viernes, 21 de diciembre de 2012

La aventura del tocador de señoras, de Eduardo Mendoza

                La aventura del tocador de señoras es la tercera novela protagonizada por el detective anónimo creado por el catalán Eduardo Mendoza. Actualmente ya existe la cuarta novela, titulada El enredo de la bolsa y la vida.
                Mi análisis se refiere sólo a esta parte (la tercera), aunque me consta que cada novela de esta serie consiste en un caso aislado y que tienen como factor común el mismo protagonista, así que no es necesario leerlas por orden, aunque sería recomendable.
                Cuando leí Sin noticias de Gurb, del mismo autor, me pareció una historia desfasada, lejana en el tiempo, aunque me gustó el estilo del autor. Es por ello que decidí darle una segunda oportunidad, y no me ha defraudado. En comparación con la obra citada, esta historia comparte esa visión ácida, catastrofista y miserable de los personajes, así como ese toque humorístico con situaciones absurdas que se suceden una tras otra.
                El protagonista (cuyo nombre no se conoce) es el narrador, y cuenta la historia desde su punto de vista, lo que la impregna de esa candidez que convierte en absurdas las experiencias vividas por él.
                La historia debería estar encuadrada en el género policiaco, ya que se trata de un misterioso caso de espionaje empresarial en el que el protagonista se verá envuelto en contra de su voluntad.
                Todo comienza con la salida del protagonista del manicomio en el que se hallaba recluido. A partir de ahí, se verá  inmerso en una conspiración en la que no tendrá más remedio que involucrarse para su resolución.
                La trama no deja un momento de respiro, ya que los acontecimientos van sucediéndose sin tregua, con lo que el protagonista irá pasando de una situación disparatada a otra que lo es aún más, hasta llegar a un final en que todos esos disparates, entrelazados entre sí, darán lugar a la resolución del caso.
                La novela cuenta con varios detalles que dan lugar a varias lecturas. Tomándolo todo en conjunto, es una historia seria, pero sin embargo, está narrada de una forma humorística que deja unas sensación de caricatura. Por otra parte, los personajes están descritos haciendo mucho hincapié en sus defectos, y no dejan de ser clichés, de lo cual el autor obtiene bastantes recursos humorísticos. A pesar de ello, en determinados momentos aparecen unas reflexiones o conversaciones de una profundidad tal que dejarán al lector descolocado, sin saber si hay que reírse o impresionarse por lo explicado. Además, el vocabulario utilizado añade más gracia si cabe a la historia, al ver explicaciones de hechos ridículos en un lenguaje culto, o bien los intentos de racionalizar hechos banales como si se estuviera escribiendo una tesis doctoral.
                Tengo que reconocer que me he divertido leyendo La aventura del tocador de señoras, porque la novela policiaca es un género que me interesa bastante, y porque es la primera obra en la que veo el género tratado de forma humorística.
                Para todos aquéllos que han leído La conjura de los necios y les ha gustado, les recomiendo esta obra, pues veo ciertas similitudes en el estilo utilizado. Hay muchas diferencias, sin duda, pero para mí, la experiencia lectora ha sido muy parecida.

lunes, 3 de diciembre de 2012

Cinco horas con Mario, de Miguel Delibes

                Antes de esta novela, pasaron por mis manos otras dos del autor vallisoletano, las cuales no son precisamente narraciones alegres. Se trata de La sombra del ciprés es alargada y El camino. En ambas historias, la muerte está siempre presente, como una sombra acechante que inunda el relato buscando su protagonismo.  En Cinco horas con Mario, la historia comienza directamente con un entierro. Sin embargo, esta vez no aparece ese ambiente tétrico que ambientaba las otras dos novelas a que hago referencia.
                La historia está dividida en tres partes claramente diferenciadas. Hay una pequeña parte introductoria, donde se describe el entierro de Mario. Después, la parte más extensa, núcleo del relato, que es un monólogo de su mujer Carmen junto al féretro de su marido. La novela concluye con un pequeño epílogo tras el monólogo de la mujer con su marido muerto.
                Esta obra vio la luz en 1966, y narra de forma excelente una parte de la visión de la sociedad y los problemas de España en esa época. Desde el punto de vista de Carmen, una mujer de clase media, se irá conociendo su entorno y, sobre todo, a su marido Mario. Literariamente, tiene muchos puntos soberbios y difíciles de dar forma. Personalmente, expongo dos que me han impresionado: uno es la visión subjetiva que Carmen da a su realidad, lo que permite dos lecturas diferentes: lo que ella piensa y lo que pasó en realidad. Es un ejercicio difícil de trasladar al papel, y en este caso está hecho con maestría. El otro punto interesante es cómo está redactado. El lenguaje coloquial que usa Carmen es un reflejo de la forma de hablar de la época, y a través del lenguaje, no sólo se retrata ella, sino también todo el ambiente que la rodea.
                Otro detalle interesante es el perfil psicológico de la narradora. Hasta muy avanzada la lectura no se da el lector cuenta de qué pie calza, y a partir de ahí es cuando comienza esa doble lectura que comentaba anteriormente.
                Sin llegar a contar parte de la historia, no es ninguna novedad que el monólogo de Carmen se centra en la crítica a su marido. La “chicha” de esta novela es el fundamento de dichas críticas, lo cual irá descubriendo el lector conforme avanza la historia.
                Pese a ser un monólogo, al finalizar la obra, el lector tendrá un perfil de cada uno de los personajes bastante definido, lo cual es un logro por parte del autor, debido a la forma de la narración.
                Como decía al principio, no es una historia alegre, pero es una buena historia, digna de ser leída. Me sorprende saber que esta obra se representa en teatro, y tengo curiosidad por verla, ya que el trabajo para la actriz debe ser descomunal. Son 256 páginas, la mayoría de ellas en forma de monólogo. En cualquier caso, en teatro o en novela, recomiendo esta obra. Es muy interesante la evolución que seguirá el lector respecto a la imagen de la narradora.

jueves, 8 de noviembre de 2012

Madame Bovary, de Gustave Flaubert

                Esta novela de 1857 escrita por el francés Gustave Flaubert está considerada como una obra maestra encuadrada dentro del género llamado “realismo”.
                Tengo que reconocer que cuando empecé a leerla, ya había buscado referencias sobre la obra, y todas la alababan y ponían en un pedestal. Sin embargo, leído más de la mitad del libro, la impresión que me dejaba es que era un tostón. Mi definición de tostón: acumulación de frases que narran hechos y lugares con abundancia de ornamentos y con un estilo poético, pero que no dicen nada. A lo anterior se añaden pasajes en los que el autor se va por las ramas y cuenta historias que nada tienen que ver con el hilo principal de la historia.
                No me podía creer que una obra con tanto renombre fuera tan infumable (aunque no por ello le voy a dar una segunda oportunidad a Rayuela, Julio Cortázar, qué bien me la colaste), así que seguí leyendo, pero con la mosca detrás de la oreja, que aún tengo reciente el regusto amargo de lo mala que era Cincuenta sombras de Grey, y eso que no paro de ver gente paseando el libro por la calle. Más o menos a partir de la mitad, empieza a haber algo de movimiento por fin, y es ahí donde empieza el verdadero meollo de la historia, de tal forma que al acabar, acaba mereciendo la pena el sacrificio de haber pasado por páginas y páginas de morralla que parecía que no llegaban a ninguna parte.
                El realismo se ve bien reflejado en esta obra, y en cuanto al tema, son varios los que aparecen: el amor, la infidelidad, el desencanto, la vida de la burguesía francesa de esa época… todo ello descrito con un estilo pulcro y limpio, a veces poético.
                Los personajes son, sin duda, el punto fuerte de la obra. Son dos los principales: madame Bovary y su marido, aunque también hay otros personajes secundarios que el hecho de ser secundarios no hace que estén poco desarrollados, sino más bien al contrario. Pero centrándome en los protagonistas principales, diré que me han parecido unas construcciones soberbias, especialmente la que da nombre a la novela. Su forma de ser, su comportamiento y su evolución es obra de un profundo análisis psicológico, tarea ardua, aunque primordial para cualquier escritor. En este caso, Flaubert lo ha bordado.
                No menos importante es el ambiente en que tiene lugar la historia. La vida que transcurre en el pueblo y en la ciudad es descrita con lujo de detalles, así como la forma de pensar y vivir de los que ahí habitan.
                Se puede decir mucho más sobre esta novela, pero me costaría trabajo hacerlo sin dar detalles sobre la historia en sí, lo cual es contrario a lo que pretendo con mi análisis. Como resumen, diré la impresión general que me deja Madame Bovary: es una historia lenta, que avanza a paso tranquilo, tan tranquilo que puede llegar a ser desesperante, pero una vez superado determinado umbral, se despliega el núcleo fundamental de la misma y aumenta la complejidad, llegando hasta un final tan lógico como inevitable, lo cual no hace sino aumentar la belleza de la historia.
                Obra no apta para lectores de best-sellers que buscan acción desde las primeras páginas.

lunes, 5 de noviembre de 2012

Sin noticias de Gurb, de Eduardo Mendoza

                Esta novela corta comenzó mediante entregas en un diario y finalmente fue publicada como novela en 1991. El autor barcelonés Eduardo Mendoza ambienta la historia en esa Barcelona pre-olímpica, y con un toque de humor y crítica social, da forma a las disparatadas vivencias de dos extraterrestres que aterrizan cerca de la ciudad y cuentan su experiencia según su propia visión de lo que sucede.
                La historia está narrada en forma de diario, donde el extraterrestre protagonista va anotando los hechos acaecidos y la hora a la que sucedieron. Tras el aterrizaje,  la desaparición de uno de los extraterrestre origina su búsqueda por parte del protagonista, y esa es la trama principal de la novela.
                La visión del protagonista impregna de subjetividad el relato, y su candidez es la que da ese toque humorístico a la realidad que se presencia. Sin embargo, estamos en 2012, y hace ya más de veinte años de la publicación de la obra. Suele suceder con las obras humorísticas que aguantan mal el paso del tiempo. Están escritas en un momento determinado y muestran la realidad de ese momento. Eso hace que las personas que vivieron ahí, vean un reflejo de la sociedad de entonces que les haga sentir nostalgia y apreciar los toques humorísticos, pero por otra parte, los que no conocieron ese entorno, perderán gran cantidad de detalles de la obra, como ha sido mi caso. Aunque he pasado un momento entretenido con su lectura, hay ciertos pasajes que me han parecido desfasados, con una sensación parecida a la que deja ver una película que en su momento nos pareció soberbia y, años después, se vuelve a ver y se aprecian cantidad de fallos o detalles que ya no tienen cabida en el mundo actual.
                El ritmo es frenético, todos los hechos se suceden sin tregua. Si a eso se añade que la obra no es muy extensa (144 páginas), nos queda una novela que puede ser leída tranquilamente en una tarde.
                Hasta el momento, es la única obra del autor que he leído. No me ha parecido gran cosa, pero me ha gustado ese estilo fresco y natural. Además, pese a lo absurdo y subjetivo del argumento, oculta una reflexión sobre la sociedad de esa época no tan lejana que, siendo objetivos, no ha cambiado apenas desde entonces (al menos en el fondo, no así en la forma).

jueves, 4 de octubre de 2012

Desgracia, de J. M. Coetzee

                El autor sudafricano John Maxwell Coetzee es de uno de los pocos de su continente que cuenta con el Premio Nobel de Literatura. La obra que voy a analizar, Desgracia, fue galardonada con el premio Booker.
                No estamos ante una historia alegre. Cuando se acaba la lectura, queda una sensación parecida a la que se siente al leer alguna obra de Miguel Delibes. Tal vez no tan llevada al extremo, pero sin duda, una historia que remueve algo en el interior del lector.
                El narrador va siguiendo al protagonista, David Lurie, un profesor de Universidad viejo y cansado, cuyo trabajo le produce hastío. Pese a la normalidad de su vida (dentro de sus estándares), no tarda mucho en producirse un gran cambio. Por obra de su incontenible impulso sexual, acaba condenado por acosar a una alumna, es ahí donde sucede la “Desgracia” que da título a la obra, porque desde entonces, toda la historia es un deambular del protagonista sin rumbo, un viaje a ninguna parte, sin estímulo para forjar una nueva vida, dejándose llevar.
                Respecto a los personajes, por medio de sus actos se van adivinando sus personalidades. Complejos, con distintos intereses. Muy humanos. Esto da lugar a muchos conflictos dentro de la historia, a malentendidos, a falta de entendimiento. En este aspecto, el autor ha conseguido un difícil objetivo.
                Los temas que trata son diversos, pues dentro de la historia se habla de marginación, de abuso de poder, de cambios sociales, de cómo encajar la llegada de la vejez, de cómo aceptar que el futuro no parece que vaya a ser mejor que el presente, de toda una vida trabajando que no deja recuerdo alguno que valga la pena, de cómo algo que se emprende con gran ilusión, acaba siendo una enorme pérdida de tiempo al final. Dentro de la historia está todo eso, y mucho más.
                El ambiente, en este caso tiene lugar en una ciudad y también en una zona rural de Sudáfrica. Es de gran relevancia en el planteamiento de la historia, ya que la forma de vida y los cambios sociales que parecen avecinarse quedan muy bien encajados por medio de las vivencias del protagonista.
                Es fácil sentirse identificado con los personajes, y también es fácil odiarlos. Durante la historia, algunos momentos mostrarán su lado más humano, otras veces su lado más ruin, y, como humanos que son, tomarán decisiones equivocadas, o se meterán en embrollos sin saber que iban a parar ahí.
                Me ha parecido una historia interesante, aunque melancólica. Sin embargo, hay momentos que me daba la sensación de que había pausas, que se detenía el avance, que estaba leyendo sin que pareciera que iba a llegar a ningún sitio, aunque esas pausas eran pasajeras. De cualquier forma, al no ser una obra larga, al terminarla deja la sensación de contener mucho en muy poco espacio. Muchas reflexiones, muchos hechos para reflexionar. Una historia muy recomendable para esos momentos en que la rutina nos abruma, porque esta lectura activará algunas fibras sensibles de las que están adormecidas.

lunes, 1 de octubre de 2012

Balzac y la joven costurera china, de Sijie Dai

                Esta novela del autor chino Sijie Dai está ambientada en la china comunista de Mao Zedong de los años setenta. Fue el mismo autor el que dirigió la versión cinematográfica.
                Escrita con un estilo impoluto, narra de forma cínica y, a ratos, humorística, la historia de dos jóvenes estudiantes que son enviados a una aldea de las montañas cerca de la frontera del Tíbet, a su proceso de “reeducación”. Es necesario aquí hacer un apunte histórico sobre el ambiente de la novela, ya que, efectivamente, Mao implantó un sistema en el que convirtió a los campesinos en tutores y maestros de la gente más “civilizada”, la gente de la ciudad, estudiantes, intelectuales. Los envió al campo para reeducarse, a la vez que se prohibían las manifestaciones culturales y todas las influencias occidentales. Esto sirvió, entre otras cosas, para aplacar y restar poder a los que se oponían al régimen. Este sistema, mal copiado en Camboya, originó una barbarie de tal magnitud que los libros de Historia se avergüenzan de tenerlo escrito en sus páginas. El propio autor vivió este proceso de reeducación en China, por lo que la novela tiene tintes autobiográficos.
                Como decía, la historia trata de las vivencias de esos dos estudiantes durante su periodo de reeducación. Está narrada desde el punto de vista de uno de ellos, como si fuera un diario. A través de sus ojos, queda reflejada la vida en la aldea, los trabajos que llevaban a cabo, sus relaciones con los campesinos y, sobre todo, la represión y el miedo a que son sometidos.
                Es imposible dar más detalles de la historia sin fastidiar la lectura, así que no ahondaré. Simplemente apuntaré que es una historia bella, de las que deja un poso tras su lectura que da la sensación de haber estado allí, acompañando a los protagonistas. A pesar de la dureza de las condiciones de vida en esa zona, la forma en que los personajes afrontan sus vivencias, aferrados a sus ideales, hacen que la vida sea más llevadera.
                Hay novelas en las que el ambiente es un personaje más. Eso sucede en ésta. Es uno de los principales. Su relación con los demás así como su presencia, es una parte indispensable de la historia. El resto de personajes, pese a no estar descritos con exhaustividad, es fácil distinguirlos por sus actos, e imaginarlos con gran lujo de detalles.
                El tiempo es un factor que no está presente en la novela. Los acontecimientos van sucediendo y son narrados en orden, pero no hay alusiones al tiempo que pasa entre un hecho y el siguiente. Es un detalle importante, que deja otra lectura, y es que la rutina de la vida allí es sólo quebrantada por esas vivencias que se narran.
                Dado que no es una novela demasiado larga (192 páginas), y puesto que está escrita de tal forma que su lectura es como un paseo, recomiendo esta obra. Es una forma de trasladarse a otro lugar y otro tiempo, desconectar de nuestra vida presente para vivir esa historia. Además, para los amantes de la literatura, se verán reflejados en determinados momentos de la obra y sentirán, tal vez como he sentido yo, un extraño tipo de nostalgia difícil de explicar.

miércoles, 26 de septiembre de 2012

El extranjero, de Albert Camus

                El extranjero está catalogado como una de las mejores obras del escritor francés Albert Camus. Nacido en Argelia, donde vivió durante varios años, es ahí donde tiene lugar la historia narrada en esta novela, en Argel, la capital del país.
                A lo largo de sus 160 páginas, el narrador nos cuenta en primera persona su vida, una vida a simple vista totalmente normal. La historia comienza con su visita al asilo donde acaba de morir su madre, hecho que tendrá mucha relevancia en otra parte de la novela.
                La historia trata de la vida en su vecindario. Parece un argumento simple y aburrido, pero nada más lejos de la realidad. La exposición de esta vida normal y poco estimulante está escrita redactando los hechos que suceden. Hay pocas referencias al ambiente y muchas a las reflexiones personales o al modo en que el protagonista asimila el mundo que lo rodea. La historia avanza hasta un final apoteósico que se sostiene y se justifica precisamente en toda la rutinaria exposición del principio de la novela. Es ese final el que da sentido a la historia, y está plagado de reflexiones sobre ciertas cuestiones, junto con frases que caen como una losa sobre los argumentos que se exponen.
                El tema de esta obra, pese a su corta extensión (para mí es de corta extensión todo lo que no supera las 200 páginas), es complejo y profundo. La forma de asimilar el mensaje que transmite dependerá de la experiencia del lector, pero se podría decir que trata sobre la justicia y también sobre la injusticia. Trata también de la religión y su papel en el mundo actual, de los sentimientos, de la información o la desinformación.
                La historia está plagada de preguntas abiertas, dejadas ahí por el autor sin responder, para que el propio lector saque sus conclusiones. El autor simplemente expone unos hechos y es el lector el que tiene encontrar su sentido.
                Los personajes son parte del decorado, salvo el protagonista, al que se irá conociendo a partir de su comportamiento. Es una historia interior, no hay grandes aventuras ni lugares exóticos. Sólo hay vivencias. Y sólo al final de la historia se podrá averiguar el porqué del título.
                El ritmo de la historia es ágil. No hay apenas pausas en el avance hasta el desenlace.   
                Tomando la novela como un conjunto, diré que es muy recomendable su lectura. Las conclusiones que saque cada lector pueden ser muy diferentes entre sí, pero creo que a nadie defraudará esta obra. Da que pensar. Otro punto a su favor es su poca extensión, con la que el autor nos demuestra que no es necesario derramar ríos de tinta para poner en debate algunas cuestiones importantes y controvertidas. Eso es algo que cualquier lector agradece, cuando no aparecen más hechos ni más descripciones que las estrictamente necesarias para causar el efecto que desea el autor. Y para eso hace falta ser buen escritor.
                Y por eso recibió el premio Nobel de Literatura.

viernes, 21 de septiembre de 2012

Danza de dragones (Canción de hielo y fuego 5), de George R. R. Martin

                Hacer una reseña de Danza de dragones sin comentar también el resto de la saga Canción de hielo y fuego es un poco absurdo, así que esta reseña se refiere a toda la historia publicada hasta el momento (5 partes), a falta de dos partes más para la conclusión de la saga.
                El autor norteamericano George R. R. Martin ha basado su obra en la literatura fantástica y de ciencia-ficción. Cuenta en su haber con numerosos premios como el Locus, Nébula y Hugo por toda su obra.
                La saga comenzó en 1996 con la publicación de Juego de tronos, que no llegó en español hasta el 2002. También han sido publicadas, de forma paralela a la saga, algunas historias, precuelas que ocurren en el mismo mundo.
                La historia tiene lugar en un mundo ficticio, medieval, dividido en varios reinos con sus respectivos señores, caballeros, torneos y demás ingredientes típicos de la antigua novela de caballerías como la que hizo perder la cabeza a Alonso Quijano. Sin embargo, ese mundo cuenta con alguna particularidad: las estaciones suelen durar varios años, y en el momento en que comienza la historia, todo parece indicar que se acerca el invierno, y una amenaza empieza a extenderse desde el norte, donde un gigantesco muro aísla a los reinos sureños de esa amenaza que tantos estragos causó en el pasado.
                El ambiente está recreado con un despliegue de detalles que hacen fácil sumergirse en ese mundo de castillos, bosques, mares tormentosos, desiertos y tierras heladas. Las abundantes descripciones logran poner ante el lector el paisaje donde se desenvuelve la historia. En cuanto a la historia, transcurre de forma lineal, aunque con algunas alusiones a hechos sucedidos en el pasado. Cada capítulo está dedicado a un personaje y la historia se verá desde su punto de vista. Después, la historia avanzará en el siguiente capítulo desde el punto de vista de otro personaje, y así sucesivamente. Es una obra con numerosos protagonistas, lo cual es imprescindible dada la cantidad de situaciones y la extensión de la historia. No es una novela para encariñarse con ningún personaje, pues no hay buenos ni malos. Cada personaje tiene sus particularidades y están muy bien definidos y diferenciados. Cada uno será capaz de actos heroicos y también de actos repulsivos, y ése es uno de los puntos más fuertes de esta novela: la no existencia del héroe bueno y guapo que persigue fines honorables y vence cualquier tipo de adversidad. El que espere encontrar eso en Canción de hielo y fuego, lo lleva claro.
                El autor, que también ha ejercido de guionista, sabe bien cómo contar la historia, y tengo que reconocer que a mí me ha cautivado, razón por la cual, al empezar con Juego de tronos, tuve que seguir con Choque de reyes, Tormenta de espadas y Festín de cuervos. Pese a la gran extensión de cada parte (más de 800 páginas cada uno de los cuatro), no me duraron ni un mes, y tuve que esperar más de un año a que apareciera en el mercado Danza de dragones, que acabo de terminar y me temo que tendré que esperar varios años más hasta ver en mis manos los dos que aún faltan. La historia engancha, porque el ritmo es frenético, hay giros argumentales a cada paso de los que hacen al lector levantar la vista del libro y gritar: ¿Por qué? ¿Por qué?
                La historia es muy compleja, y como no es mi intención dar detalles, sino sólo decir de qué trata, se podría decir que comienza con las disputas entre los distintos reinos en la lucha por el poder. Los ingredientes usados son la traición, las conspiraciones, la corrupción, la violencia (respecto a este punto, el autor no ha escatimado detalles grotescos, por lo que no la recomiendo a gente sensible), sexo y cualquier tipo de depravación está presente a lo largo de la historia. El realismo de cada escena, sea de lo que sea, es apabullante, ya sea una guerra, un torneo, una negociación o una escena de cama.
                Ahora toca la parte a lo que, personalmente, menos me ha gustado de la obra. ¡Ojo! Que sea lo que menos me ha gustado no quiere decir que sea malo o que esté mal hecho, sino que simplemente no me ha gustado tanto como lo demás:
                Al principio, la cantidad de personajes, señoríos y parentescos me resultó abrumador. Si bien es cierto que conforme va avanzando la obra, se acaba familiarizándose con ellos, antes es fácil perderse, pese a que al final del libro aparece un detalle de las dinastías y el árbol genealógico de cada una.
                Otra cosa más: al comenzar, hay elementos fantásticos y sobrenaturales, pero son mínimos. Eso dota a la obra de un gran realismo, es fácil creerse ese mundo en que sólo unos pequeños detalles lo hacen distinto al mundo real. Sin embargo, al avanzar, y sobre todo en el último, en Danza de dragones, aparecen ya muchos más ingredientes fantásticos en la historia, lo que marca un punto de inflexión. No es que empeore, es simplemente que cambia. Aparte, en esta última parte, avanza también el conocimiento de las distintas religiones, a las que anteriormente sólo se hacían referencias vagas.
                Algunos se quejan de que la historia va lenta, que parece que no arranca. A mí no me lo ha parecido así. Yo lo que veo es que la historia tiene su propio ritmo, pero hasta que no acabe las siete partes no se podrá hacer una valoración en conjunto. Hasta el momento, no se me ha hecho aburrida. Creo que es fácil de leer pese a su extensión y bastante entretenida. Hay quienes la comparan con El Señor de los anillos, pero lo que creo es que intenta meterse en ese saco a toda la literatura fantástica que es buena, como si fuera un sucedáneo o un hermano pequeño, pero no tiene nada que ver. Son del mismo género, eso es lo único que tienen en común. Ni es mejor una ni es peor la otra. Son distintas, simple y llanamente.
                Como resumen diré que no es una obra para niños. Algunos adultos incluso pueden que les cause repulsa la brutalidad de algunas situaciones, pero la historia es interesante, compleja, está muy bien tejida y la calidad literaria es más que aceptable.
                Esperemos que el autor no se demore mucho en dar a luz lo que falta de la historia, porque tal y como va hasta ahora, puede acabar de cualquier forma. En cuanto a la serie de televisión de HBO, está bastante conseguida, pero como de costumbre, yo recomiendo leer la historia, que es mucho más compleja que lo que la pantalla presenta, lo cual es lógico. No se puede condensar 900 páginas escritas en 10 horas de imágenes sin perder detalles.

jueves, 6 de septiembre de 2012

El abuelo que saltó por la ventana y se largó, de Jonas Jonasson

                De esta obra, lo primero que llama bastante la atención es el título. Me parece bastante original. Y hablando de originalidad, ése es el punto fuerte de esta historia.
                El autor sueco Jonas Jonasson se estrena con la publicación de esta novela que ha sido todo un éxito de ventas. Veamos qué hay más allá de lo que se ve en la portada:
                Como el propio título indica, la historia comienza con un anciano que vive en una residencia. Con motivo de su centésimo cumpleaños, se organiza un acto para conmemorarlo, así que el anciano decide escaparse y dejarlo todo atrás, saliendo del edificio por la ventana. Se dirige a la estación de autobús, donde un joven le pide que guarde su maleta mientras va al baño, y el viejo coge la maleta y se sube a un autobús que estaba a punto de salir. Ese es el punto de partida de esta original y disparatada historia, que transcurre acompañando al anciano en su viaje, en el que coincidirá con otros esperpénticos personajes que se unirán a su causa.
                La trama principal es el viaje del anciano, pero una vez avanza la historia lo suficiente como para ir conociendo su estrafalario comportamiento, aparece una trama secundaria en la que se va contando la vida del anciano desde que era pequeño, con lo que al final de la obra se verá la vida de ese hombre que ha vivido cien años, no como una persona cualquiera, sino como responsable o espectador de los hechos históricos más relevantes del siglo pasado.
                Hablando de los personajes y las situaciones, ambos son caricaturescos, el narrador nos muestra con una dosis de humor y cinismo la historia, que en algún momento hará que el lector sonría con los hechos disparatados que van aconteciendo. Como bien decía, el punto fuerte es la originalidad. Es muy difícil saber qué va a suceder a continuación, por lo absurdo de algunas de las vivencias narradas y los numerosos detalles surrealistas que adornan la historia. Los personajes están muy bien definidos, pero en cambio sus motivaciones no lo están. Un punto en contra.
                Por otra parte, en cuanto al ritmo, al principio es correcto, pero conforme avanza la historia, parece que pierde fuelle, de tal forma que a partir de la mitad de la novela había momentos que se me hacían largos y aburridos.
                El tema es bastante interesante, ya que hace un repaso al último siglo de historia y lo contrasta con parte de la situación actual, lo que hace que esta obra humorística esté salpicada de unas muestras de realidad que sirven de inteligente crítica a la sociedad, la política, la religión e incluso la historia y sus “grandes” protagonistas.
                Aunque no es una obra con una calidad excelente, me ha parecido un buen pasatiempo, por la frescura y el estilo de la narración, así como ese humor negro que impregna la historia. Además de todo ello, la superficialidad de la historia esconde unas reflexiones mucho más profundas, detalle éste muy interesante desde mi punto de vista.
                Como resumen: obra recomendada para pasar un rato distraído, pero que puede llegar a decepcionar, ya que la calidad va disminuyendo conforme avanza. No acaba tan apoteósicamente como empieza.

martes, 28 de agosto de 2012

Narcolepsia, de Jordi Ledesma

                Narcolepsia es la primera novela del escritor de Cambrils Jordi Ledesma.
                Ambientada principalmente en Barcelona y su periferia, a lo largo de sus 356 páginas nos transportará a otros lugares distantes del mundo, siguiendo los pasos de su protagonista, Julio Perla.
                La novela trata de las andanzas de Julio desde su infancia, en un barrio humilde donde pronto empiezan a tener lugar los cambios que harán de Barcelona una ciudad más moderna, hasta llegar a los Juegos Olímpicos de 1992. Es en esa época cuando el protagonista empieza sus aventuras dentro del mundo de la venta de droga, y a partir de ahí, su vida se va acelerando en una vorágine de droga, dinero, contactos y “ampliación de mercado” a la vez  que Julio va ganando poder y prestigio en ese sórdido submundo.
                Con un estilo marcadamente realista, se pone de manifiesto la magnífica labor de documentación del autor, que describe la vida y el ambiente de la ciudad con un lujo de detalles que hace que el lector se sumerja en la historia de tal forma que se sienta plenamente identificado con el protagonista, con su mundo, con su manera de vivir, sus miedos (que no son pocos) y sus problemas (que tampoco le van a la zaga).
                A veces da la sensación de estar leyendo un reportaje documental sobre el tráfico de drogas, ya que el realismo, la organización de las bandas (especial mención para el papel de la familia gitana Heredia, con la que empieza Julio sus negocios, o para el narco colombiano del que el protagonista irá aprendiendo los entresijos del negocio), la rivalidad y todo lo que conlleva la vida al margen de la ley, es tan sumamente real que resulta apabullante.
                No es una novela policiaca, ya que toda la historia está siempre al otro lado de la línea que separa la legalidad de la ilegalidad. Es una novela sobre la vida de una persona normal a la que su trabajo lo convierte en un superviviente, en un ser que vive el día a día con los ojos totalmente abiertos porque sabe que no puede cometer errores. No es un héroe, pero tampoco se comporta como un villano, simplemente se dedica a sobrevivir y a disfrutar cada momento como si la fatalidad lo persiguiera.
                El ritmo de la novela engancha desde el principio. Continuamente van sucediendo cosas. Es muy fácil devorar esta obra en pocos días, ya que la acción no deja un momento de respiro.
                Para ser la primera obra del autor, está muy bien escrita. Bien construida, con unos personajes sólidos y creíbles. Unos ambientes definidos con gran detalle. Una forma de vida descrita como nunca antes lo había visto. Un foco hacia ese submundo oculto para la gente normal, pero que todos saben que está ahí, y es por donde se mueve el protagonista de la historia.
                En resumen: una gran novela para pasar un buen rato y con una historia que no dejará indiferente al que la lea. No sólo se disfrutará de la evolución del protagonista, sino también de ese entorno que también goza de protagonismo en la historia, y que también va evolucionando conforme avanza el tiempo. Para todos los que han conocido esa época, seguro que esbozarán una sonrisa al recordar esas sensaciones, esa música, esa forma de pensar.
                Buen trabajo, Jordi. Esperamos con ansia la próxima.

El zahir, de Paulo Coelho

                Otra de las obras del escritor brasileño Paulo Coelho, publicada en 2005. La novela tiene 336 páginas.
                En este caso, la historia va de un famoso escritor que ha sido abandonado por su mujer. La obsesión que se apodera de él, hace que emprenda su búsqueda.
                La narración es en primera persona, desde el punto de vista del escritor. Hay que destacar que da la sensación de ser una historia autobiográfica, aunque no me he parado a comprobarlo. En cualquier caso, lo sea o no, a través del texto se deducen pensamientos del autor a través de su personaje.
                Paulo Coelho siempre se ha distinguido por hacer hincapié en la descripción psicológica, deseos y motivaciones de sus personajes, lo cual se puede apreciar en esta novela también. Eso es uno de los puntos fuertes de su narración, ya que en su obra surgen algunas reflexiones interesantes, pero, a la misma vez, opino que ahí está también su mayor punto débil. Los personajes de todas sus obras son sospechosamente parecidos, ya que todos parecen moverse por la misma motivación, da igual que el personaje sea un escritor, una prostituta, un pastor o un astronauta. Por eso, cuando se han leído varias novelas de Coelho, como es mi caso, llego a El Zahir y me parece que simplemente es una más, que no aporta nada nuevo, y que aburre a ratos, dejando la sensación de que lo que leo ya lo he leído antes. Por si fuera poco, en este caso el personaje da la sensación de ser un prepotente superior moralmente a los demás cuyos actos están siempre justificados. Difícil sentirse identificado con él. Además, hace apología de la infidelidad conyugal, pero no como una forma de justificarse, sino intentando inculcar su idea, adoctrinando al lector. Deja al final esa sensación de “yo tengo la razón porque soy más listo que tú”.
                Tras haber leído El peregrino de Compostela, El alquimista, La quinta montaña, Veronika decide morir, El demonio y la señorita Prymm, A orillas del río piedra me senté y lloré, Brida y Once minutos, creo que estoy bastante capacitado para hacer un análisis de la obra del autor y dar mi opinión conjunta, no sólo de esta novela, sino de todas en conjunto.
                Creo que el autor debería haber dejado de escribir después de El alquimista. La considero su mejor obra y tiene unas ideas interesantes. Toda esa novela entera es una bella metáfora y, aunque desarrollaba algunas ideas que ya aparecían en El peregrino de Compostela, la exposición mejoró bastante. A partir de esa novela, todas las que vinieron después no son más que metáforas distintas de la misma idea o retazos y repeticiones de otras obras previas. Como ejemplo, en El Zahir  vuelve a haber, como en alguna otra de sus obras, numerosas referencias al Camino de Santiago, lo que da la sensación de que este hombre siempre escribe sobre lo mismo.
                Otro apunte, éste de cosecha propia: siempre he opinado que cuando un escritor famoso, o al menos consolidado, escribe una novela sobre un escritor y sus relaciones con la prensa, con las editoriales, con el trabajo de escritor, los bloqueos y todo el mundo que lo rodea, pienso que el autor está seco de ideas, agotado, y empieza a dar forma con su estilo propio a una novela que no es más que una autobiografía. Lo primero que enseñan en cualquier curso de novela es: “No escribas sobre tu vida, tu vida no le interesa a nadie”. Y hay momentos en que se olvida esa regla. Eso es lo que hay en esta novela. Un personaje usado como medio para manifestar ideas propias como por ejemplo el descontento con la crítica literaria, mezclado con alusiones a la cantidad de dinero que se gana escribiendo y a la lujosa y holgada vida que permite el no tener preocupaciones económicas. Demasiado pedante para mi gusto.
                Así, como resumen, diré que no es una mala lectura, pero no hay que esperar gran cosa de ella, porque no aporta nada nuevo a lo que el escritor ya ha contado en otras obras anteriores. Por mi parte, lo siento, pero hasta dentro de muchos años no volveré a leer nada de este escritor que siempre me cuenta la misma historia con distintos personajes. Lo que haré cuando ya no me acuerde, será volver a repasar El alquimista, una historia que, como El principito, merece la pena leer al menos una vez cada década.

viernes, 24 de agosto de 2012

Cincuenta sombras de Grey, de E. L. James

Me la han colado. ¡Ejem! Perdón, es que mi tendencia a resumir complejos pensamientos en una frase fácil de entender, a veces me juega malas pasadas. Para construir la crítica, tengo que explicar la versión larga. Y de camino, ya que con ésta me voy a explayar, aprovecho para recordar que mis “críticas” no son más que mi opinión subjetiva, le pese a quien le pese. Por supuesto, habrá algunos detalles objetivos, pero esto no se trata de hacer más publicidad de la que ya se hace, sino añadir la opinión de una persona “normal” a la versión partidista de autores, editoriales y demás partes interesadas.
                Ya que hablo de publicidad, veamos lo que dicen algunos medios de esta obra:
“Cincuenta sombras: la exitosa combinación de historia romántica y juego erótico de alto voltaje que ha tocado la fibra de muchas mujeres.”
Daily News
“Porno para mamás” (esto que me lo expliquen, por favor)
                Lo que yo veo tras su lectura:
                En cuanto a los personajes, tenemos a Anastasia Steele, una universitaria guapa, inteligente y mojigata que acaba la carrera sin experiencia sexual alguna. Por otra parte, está Christian Grey, un multimillonario de veintisiete años que es guapo, está buenísimo, es elegante, sabe bailar, tocar el piano y además quiere acabar con el hambre en el mundo. Por si fuera poco, tuvo una infancia extremadamente difícil y su único lado oscuro es que le gustan las prácticas sadomasoquistas. Como vemos, dos personajes realistas y bien definidos, de los que se encuentra uno cada día por la calle, vamos.
                La historia es exactamente la misma de la película Pretty Woman, si cambiamos a los protagonistas por estos y si le añadimos las escenas de sexo. O sea, la chica conoce al chico, y como no puede ser de otra manera, se enamoran perdidamente el uno del otro. A partir de ahí, empiezan con sus prácticas sexuales y así hasta el final del libro. Esa es toda la historia, que por cierto, está contada en primera persona y en presente desde el punto de vista de la protagonista. A ella, todo lo que le sucede es maravilloso y da la sensación de que está viviendo un cuento de hadas donde ella es la princesa y él es el caballero atento y galán, aunque con un lado un poco oscuro.
                Lo bueno de la novela: es entretenida de leer, amena. Las escenas de sexo no están mal al principio, pero acaban siendo repetitivas.
                Lo malo: el estilo es pésimo. En casi cada página se encuentran una o varias veces las expresiones “Madre mía”, “Uau”, “Se mordió el labio”, “Puso los ojos en blanco”, “Frunció el ceño”, “Mi diosa interior” o “Mi subconsciente”. La verdad es que acaba uno harto de tanta repetición. En cuanto a los diálogos… qué voy a decir de los diálogos. Dan vergüenza ajena, incluso llega un momento en que también hay diálogos por email y eso ya me pareció el colmo.
                Aunque la historia empezaba bien, a mí personalmente me aburrió rápido, y cuando deduje lo que faltaba, a punto estuve de dejar de leerla cuando apenas había llegado a la mitad. No lo hice (y me arrepiento), seguí leyendo esperando encontrar ese final apoteósico o ese cambio que te activa las neuronas adecuadas, pero me equivoqué. Desde que tenía que haberla dejado hasta el final, sólo había más de lo mismo. Esta obra es una trilogía, pero al menos yo, me planto con el primero, creo que bastante tiempo le he dedicado.
                A pesar de la cantidad de ventas que ha tenido, no creo que la autora llegue a ganar algún premio literario donde se valore el estilo y el vocabulario. El hecho de que haya tenido tan buena acogida, es sin duda por el tema que trata, ya que al venderse como “sexo” acapara la atención de un número importante de personas. Pero no creo equivocarme al decir que en el mercado hay mejores historias y, sobre todo, mejor escritas. Se dice por ahí que esta historia está calcada de la trilogía “Crepúsculo”, cosa que no sé, ya que no la he leído, y dudo mucho que lo haga. Con “Drácula” de Bram Stoker y con las “Crónicas vampíricas” de Anne Rice ya vi historias de vampiros buenas y de calidad, pero por lo que he oído, no estoy seguro de que “Crepúsculo” me pudiera llegar a gustar.
                En resumen, muchas expectativas y al final, mucha decepción. No me ha explicado nada nuevo y además, no me gusta cómo me lo ha explicado. Puede ser divertido para pasar el rato, pero sinceramente, creo que hay cosas más interesantes por ahí.

jueves, 23 de agosto de 2012

El puente de los asesinos, de Arturo Pérez Reverte

                Hasta el momento, esta es la última entrega publicada (la séptima) de la saga del capitán Alatriste, aunque aún falta alguna más por ver la luz.
                En el mismo estilo que las anteriores, Pérez Reverte nos cuenta esta vez una historia ambientada en Venecia. Los protagonistas de esta saga son ahora convocados junto a otro grupo de “profesionales” de la espada por Quevedo, que ya va consolidando su papel en la Corte,  para llevar a cabo una misión en la ciudad de suma importancia para España.
                El tono, el ritmo, el lenguaje usado y el ambiente son los mismos a que ya nos tiene acostumbrados el autor, que esta vez describe con minuciosidad la vida, la gente y las costumbres de esa emblemática ciudad hace algunos siglos. Mediante sus descripciones, hace fácil al lector imaginarse esas calles estrechas, ese bullicio de gente y esos peligros que acechan de noche por los oscuros callejones.
                En cuanto a los personajes, es destacable la evolución de los mismos. Esta vez vemos a un capitán más viejo, más experimentado, más desencantado con todo. Poco a poco se va deshaciendo ese misterio que es su forma de comportarse, no sólo mediante sus actos, sino por su interacción con el resto de los personajes, incluido su némesis, Gualterio Malatesta, que también tiene un papel primordial en esta historia. Y en cuanto al narrador, Íñigo Balboa, ya no es ese niño alocado y temperamental. Se ve claramente cómo va creciendo a imagen y semejanza de su tutor, volviéndose más frío, orgulloso y centrado, lo cual le sigue trayendo alguna que otra desavenencia con el capitán. Se forja así esa relación que ya es cada vez menos de admiración-protección como antaño, y se va convirtiendo poco a poco en respeto mutuo, aunque sin perder lo anterior. También aparecen, como no podía ser de otra manera, los compañeros de viaje de los portagonistas, Sebastián Copons y el moro Gurriato, así como Quevedo, que no tiene un papel tan principal como en otras entregas.
                Así, siguiendo en la misma línea que las anteriores, mediante una nueva aventura, se va viendo esa evolución y madurez de los personajes que ya he comentado. Para los que ya van siguiendo las aventuras del capitán, diré que esta no es la mejor, pero tampoco defraudará, ya que todo sigue en la misma tónica que anteriormente, y su lectura es un pasatiempo agradable, a la vez que nos traslada a esa época y ese lugar, que es al fin y al cabo la pretensión de cualquier novela de aventuras.
                Como resumen: recomendable para pasar el rato y seguir la historia del capitán. No recomendable empezar por esta obra si no se han seguido el resto de las aventuras, pues muchos detalles pueden resultar confusos para los que empiezan conociendo a los personajes desde aquí.

martes, 26 de junio de 2012

Violetas de Marzo (Berlín Noir 1), de Philip Kerr


                Primera parte de la trilogía “Berlín Noir” del escocés Philip Kerr, publicada en 1989.
Siempre he pensado que el aspecto más atractivo de la novela negra no es la investigación policiaca, sino la crítica social que hay implícita. En este caso, con Violetas de Marzo encontramos una novela negra al más puro estilo, y con un atractivo extra, como es el estar ambientada en la Alemania nazi, anterior a la 2ª Guerra Mundial, cuando Hitler ya está en el poder.
El protagonista, Bernhard Gunther, es un detective, ex-policía que se dedica a la búsqueda de judíos desaparecidos. En esta obra, un multimillonario empresario le ofrece un trabajo que consiste en investigar el asesinato de su hija y el robo de un valioso collar de diamantes. Ése es el comienzo de la historia, en la que el detective se verá envuelto en una investigación que avanza con un ritmo endiablado, donde siempre están sucediendo cosas y donde cada paso significa un avance que, generalmente, va complicando cada vez más la historia.
El ambiente está muy logrado, el protagonista se va moviendo por todo Berlín y trata con personajes de todo tipo: gente de la policía, del ámbito político, seguidores o no de partido de Hitler, judíos, arios… todo ello logra introducir al lector en ese paisaje caótico que era la Alemania nazi, donde la gente se movía ofreciendo una apariencia y ocultando sus propósitos reales.
El protagonista es un personaje muy desarrollado, con una historia muy definida y unos criterios con los que el lector se sentirá fácilmente identificado. Las situaciones complicadas, las cuales abundan en esta obra, van siendo resueltas con mayor o menor éxito y de una forma generalmente creativa.
En cuanto los puntos negativos, siempre desde mi punto de vista, serían los siguientes: la historia a veces se complica excesivamente, se vuelve compleja y es fácil perderse entre la amalgama de personajes y relaciones entre ellos. Es una historia para leer prestando en cien por cien de atención, pues algún detalle que se pueda escapar o no entender bien, hará que se pierda parte del contenido. Por otra parte, el protagonista, que como he dicho está muy bien definido, tiene respuestas humorísticas para todo, lo cual añade un toque interesante a su personalidad, pero el hecho de que siempre, en cualquier situación sea así, hace excesivo su comportamiento en algunos momentos.
Como resumen: aquellos amantes de la novela policíaca clásica tienen en Violetas de Marzo una interesante proposición, un viaje a esa época de opresión y de persecución, donde la búsqueda de justicia es una aventura y donde no se puede confiar en nadie.

jueves, 7 de junio de 2012

Sé lo que estás pensando, de John Verdon

                Un best-seller más que pasa por mis manos tras varias recomendaciones. Uno más que confirma que debe existir un manual para escribir best-sellers que se sigue al dedillo, y que lo que después marca la diferencia es la campaña de marketing que lo acompaña, que es la que hace rentable una obra o la deja condenada a la esquina polvorienta de las librerías.
                No he disfrutado especialmente esta lectura, pero tengo que reconocer que tampoco es malo. Tiene de todo lo que se necesita para pasar un rato entretenido. “Sé lo que estás pensando” es la primera novela del autor norteamericano John Verdon, y ha sido todo un éxito de ventas. Supongo que también tiene algo que ver, de una u otra forma, que el autor haya trabajado toda su vida dentro del mundo de la publicidad.
                El protagonista es un policía retirado, famoso por su captura de asesinos en serie (supongo que a más de uno le suena de algo). En este caso, un antiguo amigo le insta a investigar una extraña carta que recibió donde alguien le amenazaba y le decía que sabía en qué número estaba pensando (entre uno y mil), y acierta. La respuesta iba en un pequeño sobre adjunto. A partir de ahí, sigue una investigación donde todos los hechos que van sucediendo resultan ser misterios irresolubles e intrincados que mantienen al lector en vilo casi hasta el final. Digo casi hasta el final porque, al menos a mí me pasó, a mitad del libro ya sabía cómo iba a terminar, aunque me siguió sorprendiendo con algunos detalles interesantes.
                A favor de la obra: la narración es clara, concisa, fácil de leer, amena. La historia no tiene pausas, es una acción continua, va avanzando continuamente y arrastrando al lector a través de todos los misterios.
                En contra: el protagonista parece tener un tipo de superpoder que le da la clarividencia, incluso en momentos de máxima tensión. No se pone nervioso, no se ve afectado por nada. Es un robot dedicado a su trabajo, y además es eficiente. Para compensar, el autor ha añadido algunas tensiones familiares que no me han resultado creíbles. En cuanto al caso, las pistas que van surgiendo parecen, más que pistas, detalles para confundir al lector, porque el caso en sí es flojo y simple una vez resuelto. Demasiada parafernalia para unos asesinatos, demasiado montaje peliculero. Todo ello no estaría mal si no fuera porque muchos de esos detalles al final quedan sin explicación ni resolución, así que después de terminar el libro, me siguen quedando dudas del tipo: ¿Por qué hizo esto o aquello? ¿Por qué dejó eso allí? Y la historia no ofrece explicación alguna, pese a que en su momento se le dio la máxima importancia como pista a seguir.
                En todo caso, la historia cuenta con algunos detalles interesantes, y como he dicho, es amena de leer. No es el típico libro que se abandona por aburrimiento, pero tampoco es el tipo de historia que te deja con la mente obnubilada durante una semana después de leerlo. Es más bien como una de esas películas de después de comer que, sin llegar a ser especialmente buena, al menos consigue que termines de verla sin quedarte dormido.

viernes, 25 de mayo de 2012

1Q84, de Haruki Murakami

                Hay que empezar diciendo que es una obra larga (más de novecientas páginas), detalle a tener en cuenta para lectores ocasionales que no pueden dedicar gran cantidad de tiempo a la lectura.
                Si no me equivoco, es la obra más larga del japonés Haruki Murakami. Dividida en tres libros, narra una historia que comparte muchos detalles en común con el resto de sus novelas (al menos las que han pasado por mis manos: Tokio Blues, Kafka en la orilla, Crónica del pájaro que daba cuerda al mundo y After Dark. La última que cito, After Dark, un bodrio nada recomendable, más mala que la carne de cabra). Los elementos comunes de 1Q84 con el resto de sus obras, como decía, son esos personajes con un trasfondo melancólico, seres solitarios que no pueden escapar a su destino, hechos misteriosos, sucesos paranormales. Y todo descrito con un estilo bello, poético, realista.
                Leer a Murakami es como contemplar un paisaje. No es tan importante lo que se ve como lo que se siente, y lo que queda después de leerlo, más allá de la historia, es la sensación de haber disfrutado del momento, de la lectura.
                La historia está focalizada en dos personajes totalmente independientes el uno del otro: uno de ellos es Tengo, un profesor de matemáticas que tiene como afición la escritura. Su historia comienza cuando se le encarga el trabajo de reescribir una novela escrita por una adolescente. El otro personaje es Aomame, una instructora de artes marciales que trabaja como asesina a sueldo. Casi al final de la obra aparece un tercer personaje que tendrá un papel relevante en la investigación de determinados sucesos.
                La historia de los personajes, que va alternando un capítulo para cada uno, en un principio da la sensación de estar leyendo dos novelas independientes, pero llegado el momento, empezarán a aparecer puntos comunes que harán que se vea la relación entre ambas historias.
                1Q84 es una historia rara, como todas las del autor (rara al menos para mi mente occidental), pero no por ello deja de ser buena, ya que dicha rareza es precisamente uno de los ingredientes extra que añade interés a la obra. La historia cuenta con muchos enigmas que poco a poco se irán haciendo cada vez más complicados, y a veces se irán desvelando para volver a ocultarse otra vez, lo que añade esa sensación de querer seguir leyendo para ver qué pasa. En este aspecto, el autor es todo un experto, y es capaz de mantener ese nivel de tensión a lo largo de toda la obra que, como he dicho, es bastante extensa.
                Como punto en contra, desde mi punto de vista hay algunos hechos que se repiten, o que aparecen bastantes veces a lo largo de la obra. Esto sirve para dejar bien explicada la parte de la historia y para no olvidar detalles, pero en algunos momentos da la sensación de estar leyendo lo mismo otra vez. Por otra parte, el hecho de que aparezcan determinados sucesos paranormales, a determinados lectores les puede decepcionar, aunque en esta novela en concreto, se encuentran totalmente integrados en la historia de forma que no llegan a molestar (es un recurso muy fácil el de poner enigmas en una obra y terminar explicándolo con la excusa de que ese mundo no es el mundo real y por tanto no funciona igual, o que todo es un sueño, porque el lector se sentirá engañado por toda la tensión que ha sufrido intentando buscar una explicación lógica). Sin embargo, en esta historia no es tan importante el saber cómo sucede, sino todo lo que hay detrás.
                La trama es lineal, la historia va avanzando sin pausa, intercalando algunos momentos de reflexión y recuerdo del pasado de los personajes (elemento crucial de la historia), y toda la historia confluye en un final que, cocinado a fuego lento, deja un delicioso preparado listo para saborear.
                Para mí es la obra qué más me ha gustado de Murakami después de Tokio Blues, que considero su mejor novela.

miércoles, 2 de mayo de 2012

Factotum, de Charles Bukowski

                Otra nueva obra acerca de la turbulenta vida de Henry Chinaski, alter-ego del autor Charles Bukowski.             
                En esta ocasión, la historia trata de las vivencias del protagonista desde que dejó de ser un muchacho ocioso y se incorporó al mundo laboral. Tal como corresponde a una persona irresponsable, bebedora, viciosa y poco planificadora, Henry va pasando por distintos empleos de baja categoría, los cuales abandona al cabo de poco tiempo, a veces por voluntad propia, pero la mayoría por despidos más que justificados por sus ausencias, borracheras y altercados varios.
                Con una visión contagiosamente pesimista del mundo, el autor nos presenta a una serie de personajes que se van desfilando por la historia: jefes, compañeros de trabajo, mujeres relacionadas o no con el trabajo…, todos los cuales suponen un clavo ardiendo al que el protagonista se aferra y, finalmente, acaban formando parte de una u otra forma en su perdición.    
                “Factotum” es una huída hacia delante, una exaltación del vivir día a día, un camino hacia ninguna parte. En esta historia no se ha escatimado en situaciones grotescas, litros de alcohol, sexo, apuestas y todo aquello que tan presente está en todas las obras del autor. En la misma línea del resto de sus obras, en ésta se cuenta la historia en primera persona, desde el punto de vista y pensamientos del protagonista, un ser a veces brillante y generalmente grotesco, que inspira tanta lástima como simpatía. Un personaje que no deja de sorprender a lo largo de la historia y que, gracias precisamente a este hecho, hace que la lectura de “Factotum” se convierta en una adicción.
                El lenguaje usado carece de adornos innecesarios, pero logra unas descripciones vívidas de las situaciones relatadas. Es muy fácil meterse en la piel del protagonista y criticarlo e incluso censurarlo. El autor logra de esta forma poner al lector en una situación moral superior, lo cual no es fácil de lograr.
                En cuanto a la longitud de la historia, es bastante corta, teniendo en cuenta tanto la cantidad de páginas, que no llega a doscientas, como el efecto adictivo de la lectura, que hace que se devoren sin apenas darse cuenta.
                No es necesario haber leído previamente ninguna otra de las vivencias de Chinaski para poder apreciar intensamente esta obra, aunque recomiendo empezar por “La senda del perdedor”, donde se puede visualizar, como el propio título indica, cómo puede llegar una persona a ser como el protagonista de esta historia.
                Existe una película de esta obra, que aún no he tenido ocasión de ver. En cualquier caso, y sin tener críticas previas de la misma, supongo que no habrá sido difícil de hacer, ya que es muy fácil imaginarse las situaciones descritas en la novela.
                Un buen y adictivo pasatiempo, el de leer la vida de Chinaski. Pese a tener siempre los mismos factores de base, no deja de sorprender a cada paso que da.

jueves, 12 de abril de 2012

Saga del capitán Alatriste, de Arturo Pérez Reverte

                Aunque me falta aún el último publicado hasta la fecha: “El puente de los asesinos”, la lectura de los seis primeros títulos la considero suficiente para elaborar una crítica que no creo que vaya a cambiar mucho con la lectura del último, al cual dedicaré un post aparte.
                La saga del capitán Alatriste  la considero enmarcada dentro de la novela histórica y de aventuras. Lo de “histórica” va con ciertos matices, pues si bien se describe con minucioso detalle la vida durante el siglo XVII, dicha parte histórica está usada por el autor para mostrar el telón de fondo, el paisaje en el que tendrán lugar las aventuras de sus personajes. No por ello desmerece la inmensa labor de documentación del autor, que ha llevado la minuciosidad al extremo, describiendo una sociedad, una forma de vida e incluso un lenguaje, que hace que se dibuje en la mente del lector el cuadro de esa Europa del siglo de Oro a la perfección. Por medio del lenguaje, se nos traslada a ese Madrid turbio y peligroso, de callejones oscuros y luchas a capa y espada, o esas trincheras de Flandes, húmedas y frías, inclementes con los soldados, o bien a ese Mediterráneo lleno de corsarios, cristianos u otomanos.
                Arturo Pérez Reverte, junto a su hija, son los autores de esta saga que aún no está concluida. Como he dicho, con un estilo muy acorde para crear la atmósfera de la época, se narra por medio de Ínigo Balboa y Aguirre sus vivencias junto al capitán Diego Alatriste y Tenorio. Ambos pueden considerarse protagonistas de la historia, si bien el primero, que narra en forma autobiográfica y en primera persona, es el que ofrece su visión del segundo, un ex soldado veterano de guerra que se gana la vida como espada de alquiler. El capitán recibe el encargo de criar a Íñigo a la muerte de su padre, compañero de armas en Flandes, y es ahí donde empieza la historia, con la llegada del joven Íñigo a Madrid, al encontrarse con el capitán.
                Los seis títulos de los que hablo no tienen porqué ser leídos en orden, ya que cada uno de ellos es una historia diferente, aunque es recomendable hacerlo, ya que siguen un orden cronológico donde algunos elementos van enlazando y evolucionando a lo largo de la historia. A grandes rasgos, las seis historias son las siguientes:
                -El capitán Alatriste: Comienzo de la historia, ambientado en Madrid. Un trabajo encargado al capitán, en el que se ve involucrado un noble extranjero da pie a toda una serie de problemas
                -Limpieza de sangre: Un encargo mal llevado a término hace que los protagonistas se vean cara a cara con la Inquisición
                -El sol de Breda: La vuelta del capitán al oficio de las armas lo lleva de regreso a Flandes, y a la vida militar
                -El oro del rey: A la vuelta de tierras holandesas, reciben un encargo en Sevilla relacionado con el oro que llega de las Indias
                -El caballero del jubón amarillo: Los líos amorosos del capitán con una renombrada actriz lo hacen enemistarse con cierto pretendiente
                -Corsarios de Levante: Vivencias de los protagonistas a bordo de una galera que patrulla un Mediterráneo en disputa con los turcos
                Aparte de la soberbia atmósfera creada, la obra cuenta con algunos otros detalles interesantes. Valga como ejemplo la relación amor-odio con la “raza española”, a la que en algunos momentos se alaba, y acto seguido muestra los aspectos más zafios y oscuros, la doble moral, la miseria espiritual, los fanatismos… detalles todos ellos presentes hoy día. La crítica está siempre presente a lo largo de la obra. Crítica a los propios españoles, a sus vecinos europeos, a la ignorancia, etc., detalle muy acorde al estilo de Pérez Reverte. Otra de sus novelas ambientada en tiempos de Napoleón, “La sombra del águila”, tiene un gran parecido con las aventuras del capitán Alatriste. Todos aquellos que disfrutaran leyendo esa obra no se verán defraudados leyendo éstas. Y viceversa.
                Dejando de lado que habrá franceses e ingleses que seguramente se indignarían leyendo esta obra, yo la recomiendo encarecidamente. Quedo a la espera de terminar la siguiente, y que publiquen las siguientes para saber cómo termina la obra.