miércoles, 28 de diciembre de 2011

El caballero de la armadura oxidada, de Robert Fisher

            Nos encontramos ante uno de los muchos libros que hay en el mercado sobre motivación y autoayuda. El autor, aparte de este título, que fue el primero, publicó algunos más con la misma temática. Sin embargo, la mayor parte de la obra de Robert Fisher se encuadra dentro de la comedia, ya que escribió numerosos guiones tanto para radio como para televisión, aparte de teatro y musicales.

Las obras de motivación y autoayuda han tenido un importante auge durante la última década. En este caso, “El caballero de la armadura oxidada” es una obra escrita como un cuento, donde se narran las peripecias de un caballero medieval que ha quedado encerrado dentro de su armadura, y la historia es el viaje iniciado por el caballero en la búsqueda de liberarse de esa armadura.

Con un tono irónico tanto en la narración como en las conversaciones, todo el cuento está plagado de metáforas y simbolismos. La armadura significa la pérdida de contacto con el mundo exterior, el dragón simboliza un obstáculo, etc. Muy parecido a los muchos escritos similares que hay respecto a esta temática. Sirvan por ejemplo “La buena suerte”, “¿Quién se ha llevado mi queso?” o “La isla de los cinco faros”. Si partiera sin conocimiento previo sobre los autores, creería que todos esos escritos han sido hechos por el mismo autor. Y es que cuando se leen varios cuentos de este estilo, se llega a adivinar el patrón que siguen:

-Parten de un fundamento o ley básica de Economía/Marketing/Psicología cuyo incumplimiento provoca problemas al protagonista (pueden ser varios).
-Se elabora un cuento que gira en torno a la búsqueda de dicha ley o fundamento. Se escogen ingredientes típicos de los cuentos, incluidos estereotipos (mago sabio, lechuza sabia, bosques, caballeros, dragones, castillos, animales que hablan…)
-Se sigue el viaje del héroe desde los problemas que le acarreaba el incumplimiento hasta el descubrimiento de la ley o fundamento, lo cual provoca su transformación y la realización personal.

            En general, aunque no me disgustan este tipo de escritos, soy partidario, en contra de lo que otras veces digo, de que se pueden resumir en cinco líneas enumerando las leyes cuya enseñanza intenta transmitir y ahorraría mucho tiempo de lectura. El problema es que haciéndolo así, el autor no tendría libro que vender. Pero ello lo digo desde mi punto de vista de adulto, y para no restar mérito a este tipo de historias, soy consciente de que como cuentos para niños están muy bien conseguidos, pues todos esconden una moraleja muy útil y muy educativa. De todas formas, no se está descubriendo nada nuevo, pues existe desde hace siglos “El conde Lucanor” de Don Juan Manuel, compendio de cuentos con moraleja que han pasado a formar parte de la cultura popular.

            En todo caso, esta historia son 30 páginas amenas de leer que pueden llegar a proporcionar algunas ideas interesantes. Es el típico discurso que tanto gusta a los directivos de empresas que van tan estresados en la vida que no son conscientes del paso del tiempo ni de lo que pasa a su alrededor, y con el tiempo dedicado a esto, logran sacar la cabeza por un momento y mirar a su alrededor. Discurso que escuchan y dos días después vuelven a su vida de estrés y horarios estrictos, olvidando las leyes aprendidas.

            Otro ejemplo de historias de este tipo, aunque algo distintas, son las que escribe Paulo Coelho, así que me pondré dentro de poco con su última obra, lo que me dará pie a comentarla y de camino, meterle mano a todo lo que me he leído de él, que no es poco.

            Como conclusión, un cuento ameno y rápido de leer, que sólo enseña algo a aquellos cuya vida es tan estresante que no ven más allá del trabajo, y que puede mantener entretenidos a los niños, pero que no aporta nada más al resto de personas no encuadradas en ninguno de esos dos tipos.

            El caso es que los que escriben historias de este tipo, se forran. Interesante.

viernes, 23 de diciembre de 2011

El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde, de Robert L. Stevenson

                Esta historia es tan conocida que ha pasado a formar parte de la cultura popular. Sin embargo, al terminar su lectura, he recordado las enseñanzas del jefe de bomberos de “Fahrenheit 451” cuando decía (no recuerdo las palabras exactas) que la sociedad buscaba los libros ya digeridos, que no había necesidad de leer cuatrocientas páginas si el argumento se podía resumir en dos líneas. Esas dos líneas son la enseñanza que busca la gente, el núcleo de la historia. Lo peor es que mucha gente actualmente lo ve así, pero por suerte para mí y para la mayoría – incluyendo a la totalidad de las personas que disfrutamos con la lectura – el jefe de bomberos estaba totalmente equivocado. Esas dos líneas son el residuo de la obra, pero el verdadero placer es el camino recorrido, no la meta. La lectura de esta obra es un claro ejemplo.
                Si cuento el final para ilustrar (en contra de lo que pretendo hacer en este blog), podría decir que esta obra trata sobre un  doctor que elabora una pócima que, al consumirla, hace que se transforme en otra persona, un monstruo malvado que sólo se dedica a hacer el mal. Ése sería el resumen, y muchos dirían “Ya me he ahorrado leer una historia de 70 páginas, ya sé de qué va”. Craso error. Esta obra va mucho más allá. El hecho de conocer el final no significa que todo el jugo de la obra esté ahí. Hay más, mucho más.
                Por ejemplo, hay una historia con abundante misterio (aunque tengo que reconocer que la mayor parte de ese misterio y la tensión que podría generar, se ve eclipsada por el hecho de saber a qué se debe todo, esta es la parte mala de conocer previamente la historia). El ambiente de ese Londres tétrico y oscuro recuerda mucho a la obra y la época en que Arthur Conan Doyle dio vida a Sherlock Holmes, y evoca ese extraño romanticismo de niebla, oscuridad y calles donde en cada esquina acecha una amenaza. El autor consigue crear ese decorado donde tendrá lugar la historia y sumerge al lector dentro de ese ambiente.
                El narrador sigue a Utterson, un notario amigo de un tal Doctor Jekyll que le confía un extraño testamento. Dicho testamento del doctor a favor de un tal Mr. Hyde provoca la curiosidad del notario, que irá descubriendo poco a poco la relación del doctor con Mr. Hyde, así como la personalidad maléfica de éste último.
                La historia sigue de forma lineal hasta llegar a un desenlace incomprensible para el protagonista. Entonces la historia sigue y concluye con la lectura de dos cartas: una de un doctor amigo tanto del protagonista como del Dr. Jekyll y otra carta redactada por el propio Dr. Jekyll, donde explica el porqué de cada uno de los incidentes que van sucediendo sin explicación a lo largo de la historia.
                Como indiqué anteriormente, es una obra de misterio,  el cual se ve resuelto al final. El tema, más allá de la superficialidad de los hechos ocurridos, va tomando forma al final, con la carta del Dr. Jekyll, sin duda la mejor parte de la obra. Ahí quedan explicados todos los hechos, así como la motivación de los mismos, y esta parte, escrita ya desde el punto de vista del doctor, me ha parecido soberbia. Habla de tantas cosas que es imposible resumirlas todas: habla de la dualidad del ser humano (al igual que hacía Herman Hesse en “El lobo estepario”), habla de la imagen que se proyecta hacia la sociedad, de los comportamientos éticos, del deseo de mejorar, de la lucha entre el bien y el mal… entre otras cosas.
                Es por ello que, dado lo mucho que hay escondido en tan pocas páginas, recomiendo encarecidamente su lectura (yo me la terminé en una tarde). Al igual que sucede con Drácula de Bram Stoker, una vez leído, queda bien claro que cualquier resumen o película, no es más que una ínfima parte de lo que se puede sacar de la lectura.

martes, 20 de diciembre de 2011

El hombre del lago, de Arnaldur Indridason

                Esta novela policiaca cuenta con varios detalles curiosos que me han sorprendido. Uno de ellos es que el autor, islandés, ha ambientado toda la historia en su singular país, el cual no he visto reflejado en ninguna otra obra literaria que haya pasado antes por mis manos. Otro detalle es la visión de una parte de la Guerra Fría desde el punto de vista islandés.
                La historia comienza con el descubrimiento de un esqueleto en un lago junto a aparatos de transmisión rusos. El inspector Erlendur, protagonista de otras obras del mismo autor, es quien se encarga de la investigación. La narración, en tercera persona, va siguiendo una trama lineal, acompañando los pasos del inspector y sus compañeros durante sus pesquisas. En un momento dado, la historia se divide y aparece una historia nueva, anterior en el tiempo. La historia es de un estudiante islandés que estudió en la Universidad de Leipzig antes de la caída del muro de Berlín. A partir de este momento, ambas historias irán avanzando hacia un final en que se encajarán y se unirán formando el desenlace.
                Pese a que no hay grandes dosis de acción, la novela es muy amena de leer. El ritmo pausado y sin grandes sobresaltos se ve condimentado con los detalles de la vida personal de los personajes. Una vida turbulenta, en especial la del inspector. Son esos pequeños detalles, junto con los lugares y las personas que se describen, los que dan retazos de la vida en Islandia, y ahí es donde radica, en mi opinión, uno de los puntos fuertes de esta historia.
                La historia cuenta con gran parte de los ingredientes de cualquier novela negra, y el protagonista, separado, con dos hijos problemáticos, una vida desordenada y un trauma infantil, es un arquetipo de protagonista de este tipo de historias.
                A lo largo de sus 349 páginas, el autor, con su peculiar forma de explicar misterios del pasado resueltos en el presente, lleva al lector a su terreno y lo acompaña paso a paso por la investigación. Los personajes están muy bien construidos. Cada cual tiene su propia personalidad, inquietudes y problemas bien definidos. Por el contrario, el ambiente es escaso en descripciones, y aunque se hacen numerosas alusiones directas e indirectas respecto a las inclemencias meteorológicas del país – lo cual condiciona gran parte de la vida de los personajes -, no es tan descriptivo con los lugares como lo es con las personas. En todo caso, eso no es un defecto, sino más bien el estilo propio del escritor, centrado más en las personas que en lo que las rodea.
                Esta novela, recientemente publicada en castellano, es una de las pocas del autor que podemos disfrutar en nuestro idioma, pues actualmente hay algunas más, también con el inspector Erlendur como protagonista, que aún no han sido traducidas y/o publicadas. Esperemos que con el auge actual de la novela policiaca, no tarden mucho en llegar.

martes, 29 de noviembre de 2011

Los detectives salvajes, de Roberto Bolaño

            Nos encontramos ante un escrito complejo, denso, dífícil de leer. El autor chileno recibió entre otros, el premio Herralde por esta obra.

            La novela está dividida en tres partes: la primera es el diario de un joven estudiante llamado García Madero, el cual entra en contacto con un grupo de poetas que siguen una corriente denominada “real visceralismo”. La segunda parte –la más extensa- cambia de enfoque y pasa a ser una narración con múltiples narradores, en la que cada uno de ellos cuenta, en primera persona, no sólo su vida, sino los acontecimientos, a través de sus ojos, relacionados con dos poetas llamados Arturo Belano y Ulises Lima. Cada uno de los narradores indica siempre algún detalle de su relación o el momento de la vida en que dichos poetas aparecieron en su vida, aunque sea fugazmente. En este momento, la complejidad de la obra alcanza altas cotas, pues se genera bastante confusión dada la cantidad de personajes que aparecen, junto con el cambio de narrador.

La trama, aunque es principalmente lineal, también hace algunos retrocesos en el tiempo, lo que aumenta aún más la dificultad para el lector de asimilar la historia que se cuenta.

Por último, en la tercera parte, se vuelve a hacer un retroceso en el tiempo y vuelve al diario del joven, con el que concluye la historia.

La lectura es complicada y en algunos momentos hará al lector reflexionar sobre quién es cada personaje e incluso volver hacia atrás para poder seguir el hilo de la historia, pero pese a ello, ahí radica uno de los puntos fuertes de esta obra: la perfecta definición de cada personaje, poder ver dentro de cada uno de ellos. Especial mención para los dos poetas protagonistas, que son el nexo de unión de toda la historia. El detalle radica en que ellos no aparecen nunca como narradores, sino que lo que se sabe de ellos es a través de la percepción del resto de personajes.

Otro detalle interesante de esta obra es el título, pues conforme se avanza en la obra, cada vez parece tener menos sentido, pero cuando se acerca el final es cuando se sabe por qué la historia se llama “Los detectives salvajes”.

El peculiar estilo del autor hace que la lectura sea amena, si bien algunos personajes se exceden y dan un poco el coñazo con tecnicismos literarios o listas interminables de escritores latinoamericanos o tendencias literarias. Pese a todo, el ritmo de la narración es fluido y no decae a lo largo de las 622 páginas que tiene esta obra.

En cuanto al ambiente, está muy determinado por cada uno de los personajes, y aunque la mayor parte de la historia transcurre en México, también hay partes de la historia que tienen lugar en otros países de Latinoamérica, así como en Estados Unidos, Israel, Francia, España y algún país de África.

Tras acabar la novela, no da la sensación de haber leído una historia, sino varias, cada una de las cuales es una pieza de un puzle que encaja de alguna forma con las demás. Dicho puzle, que se verá completo al final y no antes, es la historia subyacente de la novela.
Una gran obra y un excelente ejercicio literario, aunque, por poner alguna pega, diría que es fácil perderse entre la amalgama de personajes y perder el hilo. Requisito imprescindible para disfrutarla es estar totalmente concentrado en la misma.

lunes, 24 de octubre de 2011

Ensayo sobre la ceguera, de José Saramago

                ¿Qué sucedería si una epidemia de ceguera empezara a afectar a la raza humana? Esa es la pregunta que se hizo José Saramago antes de empezar esta obra, y es la base de la historia que en ella se narra.
                Todo comienza con una persona que, esperando dentro de su coche que el semáforo cambie a verde, pierde la visión. A partir de ahí, empieza una epidemia que, poco a poco, irá convirtiendo a la gente en otro tipo de personas al verse privados del sentido de la visión.
                La trama es lineal, la historia va evolucionando y es descrita tal como van sucediendo los hechos en tiempo real. El narrador cuenta la historia de forma objetiva, si bien en determinados momentos se permite el lujo de añadir sus juicios de valor, o bien describe situaciones de forma irónica, o añade algún chiste, dejándose ver, haciendo patente que la historia es suya y la cuenta como a él le viene en gana, que él es un ente superior y está por encima de todo. Ello no impide, sin embargo, que todo sea descrito sin escatimar detalles, con un realismo que en determinadas partes de la obra resulta sobrecogedor.
                En esta novela, llama la atención el detalle de que no aparece ningún nombre, sino que cada uno de los personajes es conocido por algún rasgo distintivo, y además, esos personajes están tan bien caracterizados y diferenciados que cuando hay algún diálogo, sin decir quién habla, el lector lo sabe perfectamente. Otro punto a tener en cuenta respecto al estilo, y que puede ser una dificultad hasta que el lector se habitúa a ello, es el ritmo de la narración. El autor hace poco uso de los signos de puntuación (comas, paréntesis, puntos y aparte, exclamaciones, interrogaciones y otros recursos), que al principio hace difícil su lectura, pero conforme se va avanzando, esta forma de escritura la va percibiendo el lector de forma natural, lo que consigue al final una lectura entretenida que hace fácil la inmersión dentro de la historia.
                A pesar del realismo con que se describen las situaciones, la obra tiene implícito un análisis sociológico intenso, que va más allá de las descripciones, es decir, que está basado en la impresión que deja en el lector lo que está sucediendo. En este aspecto es donde la obra alcanza su genialidad. Es parecido a lo que se siente al leer “La Carretera” de Cormac McCarthy, una descripción de un ambiente que envuelve y que hace asimilar que más allá de lo que se percibe, hay una historia con un trasfondo mucho más profundo, casi filosófico. Y en este caso, además, sirve como añadido el estudio de cómo sería un mundo en que todos los seres humanos están ciegos. Situaciones de lo más normal para la persona que ve, se convierte en un caos para un mundo lleno de ciegos.
                La deshumanización a la que se llega a través de la ceguera, no es más que una metáfora de lo que sucede realmente en el mundo actual. Esa es una de las conclusiones que se extrae de esta novela cuya lectura no dejará a nadie indiferente.

jueves, 6 de octubre de 2011

Las amistades peligrosas, de Pierre Choderlos de Laclos


            Esta novela escrita durante el siglo XVIII, narra en forma de cartas intercambiadas entre todos los personajes una historia de amor, celos, traición y manipulaciones maquiavélicas.       
            Decir que el tema principal es el amor, es quedarse corto. Esta obra es una radiografía del proceso de seducción, del funcionamiento del amor, de la naturaleza de los sentimientos profundos. No son pocos los razonamientos filosóficos acerca de los sentimientos, así como del comportamiento de los amantes.  Dichos razonamientos sirven como condimento a una historia cuyo desenlace final dejará perplejo al lector.
            Los personajes, pertenecientes a la clase alta y a la aristocracia francesa, irán evolucionando a lo largo de la historia, la cual se va enredando hasta formar una maraña en la que todos ellos quedarán atrapados. Esa maraña se iniciará con los protagonistas principales de la historia, la marquesa de Merteuil y el vizconde Valmont, antiguos amantes, personajes libertinos que se proponen llevar a cabo una serie de acciones cuyas consecuencias serán imprevistas.
            Toda la historia está contada a través de las cartas que los personajes se envían entre ellos, ordenadas cronológicamente. En un lenguaje formal, el argumento va tomando forma y se va mostrando la evolución de los personajes en función de los acontecimientos que van sucediendo.
            Los escenarios físicos, en esta obra quedan relegados a un segundo plano en beneficio de los escenarios psicológicos. Todas las cartas, escritas en primera persona, van mostrando el interior de cada uno de los personajes: sus deseos, sus motivaciones, sus principios personales. Las diferencias entre cada uno de los personajes irán siendo poco a poco reveladas. Respecto a este punto, merece especial reconocimiento la tarea del autor, que ha sabido diseñar a cada uno de los personajes con sus defectos y sus virtudes, y con una personalidad muy bien definida y representada a través de sus actos y sus reflexiones.
            Aunque no es la única obra del autor, sí es la más reconocida. Varias adaptaciones cinematográficas han llevado la historia a la pantalla con mayor o menor éxito, aunque sin duda,  el gran atractivo de esta obra, más allá de la historia contada, es cómo está contada. Los detalles, las reflexiones, los pensamientos que no se pueden mostrar en la pantalla, son la mayor grandeza de esta novela. En este caso, una vez más, el libro supera a la película. La representación mental de la historia contada en el libro tiene mayor riqueza que las imágenes precocinadas que ofrece la pantalla. En cualquier caso, es fácil disfrutar de esta historia, no importa la forma en que se muestre. Para quien no la conozca, seguro que no le dejará indiferente.

lunes, 19 de septiembre de 2011

La conjura de los necios, de John Kennedy Toole

            La novela comienza con una cita del autor de “Los viajes de Gulliver” que dice lo siguiente: “Cuando un verdadero genio aparece en el mundo, lo reconoceréis por este signo: todos los necios se conjuran contra él”. Esta cita, sin duda, está bien encajada en esta obra, sobre todo por la turbulencia que sufrió esta obra hasta verse publicada. Escrita en 1962, tras su paso por distintas editoriales, no vio la luz en las librerías hasta casi dos décadas después. Para entonces, el autor ya se había suicidado, posiblemente por su incomprensión como escritor. Fue el esfuerzo posterior de su madre, ella fue la responsable de que esta obra esté actualmente disponible para cualquiera.

            El protagonista de la obra, Ignatius, es un compendio de todos los defectos que se pueden atribuir a un ser humano: es gordo, hedonista, egocéntrico, egoísta, testarudo, cobarde, holgazán, codicioso… y un largo etcétera. Como única virtud tiene una formación universitaria que le ha dotado de una facilidad de palabra y expresión que, junto con lo disparatado de sus argumentos, hacen una mezcla explosiva que sorprende al lector en todo momento.

            El resto de personajes de la obra son, al igual que el protagonista, seres tristes y decadentes en los que se pueden apreciar rasgos de la personalidad humana que a cualquiera le resultarán alarmantemente comunes.

            Con un estilo depurado y directo, el narrador cuenta la historia de una forma objetiva, dejando al lector la tarea de interpretar los hechos. Algunos incisos en la trama son introducidos por los textos escritos en primera persona por Ignatius, donde el alma del protagonista se va desnudando poco a poco dejando ver la miseria que hay escondida. Digo miseria porque es difícil coger cariño a un personaje como éste, que reúne todas las cualidades contrarias a las que tendría cualquier héroe. Es un antihéroe perfecto.

            La historia transcurre en Nueva Orleáns, terreno del que el protagonista se vanagloria de no haber abandonado nunca en sus treinta años de vida, salvo en una ocasión desastrosa cuya historia repite una y otra vez. Se nos dibuja así una ciudad decadente con unos personajes igual de decadentes, que van interactuando entre ellos tejiendo una historia que es, a la misma vez, divertida, imprevista, graciosa y grotesca.

            El estilo del autor hace que la lectura sea fácil. Las descripciones son correctas, ofrecen los detalles justos para causar el impacto que se desea en el lector. Y la personalidad de los personajes, esa amalgama de formas de pensar y de vivir, es quizá el punto más fuerte de esta novela. Presentados con un estilo caricaturesco, dejan ver la realidad que se esconde detrás de ellos, sus motivaciones y sus anhelos. Esta cualidad, la de mostrar una sociedad con todos sus defectos y no con sus virtudes es, posiblemente, el motivo de que la obra no fuera publicada en un momento en que la imagen del país que se pretendía dar no estaba acorde con lo que el autor describía. De cualquier forma, el tiempo ha hecho justicia y hoy día podemos tener entre nuestras manos esta interesante historia que a cualquiera hará pasar un rato agradable y que despertará no pocas sonrisas en los rostros de los lectores. Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia… o no.

jueves, 1 de septiembre de 2011

La biblioteca de los muertos, de Glenn Cooper

   
            Nos encontramos ante una obra concebida para llegar a ser un best-seller. El tema de la misma nos deja bien claro cómo se ha construido. En una coctelera se ponen los siguientes elementos:

            -Un agente del FBI
            -Unos asesinatos al parecer producidos por un asesino en serie que envía postales indicando el día en que morirán
            -El Área 51
            -Nueva York y Las Vegas como escenario, con ligeros toques de apuestas y trampas en casinos
            -Un yacimiento arqueológico en una abadía en Inglaterra
            -Un poco de sexo que incluye mujeres despampanantes

            Se mezcla todo eso y sale “La biblioteca de los muertos”. ¿Qué nos encontramos en esta obra? Pues nos encontramos con unos personajes estereotipados hasta la saciedad, apenas desarrollados, que cumplen su función sin pena ni gloria (el banquero avaricioso y rico con una mujer supermodelo, la empleada de hogar sudamericana, la agente novata, el protagonista a punto de jubilarse que pasa de todo, pero que es un compendio de virtudes, pese a sus vicios, y cuya inteligencia supera cualquier obstáculo, etcétera).

            La historia, contada por el narrador en tercera persona, se centra en la investigación llevada a cabo por Will, agente del FBI experto en casos se asesinatos en serie, en el que se supone que será su último caso antes de la jubilación. Para ello contará con la ayuda de una novata, Nancy, recién salida de la academia. La historia cuenta a su favor con un ritmo rápido, los hechos van sucediendo continuamente, y se ven mezcladas ciertas visiones del pasado que van explicando algunos misterios de lo que sucede en el presente. Poco a poco, la madeja se va desenrollando y la historia queda al descubierto.

            La sensación que deja la lectura de esta obra es que, pese a tener algún elemento innovador (su visión sobre lo que sucede en el Área 51) y que es relativamente fácil de leer, no aporta nada nuevo. Sólo una historia más de la que se podría hacer una típica película americana de una investigación complicada, con persecuciones, tiroteos y todos esos ingredientes típicos de los miles de películas iguales que ya hay en el mercado. Mención negativa para algunos hechos importantes de la historia que suceden por casualidad o situaciones forzadas que anticipan al lector que algo sucederá a continuación. Este hecho resta mucha calidad a la historia.

            Literariamente, es mediocre. Como dije anteriormente, los personajes son apenas esbozos de estereotipos. No se ve claramente su personalidad y carecen de profundidad. En cuanto al entorno, tampoco el autor ha sido muy descriptivo, dejando al lector la parte de imaginarse Nueva York y Las Vegas como si fueran lugares mundialmente conocidos y todos hubiéramos nacido, crecido y vivido allí. Como si lo conociéramos de toda la vida.

            El estilo del autor, acostumbrado a escribir guiones, queda patente en esta obra que bien podría ser un guión modificado y adaptado a una novela. Ameno de leer, pero nada más.
            Con esta primera obra del autor, convertida en best-seller, tal vez estemos ante un nuevo Dan Brown que intenta componer sus obras mezclando misterios arqueológicos con investigaciones policiales y tiroteos. Obra buena para el entretenimiento, pero mala para el que busca belleza en las letras.

martes, 30 de agosto de 2011

Puerta al verano, de Robert A. Heinlein

            Imagina que pudieras viajar al futuro para dejar atrás un presente que no te gusta, y encontrarte con un mundo nuevo más emocionante y con nuevas posibilidades. Imagina que pudieras viajar al pasado para preparar tu futuro como un pastel que se deja en el horno, y volver a ese futuro en que el pastel ya está hecho y listo para consumir.

            Los viajes en el tiempo son el tema principal de “Puerta al verano”, escrita por el maestro de la ciencia-ficción Robert A. Heinlein y publicada en 1956. Como siempre, el autor juega con la realidad y describe su propia predicción del futuro, mostrando su visión de la sociedad en 1970 y en año 2000, lejos de la fecha en que escribió.

            El protagonista, un ingeniero que se dedica a diseñar máquinas que realicen tareas domésticas, nos cuenta en primera persona la historia. Dicha historia, con numerosos toques de humor, incluye traiciones, venganzas, reflexiones sobre el futuro y los viajes en el tiempo, romance y hasta conversaciones con Petronius, el gato del protagonista.

            El autor, un visionario, describe en esta obra, entre otros, y con muchos años de adelanto, el funcionamiento de un robot del tipo que se está comercializando desde hace poco, el robot que se usa para barrer la casa, con un nivel de detalle que hace pensar que en su época ya existía. Al igual que sucede con las obras de Julio Verne, muchas ideas y proposiciones de Heinlein, pese a ser totalmente imaginarias, han visto o verán la luz con el paso de los años. De cualquier manera, el autor no pretende hacer de profeta, sino mostrar una historia que entretenga al lector y le haga plantearse ciertas cuestiones. En este caso, desde mi humilde punto de vista, la obra no alcanza la calidad de otras del mismo autor como “Forastero en tierra extraña”, que considero una obra maestra por las proposiciones sociales y religiosas  que plantea, o “La Luna es una cruel amante”, donde también se hacen unas proposiciones sociales y políticas muy interesantes. En este caso, el tema es totalmente distinto.

            La historia es la de un hombre que no encuentra su lugar en el mundo y se propone jugar con el tiempo para encontrar su “Puerta al verano”, metáfora de la realización personal y del hogar. Un relato interesante que, conforme va avanzando, se convierte en una bella historia al llegar a su final, con un desenlace que a más de uno le dará que pensar.

            Fácil lectura y trama interesante en la que los hechos se suceden sin saber lo que sucederá a continuación, esto es lo que se puede esperar de “Puerta al verano”, una novela bien elaborada que deja muy buen sabor de boca y que consigue atrapar al lector con su historia. Por ser un poco puntilloso con la obra, destacaría la candidez del protagonista, que pese a su desarrollado intelecto tal como nos demuestra página tras página, al principio peca de inocente, cosa poco comprensible cuando se avanza más en la historia y se ve cómo es en realidad. Es el único pequeño fallo que he encontrado. Por todo lo demás, me alegro de cada una de las horas que le he dedicado a esta lectura. Heinlein aún sigue sin defraudarme.

jueves, 25 de agosto de 2011

Cartero, de Charles Bukowski

            Al empezar a leer “Cartero”, resulta impactante desde el principio, tanto por la historia como por la prosa utilizada. El protagonista, Henry Chinaski, alter-ego del autor, narra en primera persona y con un lenguaje directo y chabacano, sus vivencias desde que decide hacerse cartero y su paso a lo largo de los años por el servicio postal de los Estados Unidos.

            El protagonista, al igual que el autor, es un personaje dado a todo tipo de vicios, entre otros el alcohol, el tabaco, las mujeres y las carreras de caballos, y contagia al lector con su visión realista-pesimista de la sociedad, haciendo especial hincapié en el mundo laboral en que se desenvuelve.

            La novela es un compendio de anécdotas, de vivencias personales a lo largo de su vida laboral, en las que van apareciendo jefes, compañeros y mujeres, personas con las cuales el protagonista siempre tiene una relación controvertida, y siempre guiado por el hedonismo, el egoísmo y el alcohol, lleva al lector por un camino que resulta terriblemente conocido: el conocimiento de la condición humana, contada con pelos y señales, hasta incluyendo descripciones precisas sobre procesos fisiológicos de los que muchos autores no escriben con la intención de guardar el decoro.

            Charles Bukowski, junto con otros como Raymond Carver, forman parte del grupo de escritores encuadrados dentro del estilo conocido como “realismo sucio”, donde a base de frases cortas pero descriptivas, personajes decadentes pero humanos y situaciones impactantes pero reales, construyen una historia bien ambientada que toca alguna fibra sensible del lector, lo que hace que se sienta en parte identificado con personajes y situaciones, y afectado por las mismas.

            Esta historia en concreto es una situación límite, un continuo viaje por el borde del abismo que mantiene la tensión en todo momento, haciendo que de una situación mala se pase a otra aún peor, y cuando las cosas parecen que ya no pueden estar peor, empeoran todavía más, hasta que el lector se da cuenta de que no hay redención, no hay mejora a la vista, sino una continua supervivencia día a día.

            El tema principal, desde mi punto de vista, es la esclavitud del alma, el vivir en un mundo que no gusta, pero tampoco hay voluntad de cambiarlo. Dejarse llevar por lo que pide el cuerpo para tener algunos momentos de placer que no llegan a compensar los malos momentos, mucho más abundantes. No tener una visión ni un rumbo determinado, e ir dando bandazos por la vida esperando que una buena oportunidad caiga del cielo para aprovecharla o incluso malgastarla, sin remordimientos de conciencia y sin pensar en mañana.

            Es difícil empezar a leer “Cartero” y no volverse adicto a la historia hasta terminarla. Al acabar, es fácil pensar que no cuenta nada extraordinario, que cualquiera puede haber vivido esas experiencias, no hay que tener mucha imaginación. Y sin embargo, te atrapa. Ahí es donde reside la grandeza del autor: lo que cuenta en su historia, engancha. Y la forma en que lo cuenta es un puente directo a la mente del lector que lo hace vivir y comprender el cómo y el porqué de lo que motiva al protagonista.

miércoles, 24 de agosto de 2011

Fahrenheit 451, de Ray Bradbury

            En esta ocasión, la obra trata sobre un futuro catastrófico y caótico, donde cualquier forma de cultura, especialmente escrita, es brutalmente eliminada. El protagonista de la historia, un bombero llamado Montag, tiene por oficio la búsqueda y quema de cualquier libro que pueda existir. En esta época, los bomberos son los guardianes de la felicidad de la gente, pues desde hace años los libros están prohibidos por el Gobierno, ya que hacen a la gente pensar y, por tanto, hacer preguntas y ser infelices. Los bomberos se encargan de quemarlos.

            Esta obra, publicada en 1953, y de la cual se hizo una película años más tarde, tiene como tema principal la censura, que en este caso se justifica para poder mantener un status quo en una sociedad hedonista y consumista, donde todos sus miembros puedan ser manipulados a conciencia, y donde comportamientos tales como salir a pasear por la calle o hacer preguntas a los demás, o bien tener charlas en familia son comportamientos inapropiados y excéntricos, vigilados muy de cerca por el Gobierno. Los ciudadanos, en su ceguera, no son conscientes de que su país se encuentra al borde de una guerra, pues la información que les llega, a través de unos aparatos de televisión ultramodernos e interactivos, sólo les ofrecen información manipulada para mantener al rebaño manso.

            El protagonista, como ya he comentado, se dedica a la quema de libros, pero un día conoce a una muchacha que le hace preguntas, hecho que abre su mente y empieza a pensar y a cuestionarse su trabajo, mientras su mujer, totalmente hipnotizada por la información manipulada que recibe, no comparte sus inquietudes. A partir de ahí, la historia avanza con un ritmo vertiginoso, donde el protagonista, con sus dudas, intenta evadirse de una sociedad que no parece darle tregua y que persigue cualquier comportamiento fuera del estándar. Especial mención para la explicación del jefe de bomberos sobre cómo la sociedad fue evolucionando hasta el momento en que no hubo más remedio que prohibir los libros. Son varias páginas que impactan, pues pese a estar escritas hace ya más de medio siglo, las situaciones que plantean son de rabiosa actualidad, y muestran una evolución que, en cierto modo, se está produciendo en el mundo actual, aunque, por suerte para nosotros, no a una escala global.

            Como anécdota curiosa, esta obra que trata sobre la censura, también tuvo sus líos con la censura norteamericana, de la que no salió ilesa. Afortunadamente, las ediciones actuales se supone que son tal como las elaboró el autor.

            Fahrenheit 451 es una novela muy bien escrita, con una historia interesante, y que arroja varias ideas nuevas y puntos de vista sobre la sociedad que hacen al lector plantearse muchas dudas. Entretenida y apta para cualquiera, ya busque inquietudes intelectuales o acción. Ambos ingredientes condimentan esta novela.

martes, 23 de agosto de 2011

El corazón de las tinieblas, de Joseph Conrad

            Al adentrarse en la lectura de esta novela sin ninguna información previa respecto a tema o autor, conforme se va avanzando, quizás se puede llegar a la conclusión de que la historia es exactamente paralela a la de la película de Coppola “Apocalypse Now”, y es que esta película tuvo una de sus nominaciones a los oscar al mejor guión adaptado. Guión adaptado de esta novela publicada en 1902, mucho antes de que se produjera la guerra de Vietnam, lugar donde está ambientada la película.

            Esta novela, como tantas otras del autor, tiene como trasfondo la vida de un marinero, con lo que intenta evocar su propia experiencia en la profesión con la que viajó a lo largo y ancho del mundo.

            La historia comienza con un grupo de marineros en una embarcación en el Támesis. Empieza narrando en primera persona, desde el punto de vista de uno de los marineros, una charla entre todos ellos. En un determinado momento, uno de ellos, llamado Marlow, hace un paralelismo entre ese río en que se hallan, la gente que habita a ambos lados del mismo y una vivencia que tuvo en un río muy diferente, en el Congo. En este momento, el narrador del relato cambia y a partir de entonces la historia se cuenta desde el punto de vista de Marlow, narrado también en primera persona.

            La historia nos lleva a una expedición por un territorio salvaje, totalmente desconocido para el narrador, el cual cuando acepta el trabajo sabe que va a un lugar que no aparece en los mapas. Su objetivo es, siendo el principal responsable de la embarcación que se pone en sus manos, remontar un río y localizar a un agente de la compañía que lo ha contratado, un tal Kurtz, personaje del cual, a lo largo del viaje, el protagonista irá conociendo detalles, algunos verídicos, otros meras conjeturas de personas que lo han conocido superficialmente o que lo han visto.

            Como si de un personaje se tratara, el ambiente se nos va describiendo como algo tangible, como un ente que está omnipresente, como un enemigo contra el que tiene que luchar el narrador. Un enemigo implacable, salvaje, impredecible, desconocido. La selva impenetrable cuyos secretos ocultos son imposibles de adivinar, esos sonidos desconocidos que provienen de la misma, esos salvajes con su mirada de miedo y subordinación, y de cuyo comportamiento se puede esperar cualquier cosa, ese río que hay que remontar, doblegar, escrutar, y que en todo momento es un reto y un peligro para la embarcación, esa falta de medios técnicos y profesionales en este remoto lugar del mundo donde cualquier avería podría suponer una catástrofe… Es ese ambiente, ese entorno desconocido uno de los protagonistas de esta novela, junto con el protagonista, que en su búsqueda para completar la misión que se le ha encomendado, irá describiendo cada percepción tal como la siente, ya que es incapaz de comprenderla.

            Cuando aparece el personaje del que tantas especulaciones se hacen, Kurtz, parece haber sido influido, absorbido, controlado por ese ambiente hostil, y graba en la memoria de Marlow lo que tal vez es su descubrimiento sobre ese entorno “¡El horror, el horror!”

            En esta obra, destacan por su calidad las descripciones, tan vívidas que llegan a dar la sensación de poner frente a los ojos del lector lo que se está describiendo. Es una novela de aventuras realista, que muestra con crudeza una odisea que había empezado con una búsqueda, y acabando con un encuentro que nada tiene que ver con lo que se estaba buscando.

El dador, de Lois Lowry

            Al comenzar a leer “El Dador”, no pude evitar sentir un cierto atisbo de placer al notar una lejana semejanza con el genial “1984” de Orwell y el no menos bueno “Un mundo feliz” de Huxley. En este caso, la autora nos sitúa también en una época futura y narra en tercera persona, a través de las vivencias de un joven llamado Jonás, la estructura de una sociedad estandarizada y utópica.

            Dicha sociedad, donde todo parece estar enfocado a la felicidad de los individuos, está gobernada por unas normas de obligado cumplimiento para toda la comunidad, que facilitan la convivencia entre todos sus integrantes. Por otra parte, se han suprimido gran parte de los elementos que pueden ser nocivos para los seres humanos, tanto física como psicológicamente. Eso se consigue mediante medicación (por ejemplo para el dolor o el deseo sexual), o mediante la ocultación o desinformación para mantener la ignorancia (como sucede, por ejemplo con la muerte o liberación de los que incumplen las normas). Dando una vuelta de tuerca más, también los accidentes geográficos y la meteorología se han llegado a controlar de forma que todo lo que rodea al ser humano no pueda suponer un imprevisto.

            La autora usa un lenguaje poco complicado y bastante comprensible, sin grandes adornos literarios ni descripciones detallistas, y consigue una novela muy amena, principalmente enfocada al público juvenil. ¿Por qué digo esto último? Porque a esta obra le falta “algo”, le falta esa chispa que convierte una buena idea en una obra ejemplar.

            En este caso, tras ir averiguando poco a poco cómo funciona la sociedad en ese mundo ideal, de pronto se descubre que dicha sociedad está basada en unos principios aberrantes e insoportables, como en tantas obras de este estilo, y aquí la historia se acelera y se precipita hacia un final que me pilló de improviso diciendo ¿Ya?¿Eso es todo? Y es que la última parte de la novela deja la sensación de que se terminó con prisa, intentando darle un final, el que sea, y que no encaja con lo que se va exponiendo desde el principio. Un final desde mi punto de vista absurdo y sin sustancia, que nubla el buen punto de partida de la historia y que resta calidad a la misma, dejando un sabor agridulce del que, pese a todo, da algo que pensar.

            En resumen, una lectura entretenida de la que se podrían esperar grandes ideas que dieran mucho que pensar, pero que no lo consigue, y queda en un segundo plano respecto a otras obras de la misma temática. De cualquier manera, al no alcanzar la profundidad a la que podría haber llegado con esas ideas de partida, la convierten en una lectura recomendable para el público juvenil, que podrá hacer una aproximación a la Sociología sin tener que pasar por otras obras tal vez más complicadas y de comprensión más difícil.

            La autora, tiene otros dos títulos: “En busca del azul” y “El mensajero”, los cuales sólo tienen en común como trilogía junto con “El dador” estar ambientados en esa misma sociedad utópica.

miércoles, 27 de julio de 2011

Declaración de intenciones y normas del blog

Teniendo en cuenta la cantidad de horas que paso cada día de viaje, lo cual es un buen caldo de cultivo para el desarrollo de una de mis grandes aficiones, la lectura, comienzo mis andanzas por la red intentando aportar mi granito de arena.

Mi intención es elaborar una crítica de cada una de las obras que pasen o que han pasado por mis manos. Muchos son los años de experiencia que me avalan en el pasatiempo de la lectura, concretamente, desde que me pude sacar el carnet de la biblioteca de mi pueblo, porque desde entonces, no ha habido momento en mi vida en que haya estado sin leer alguna obra de ficción. Eso sólo dejó de cumplirse durante las épocas de exámenes de la Universidad, ya que ahí las obras que tenía entre manos eran los manuales obligatorios para pasar cada asignatura.

Con esa amplia experiencia, añadida a una pequeña formación en literatura, especialmente en el campo de la novela, intentaré publicar mis impresiones (totalmente subjetivas) sobre cada una de las lecturas que haga, sin tapujos, teniendo en cuenta mi total independencia respecto de autores, géneros o ideología. Este blog huye de la propaganda filosófica y pretende ser un espacio donde compartir opiniones.

Lejos de mi intención el hacer propaganda de obras o autores. La elección de las obras la haré como siempre he hecho: generalmente por recomendaciones de conocidos, otras veces por recomendaciones de artículos en medios de comunicación (medios de opinión según mi vocabulario).

Bien, aquí comienza mi viaje por la literatura. Espero compartir el camino con otros compañeros. En la zona de comentarios espero vuestras opiniones, recomendaciones y críticas. Siempre serán bien recibidos.