miércoles, 15 de junio de 2016

La chica del tren, de Paula Hawkins

                La chica del tren, publicada en 2015 y con 496 páginas de extensión, se convirtió en best-seller en Estados Unidos y Reino Unido en poco tiempo. La autora, la británica Paula Hawkins, había escrito anteriormente algunas novelas románticas sin mucho éxito, cosa que sí cosechó con esta novela de misterio, vendiendo millones de ejemplares.
                Aunque el personaje principal es Rachel, una chica que viaja todos los días a Londres en tren, la historia está narrada desde tres puntos de vista, todos ellos en primera persona: tres mujeres cuya conexión entre ellas se va desvelando poco a poco. Dichos personajes están medianamente desarrollados, aunque personalmente me han resultado poco empáticos, y con unos rasgos psicológicos que no sé si catalogar como simples o faltos de motivación.
                La trama está partida en tres trozos, cada capítulo salta de un personaje a otro, y uno de ellos narra su punto de vista desde el pasado. Pese al cambio de personajes y saltos temporales, es fácil de seguir la historia y no perderse. De hecho, es un aspecto muy logrado por parte de la autora.
                El estilo no es especialmente brillante, pero es fluido y hace muy fácil la lectura y la inmersión en la historia. Dicha historia comienza con una puesta en escena que me ha parecido muy buena. Enganchaba. Pero, a partir de la mitad, pierde parte de su atractivo y ya no sorprende tanto al lector como al principio, llegando a ser bastante predecible, perdiendo ese halo de misterio que parecía prometer.
                Son varios los temas que aparecen en esta novela, entre los que destacan el alcoholismo y el maltrato físico y psicológico. El hecho de que la narración esté muy centrada en los sentimientos y vida interna de las narradoras, dibuja a veces un escenario para esos temas tratados desde distintos puntos de vista, lo que le da algo de profundidad a la novela, aunque en algunos casos llega a ser repetitiva.
                Por otra parte, el uso de giros narrativos y de cliffhangers se nota demasiado forzado a veces, intentando acrecentar el misterio, pero sin conseguirlo. Es por eso que, acercándose el final, todo se vuelve repetitivo y predecible.

                En resumen, es una obra entretenida de leer, pero nada más. Como tantos otros fenómenos editoriales, se “pone de moda” y acaba siendo mundialmente conocida, pero generalmente, como me suele suceder con los best-sellers, las expectativas generadas por el marketing ponen el listón más alto de lo que la obra merece, y puede llegar a decepcionar precisamente por empezar con altas expectativas. ¡Ojo! No es que la obra sea mala, que no lo es. De hecho, es bastante adictiva, sobre todo al principio. Sin embargo, y vista la aún escasa trayectoria de la autora dentro del mundillo, se nota que podrá mejorar bastante en el futuro, porque ya tiene una buena base sobre la que construir.            

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