lunes, 19 de marzo de 2012

La casa de la seda, de Anthony Horowitz

                Anthony Horowitz, escritor y guionista, es el autor de la nueva obra de Sherlock Holmes, que ha elaborado con el consentimiento de la sociedad que gestiona el patrimonio de Arthur Conan Doyle.
                La novela “La casa de la seda”, es, al igual que el resto de las historias del famoso detective, un caso muy al estilo de las obras de Conan Doyle. Todo comienza con la investigación sobre un marchante de arte que está siendo acosado por un mafioso, pero pronto la historia da un giro y la investigación entra en otro terreno totalmente distinto. Al final, ambas investigaciones confluyen con el genial desenlace al que los lectores de este personaje están acostumbrados.
                El ambiente está muy logrado, deja ver la enorme labor de documentación que ha seguido el autor. El estilo ha ido encaminado a respetar el del autor original, y también está narrado desde el punto de vista del Doctor Watson. En cuanto al ritmo, avanza a lo largo de la historia sin dejar tiempos muertos, haciendo que el lector se pregunte qué es lo que va a suceder a continuación.
                Otro gran acierto de la obra es la diseminación de pistas que aparecen en la narración, que son las que confluyen en un final donde todo queda entrelazado y nada surge por azar, lo que hace del final ese punto apoteósico en el que el lector se verá sorprendido.
                Ahora vienen los “peros”. En este caso, lo que no me ha gustado, personalmente, tiene que ver con los personajes, excepción hecha del Doctor Watson, que está cuidado hasta el más mínimo detalle. Quizás sea una manía mía, o bien la amplitud de visión que me da el hecho de haber estudiado marketing, pero veo algunos artificios dentro de la obra que no me terminan de encajar.
                Uno de ellos es el hecho de que aparezcan todos los elementos entrañables de las novelas del detective, es decir, la señora Hudson, el inspector Lestrade, los Irregulares de Baker Street, el hermano del detective, Mycroft Holmes y hasta James Moriarty. Parece un poco forzada su inclusión dentro de la historia, y desde mi punto de vista, resta calidad, ya que el autor se ha permitido el lujo de hacer las descripciones de todos esos personajes evocando su aura de misterio o exaltando sus cualidades. Creo que debería haberlos incluido sin más. Las reverencias que les hace desentonan con la imagen de la obra de Conan Doyle. Y, en cuanto al protagonista, Sherlock Holmes, tal vez sea mi percepción, pero he notado ciertas diferencias con el personaje original. Veo aquí a un Holmes más humano, más preocupado, algo menos racional, más emocional y con poca energía, lo que me chocaba bastante durante la lectura.
                Pese a esos detalles, y sabiendo que no está escrita por el autor original, considero que es un gran trabajo, aunque con algunas carencias. En cualquier caso, ello no obsta para que sea considerada una buena historia de misterio y policíaca, divertida y entretenida de leer.
Un detalle que me ha gustado especialmente es la explicación del Doctor Watson de por qué este caso había estado archivado durante tanto tiempo, lo que le ha servido para explicar por qué la novela no ha visto la luz hipotéticamente hasta ahora.
Resumen: obra recomendada, pero que puede llegar a decepcionar a los incondicionales de Sherlock Holmes.