miércoles, 29 de junio de 2016

El crucigrama de Jacob, de Ana López Martín

                El crucigrama de Jacob, de 520 páginas, es la primera novela de la escritora de Avilés Ana López Martín.
                Estamos ante una novela histórica que comienza al norte de la Península Ibérica, en el año 1491, cuando reinaban los Reyes Católicos. Por esos tiempos en que se decide la expulsión de los judíos del país.
                La narración está a cargo de un narrador omnisciente. Cuenta no sólo lo que ven, sino también lo que sienten los personajes. Aunque en general es inocuo, en determinados momentos comete el error de “decir en lugar de mostrar”, lo que baja la calidad de la narración.
                La trama es lineal, no hay saltos en el tiempo significativos, y todo transcurre de forma fluida, si bien la acción salta de personaje en personaje, pero siguiendo la misma línea temporal.
En cuanto a los personajes, hay varios protagonistas, todos ellos judíos, con una misión que les llevará por el Camino de Santiago intentando resolver un enigma, y algunos personajes secundarios que se van uniendo a la historia. Hay muchos fallos importantes en todos los personajes. No pasan de ser estereotipos, no tienen profundidad. Por poner un ejemplo, los principales protagonistas son perfectamente intercambiables entre sí y no cambiaría en nada la historia. No sólo son simples, sino que además son poco creíbles. En determinados momentos, parece que estuvieran inspirados por una sabiduría infinita, recursos infinitos para sobreponerse a cualquier problema, y una capacidad física sobrehumana, lo que le resta calidad (y mucha) a la historia.
                El ambiente es, para mí, el punto fuerte de la novela. Las descripciones de la vida en la judería, el Camino de Santiago, cómo se viajaba en esa época, el papel de la Inquisición, los problemas de la Monarquía, contribuyen a poner el telón de fondo y hacer que el lector se adentre en esa época, acompañando a los personajes por los lugares que se visitan (la mayor parte, cercanos a Avilés, zona conocida por la autora).
                El tema de la novela es interesante; el éxodo de los judíos. Y también es interesante que ese tema esté mezclado con un misterio relacionado con el Camino de Santiago. Históricamente, sin llegar a ser excepcional, se consigue una exposición relativamente buena de ese tema y los subtemas asociados al mismo.
                Junto con los personajes, que, como ya he dicho, es un punto negativo de esta obra, hay otro relacionado que es aún peor: los giros. O, mejor dicho, la solución a los distintos problemas que van afrontando los personajes. Si bien la exposición de los obstáculos que los personajes encuentran está bien conseguida (aunque llega un momento que se ve venir que cualquier felicidad es pasajera, o bien un espejismo), la solución a las trabas siempre se soluciona por dos vías: una es, como dije, la excepcional sabiduría o capacidad física de los personajes, y la otra, y mucho peor, es la casualidad. Llega un momento en que, si un personaje hubiera dicho: “necesito un reactor nuclear para solucionar este problema”, en la novela habría aparecido alguien gritando por la calle: “¡Vendo reactores nucleares! ¡Baratos!”. Es una exageración, pero quien lea esta novela verá que, sin llegar a esos extremos, más que causa-efecto, la historia está plagada de casualidades. Podría poner cientos de ejemplos, pero no es mi función ofrecer spoilers, sino analizar la parte técnica.
                El estilo, aunque con algunos fallos que se pueden disculpar, está bien, cumple su función, convirtiendo la novela en una historia amena de leer.
                Hay un detalle curioso, y es que a partir de determinado momento, la historia se acelera, precipitándose hacia un final, resolviendo tramas de forma rápida, como si hubiera prisa por acabar. Da la sensación de que la autora tenía un plazo para terminar la novela, o que veía que se estaba alargando demasiado y prefirió acelerarla. En cualquier caso, eso hace que al principio, la novela tenga más calidad que al final. O esa ha sido mi impresión.

                Como resumen, diré que es una novela que vale como pasatiempo, pero que tiene algunos errores (quizás debido a la poca experiencia de la autora) que, si se subsanaran, habría quedado una novela bastante buena, ya que la idea lo es, y el fondo también.

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