los lugares o cosas que describe.
                Hay varios temas tratados, como pueden ser la expansión de un imperio, los límites de la moralidad o la implicación que supondría la existencia de una Inteligencia Artificial que funcionara como la humana, pero con los beneficios que ofrece la tecnología. Cada lector seguro que encontrará más de un importante tema de debate a lo largo de la historia. Para mí, esos detalles que dan que pensar son el aspecto más positivo de esta obra.

                Como resumen, diré que, aunque no es una mala novela, esperaba algo más. Quizás tenía unas expectativas demasiado altas al saber que había ganado varios premios importantes del mundo de la ciencia-ficción como el Locus, Nébula y Arthur C. Clarke. Es cierto que la idea general es muy buena, pero el desarrollo me ha parecido lento en algunos pasajes y aburrido en otros. Incluso hay algunas partes que me han resultado confusas, no sé si por un fallo de la traducción o por una narración enrevesada. Por otra parte, he echado en falta algunos giros argumentales más, ya que la línea de acción es bastante plana. Casi se puede saber desde el principio de dónde viene la historia, y adónde se dirige.