miércoles, 27 de julio de 2016

Donde los escorpiones, de Lorenzo Silva

                Donde los escorpiones es, hasta el momento (2016), la última entrega de la serie “Bevilacqua y Chamorro”, del escritor madrileño Lorenzo Silva. La novela tiene 352 páginas de extensión.
                Respecto a los protagonistas y al estilo de esta novela negra, poco puedo decir que no haya dicho ya: el subteniente de la Guardia Civil Bevilacqua y la sargento primero Chamorro, junto con el resto de compañeros del cuerpo que ya aparecían en anteriores entregas, siguen siendo quienes hacen avanzar la historia. Ambos –y me refiero sólo a ellos dos porque son, sin duda, los principales personajes-, están más envejecidos, más curtidos, más castigados por la vida, más pesimistas y decepcionados, aunque se lo toman con deportividad. Bevilacqua, una vez más, vuelve a ser el narrador, el que contagia la historia con su visión, pensamientos y creencias. El resto de personajes, pese a tener menos relevancia, están construidos con esmero y tienen su propia historia, realista y alejada hasta cierto punto de los típicos clichés.
                El ambiente es lo novedoso de esta historia. Como es natural, y con eso no estoy explicando más de lo que me corresponde, todo comenzará con un muerto. Pero esta vez, el susodicho es un militar español que estaba ejerciendo sus funciones en la base española de Herat, en Afganistán (de ahí el título de la novela), y ahí es donde habrán de desplazarse a investigar. Sin duda, la recreación tanto del entorno como de la forma de vida en una misión de este tipo, es ejemplar, fruto de una buena labor de investigación que me consta hizo el autor en el propio terreno. Pero también ahí es donde está una de las flaquezas de esta historia: que el ambiente cobra demasiado protagonismo. Tanto, que ensombrece lo que debería ser el núcleo principal de la historia, a saber: la investigación de un asesinato. De hecho, los principales protagonistas de esta historia, bajo mi punto de vista, son dos: el ambiente y la burocracia. Muy bien descritos ambos, y muy realistas. Aunque no conozco al dedillo los protocolos de investigación de la Guardia Civil, y menos aún en relación con otro Cuerpo como el Ejército, supongo que se ajustan bastante a la realidad. Pero la exactitud y puesta bajo los focos de esos dos detalles, deja la historia principal como secundaria. Al final, la sensación es la de ver un documental sobre cómo se vive en una misión internacional militar en terreno hostil, y cómo se lidia con la burocracia de una investigación cuando hay varias personas  con las que tratar pertenecientes a distintos países. Llega un momento en que lo que se hizo y por qué se hizo parece ser lo menos importante, mientras que el equipamiento de la base y la vida militar pasan a primer plano.
                Aunque está en línea con las anteriores entregas de la saga, no considero que sea la mejor. Incluso diría que es una de las peores (lo que no quiere decir que sea mala). Sin embargo, la lectura es igual de amena y, siendo justos, está muy conseguido por parte del autor lo de trasladar al lector a ese lugar donde ocurre la historia.
                Otro punto que aleja esta novela de la perfección, para mi gusto, es cierta forma de maniqueísmo que se deja entrever en las anteriores entregas, pero que aquí se ve con más claridad: pese a los defectos que se atribuyen a los personajes y a la subjetividad que otorga la narración en primera persona, queda un trasfondo en el que cada personajes es bueno o malo, sin matices. Y, por otra parte y relacionado con lo anterior, resulta poco creíble el exceso de profesionalidad tanto de la Guardia Civil como del Ejército. No quiero decir que en la vida real no haya profesionales ahí, sino que el autor ha llevado sus virtudes a un extremo que resulta poco creíble para un ser humano común y corriente (y aquí me voy mojar diciendo que hablo con conocimiento de causa, como seguramente podrían corroborar los que analicen esta obra y estén dentro de esos mundillos).

                En resumen, la lectura me ha enganchado, pero una vez terminada, y pese a haber aprendido algunas cosas interesantes sobre misiones en el extranjero, la historia de la investigación queda bastante floja. Si bien es cierto que en toda la serie las investigaciones no resultan espectaculares, lo cual añade realismo a la historia, en ésta en concreto ha quedado excesivamente por debajo de mis expectativas.

viernes, 22 de julio de 2016

Hyperion, de Dan Simmons

                Con 624 páginas, Hyperion es la primera parte de la tetralogía “Los cantos de Hyperion”, escrita por el estadounidense Dan Simmons. Publicada en 1989, ganó los premios Hugo y Locus.
                Desde hace tiempo, el género de ciencia-ficción es considerado por muchos como un subgénero, como literatura de segundo orden enfocada a un público minoritario y friki (aunque últimamente está cambiando esta perspectiva). Sin embargo, yo opino también desde hace tiempo que los escritores de este género (al menos los buenos), no sólo crean literatura de calidad, sino que además, haciendo uso de la mejor herramienta que tiene este género: la libertad de imaginar cosas que no existen, o que no existen aún, logran una de las funciones que más me gusta de la literatura: la de llevarte a lugares desconocidos, donde las reglas no son las que conocemos, y donde casi todo es una sorpresa. Digo esto aquí porque Hyperion es ciencia-ficción de la buena, de la que cumple a la perfección ese cometido.
                ¿Qué encontramos en Hyperion? En esta novela futurista, el ser humano ha abandonado la Tierra natal por necesidad, hace varios siglos. Se ha creado una red de mundos colonizados, y se ha avanzado enormemente en los viajes espaciales, haciendo múltiples referencias al efecto ya pronosticado por Einstein sobre lo que sucedería con el tiempo al desplazarse a velocidades cercanas a la de la luz. Dicho efecto tiene un papel muy importante dentro de la historia, ya que las localizaciones que aparecen están muy distantes entre sí.
                Hyperion es un planeta que está en la periferia de los mundos colonizados, y que cuenta con varias peculiaridades que lo convierten en un planeta distinto a lo que se considera “normal” en otros planetas. La historia trata de una comitiva de siete personas enviadas a Hyperion a realizar una peregrinación, con objeto de desentrañar algunos de sus misterios, principalmente el del Alcaudón, un ser que atemoriza a todo ese planeta.
                La trama trata sobre la historia de cada uno de esos personajes, que son presentados según su ocupación: un sacerdote, un poeta, un profesor, un soldado, un cónsul, una detective y un templario. A través de cada una de sus historias, se va conociendo no sólo a los personajes, sino también las rarezas del planeta y por qué deben visitarlo juntos. A la vez que realizan el viaje, cada cual expone la historia que lo ha llevado ahí, mezclando de esta forma el presente de todos juntos con el pasado de cada uno de ellos.
                Los personajes están muy bien construidos, de tal forma que Hyperion es un recopilatorio de historias muy distintas, pero unidas por un nexo común. Cada personaje es protagonista de una historia distinta, que trata un tema determinado. Tenemos una historia policiaca, una historia de aventuras, una historia de amor platónico, un drama familiar… y una historia de terror de trasfondo. Todos esos ingredientes encontramos en Hyperion.
                Los temas que trata la obra son múltiples. A mí me han llamado la atención los efectos sobre las personas de la teoría de la relatividad, que, tal como se veía en la reciente película Interstellar, provoca que un viaje de algunos días para una persona sean varios años para las personas que no han realizado el viaje, y cómo afecta a las personas vivir esa experiencia. También me cautivaron el tema de los efectos de la colonización, la homogeneización de la cultura y los problemas de los descubrimientos para los que la ciencia no tiene explicación.
                El ambiente también es múltiple, y muy conseguido. La historia transcurre en varios mundos distintos, cada cual con sus peculiaridades, que también influyen directa o indirectamente en los personajes que allí habitan, y está muy bien reflejado. Algunos detalles técnicos que los personajes (obviamente) dan por supuestos, tarde o temprano quedan explicados, con lo que la ignorancia del lector es sólo momentánea. Hay múltiples guiños del autor a distintos temas, por ejemplo el título, sin ir más lejos,  que corresponde a un poema de John Keats, poeta británico del siglo XIX, del cual también se habla dentro de la novela.
                El ritmo es otro de los puntos fuertes de esta novela. Poco a poco se van revelando detalles sobre las incógnitas que esconde el planeta, y a la vez van surgiendo nuevos misterios con cada historia.
                Un único “pero”, aunque no es tal: la novela queda inconclusa, es decir, que hay que seguir con la siguiente. Es como si fuera el planteamiento inicial, quedando aún por venir el nudo y el desenlace. Es por eso que hay que seguir leyendo para valorar toda la historia, cosa que haré pronto.

                Como resumen: la recomiendo. Todo está muy bien construido y el autor hace volar la imaginación del lector. La sensación que me queda tras la lectura es la de haber leído varias novelas, o haber pasado un rato con las historias de Las mil y una noches, pero en un ambiente futurista.