martes, 23 de agosto de 2011

El corazón de las tinieblas, de Joseph Conrad

            Al adentrarse en la lectura de esta novela sin ninguna información previa respecto a tema o autor, conforme se va avanzando, quizás se puede llegar a la conclusión de que la historia es exactamente paralela a la de la película de Coppola “Apocalypse Now”, y es que esta película tuvo una de sus nominaciones a los oscar al mejor guión adaptado. Guión adaptado de esta novela publicada en 1902, mucho antes de que se produjera la guerra de Vietnam, lugar donde está ambientada la película.

            Esta novela, como tantas otras del autor, tiene como trasfondo la vida de un marinero, con lo que intenta evocar su propia experiencia en la profesión con la que viajó a lo largo y ancho del mundo.

            La historia comienza con un grupo de marineros en una embarcación en el Támesis. Empieza narrando en primera persona, desde el punto de vista de uno de los marineros, una charla entre todos ellos. En un determinado momento, uno de ellos, llamado Marlow, hace un paralelismo entre ese río en que se hallan, la gente que habita a ambos lados del mismo y una vivencia que tuvo en un río muy diferente, en el Congo. En este momento, el narrador del relato cambia y a partir de entonces la historia se cuenta desde el punto de vista de Marlow, narrado también en primera persona.

            La historia nos lleva a una expedición por un territorio salvaje, totalmente desconocido para el narrador, el cual cuando acepta el trabajo sabe que va a un lugar que no aparece en los mapas. Su objetivo es, siendo el principal responsable de la embarcación que se pone en sus manos, remontar un río y localizar a un agente de la compañía que lo ha contratado, un tal Kurtz, personaje del cual, a lo largo del viaje, el protagonista irá conociendo detalles, algunos verídicos, otros meras conjeturas de personas que lo han conocido superficialmente o que lo han visto.

            Como si de un personaje se tratara, el ambiente se nos va describiendo como algo tangible, como un ente que está omnipresente, como un enemigo contra el que tiene que luchar el narrador. Un enemigo implacable, salvaje, impredecible, desconocido. La selva impenetrable cuyos secretos ocultos son imposibles de adivinar, esos sonidos desconocidos que provienen de la misma, esos salvajes con su mirada de miedo y subordinación, y de cuyo comportamiento se puede esperar cualquier cosa, ese río que hay que remontar, doblegar, escrutar, y que en todo momento es un reto y un peligro para la embarcación, esa falta de medios técnicos y profesionales en este remoto lugar del mundo donde cualquier avería podría suponer una catástrofe… Es ese ambiente, ese entorno desconocido uno de los protagonistas de esta novela, junto con el protagonista, que en su búsqueda para completar la misión que se le ha encomendado, irá describiendo cada percepción tal como la siente, ya que es incapaz de comprenderla.

            Cuando aparece el personaje del que tantas especulaciones se hacen, Kurtz, parece haber sido influido, absorbido, controlado por ese ambiente hostil, y graba en la memoria de Marlow lo que tal vez es su descubrimiento sobre ese entorno “¡El horror, el horror!”

            En esta obra, destacan por su calidad las descripciones, tan vívidas que llegan a dar la sensación de poner frente a los ojos del lector lo que se está describiendo. Es una novela de aventuras realista, que muestra con crudeza una odisea que había empezado con una búsqueda, y acabando con un encuentro que nada tiene que ver con lo que se estaba buscando.

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