La chica del tren, publicada en 2015 y
con 496 páginas de extensión, se convirtió en best-seller en Estados Unidos y
Reino Unido en poco tiempo. La autora, la británica Paula Hawkins, había
escrito anteriormente algunas novelas románticas sin mucho éxito, cosa que sí
cosechó con esta novela de misterio, vendiendo millones de ejemplares.
Aunque
el personaje principal es Rachel, una chica que viaja todos los días a Londres
en tren, la historia está narrada desde tres puntos de vista, todos ellos en
primera persona: tres mujeres cuya conexión entre ellas se va desvelando poco a
poco. Dichos personajes están medianamente desarrollados, aunque personalmente
me han resultado poco empáticos, y con unos rasgos psicológicos que no sé si
catalogar como simples o faltos de motivación.
La
trama está partida en tres trozos, cada capítulo salta de un personaje a otro,
y uno de ellos narra su punto de vista desde el pasado. Pese al cambio de
personajes y saltos temporales, es fácil de seguir la historia y no perderse.
De hecho, es un aspecto muy logrado por parte de la autora.
El
estilo no es especialmente brillante, pero es fluido y hace muy fácil la
lectura y la inmersión en la historia. Dicha historia comienza con una puesta
en escena que me ha parecido muy buena. Enganchaba. Pero, a partir de la mitad,
pierde parte de su atractivo y ya no sorprende tanto al lector como al
principio, llegando a ser bastante predecible, perdiendo ese halo de misterio
que parecía prometer.
Son
varios los temas que aparecen en esta novela, entre los que destacan el
alcoholismo y el maltrato físico y psicológico. El hecho de que la narración
esté muy centrada en los sentimientos y vida interna de las narradoras, dibuja
a veces un escenario para esos temas tratados desde distintos puntos de vista,
lo que le da algo de profundidad a la novela, aunque en algunos casos llega a
ser repetitiva.
Por
otra parte, el uso de giros narrativos y de cliffhangers
se nota demasiado forzado a veces, intentando acrecentar el misterio, pero
sin conseguirlo. Es por eso que, acercándose el final, todo se vuelve repetitivo
y predecible.
En
resumen, es una obra entretenida de leer, pero nada más. Como tantos otros
fenómenos editoriales, se “pone de moda” y acaba siendo mundialmente conocida,
pero generalmente, como me suele suceder con los best-sellers, las expectativas
generadas por el marketing ponen el listón más alto de lo que la obra merece, y
puede llegar a decepcionar precisamente por empezar con altas expectativas.
¡Ojo! No es que la obra sea mala, que no lo es. De hecho, es bastante adictiva,
sobre todo al principio. Sin embargo, y vista la aún escasa trayectoria de la
autora dentro del mundillo, se nota que podrá mejorar bastante en el futuro,
porque ya tiene una buena base sobre la que construir.
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