lunes, 5 de diciembre de 2016

Falcó, de Arturo Pérez-Reverte

                Falcó es la última novela de Arturo Pérez-Reverte, publicada en 2016. Tiene 296 páginas, y todo apunta a ser la primera novela de la serie que protagonizará el personaje que se da a conocer en esta primera entrega: Lorenzo Falcó.
                Se trata de una novela negra de espionaje, ambientada en los años 30, en los comienzos de la Guerra Civil española. Los movimientos del protagonista por el territorio nacional muestran un paisaje histórico bien documentado, donde el lector se puede hacer una idea de qué ambiente se respiraba en ambos bandos del conflicto, y qué tipo de personas tomaban parte en él, y cómo lo vivían. Es por ello que esta novela tiene tintes de novela histórica, que no llega a ser tal porque los datos históricos sólo forman parte del escenario en el que se desenvuelve la historia.
                El narrador omnisciente está centrado en el protagonista, y sigue sus andanzas en una trama lineal, que sólo queda pausada en determinados momentos para recalcar alguna anécdota del pasado de Falcó.
                En cuanto a los personajes, esperaba algo más de Pérez-Reverte, ya que todos, incluido el protagonista, me han parecido estereotipos que, aunque bien encajados en la historia, me daba la sensación de haberlos visto una y otra vez en otros sitios.
                El estilo sin duda es el punto fuerte del escritor, y aquí lo demuestra en una obra ágil, amena, que hace al lector viajar a otra época y ver “qué se cocía” entonces.
                El tema tratado, principalmente el conflicto, está representado de forma soberbia. No toma partido por uno ni por otro bando, y sin embargo muestra el sinsentido y la barbarie de una forma que no siempre se ve en otras narraciones. Así, se pueden ver los oportunistas que aparecían por doquier, daba igual el bando, los cobardes, los valientes… muy realista y muy centrada la visión del autor.
                Aunque es una buena lectura, personalmente esperaba más. Me ha gustado mucho lo que se podría llamar “el decorado” de la novela, pero la historia no me ha parecido relevante. Digamos que la veo escasa de originalidad. Podría ser un cliché de la película “Casablanca”, o un plagio de Berlin Noir de Philip Kerr, aunque ambientado en España, o un: “¿y si James Bond fuera español y hubiera vivido durante la Guerra Civil?”. Sea por lo que fuere, el cliché está ahí, y aunque la misma historia contada de distinta forma una y otra vez puede seguir siendo interesante, yo le he notado en falta algo más de originalidad, que se habría solventado con una ligera huida del estereotipo.

                Esperaba un Alatriste del siglo pasado, pero ha quedado un poco corto. Eso no quiere decir que la novela sea mala, que no lo es. De hecho, también Alatriste tiene historias buenas y no tan buenas. Esperemos que ésta de Falcó haya sido de las últimas, que lo que venga después no haga sino mejorar.

miércoles, 23 de noviembre de 2016

Fiesta en la madriguera, de Juan Pablo Villalobos

                Fiesta en la madriguera es la primera novela del escritor mexicano Juan Pablo Villalobos, que actualmente reside en España. Fue publicada en 2010.
                Es una novela corta, de 112 páginas. En mi caso, ha sido una lectura de un par de horas. Veamos de qué va:
                Empezando por los personajes, tenemos al protagonista Tochtli, un niño cuya edad no se especifica, el cual es a su vez el narrador en primera persona de la historia. Es hijo del narcotraficante Yolcaut, y recibe clases particulares del profesor Mazatzin. Esos tres son los personajes principales de la historia, y en torno a los cuales gira la vida del protagonista. Por supuesto, al ser una narración en primera persona, la visión de todos ellos es subjetiva, y más  teniendo en cuenta que quien narra es un niño. Pero no un niño cualquiera.
                El tipo de narración es perfecta para lo que supongo que pretendía el autor, que es ofrecer una visión salpicada de humor ácido al contrastar la realidad que el lector descubrirá tras las inocentes palabras y reflexiones del niño.
                El tema principal es la violencia que se sufre como daño colateral del mundo del narcotráfico, lo cual queda reflejado en cuanto el lector ve qué clase de niño es Tochtli, cómo vive, cómo es educado, qué actitud tiene ante el mundo.
                Está ambientada casi por entero en “la madriguera”, que no es más que una metáfora del palacete donde vive el protagonista, recluido gracias a los negocios a los que se dedica su padre.
                El estilo es posiblemente el punto fuerte de esta novela. Es fácil creer que es un niño quien escribe. Hay escasez de vocabulario, palabras favoritas del protagonista usadas en exceso e, incluso en determinadas ocasiones, mal usadas porque el protagonista no las entiende bien. Todo ello puesto en escena de una forma que hará sonreír al lector al comprobar la candidez del niño.
                La trama avanza a un ritmo adecuado. De hecho, he terminado de leerlo sin apenas darme cuenta. Y la impresión que me ha dejado es que merece la pena, y mucho. Cuenta una historia que es la que quedará en la cabeza del lector, pero de una forma que, por decirlo de alguna forma: no es eso lo que hay escrito en la novela. Los toques de humor y las interpretaciones fantasiosas de la realidad, aparte de algunas creencias tan inverosímiles como creativas, son fáciles de entender en ambos sentidos. Y no hay que leer durante un mes. Si a alguien no le gusta (que no ha sido mi caso), la pérdida de tiempo habrá sido mínima.

                Hace poco el autor recibió el premio Herralde de novela por su última obra, y leyendo un artículo fue cuando me decidí a leer algo de este escritor que anteriormente era desconocido para mí. Y no me ha defraudado.

martes, 22 de noviembre de 2016

Trilogía del Baztán, de Dolores Redondo

                Recientemente galardonada con el Premio Planeta 2016 por su obra Todo esto te daré, la escritora española Dolores Redondo tiene como su obra más conocida la Trilogía del Baztán, de la que trata esta reseña, y que se compone de las siguientes novelas:
                El guardián invisible
                Legado en los huesos
                Ofrenda a la tormenta
                Hay que empezar diciendo que el Baztán es una comarca de Navarra, situada al norte de Pamplona, y por la que pasa el río del mismo nombre, en otros lugares conocido como río Bidasoa. Y no es casualidad que el nombre del río y la comarca dé nombre a la trilogía, ya que, junto con Pamplona, es el lugar donde tiene lugar la historia, y además está tratado de tal forma que puede llegar a considerarse como un personaje más de la novela. Dicho esto, la ambientación de esa zona donde transcurre la acción está descrita con abundancia de detalles, que quizás llegan a ser excesivos en determinados momentos, pero que contribuyen a crear una atmósfera que hace fácil la inmersión del lector en el paisaje.
                Es una novela policiaca. Si bien cada una de las tres novelas trata sobre un caso distinto, hay un hilo común en toda la trilogía. No sólo un hilo temporal, sino también argumental. Para ver la historia en su conjunto y poder valorarla, hay que leer la trilogía completa.
                En cuanto a cómo está escrita, encontramos a un narrador omnisciente, que generalmente sigue los pasos de la protagonista, la inspectora de la Policía Foral de Navarra Amaia Salazar. La historia comienza cuando la protagonista se tiene que desplazar a su población natal, Elizondo, a investigar unos extraños crímenes.
Los personajes están bien construidos y diferenciados, y es especialmente complejo el personaje de la protagonista. Sin embargo, no están exentos de caer en determinados clichés, de los cuales no se escapa ni la susodicha protagonista, pero no es un caso tan alarmante como para considerarlo especialmente grave.
La trama es intrincada, y veo detrás de ella un trabajo técnico impecable. La acción, el misterio y las incógnitas que acompañan a cada novela de este tipo, aquí las encontramos perfectamente dosificadas. Conforme avanza la historia, van apareciendo enigmas, se van resolviendo y, lo que es más importante desde mi punto de vista: no se resuelven por casualidad o mediante deus ex machina (y, si hay alguna casualidad, pasa desapercibida, o se puede perdonar). Lo único llevado al extremo es la habilidad de la inspectora para resolver enigmas, que en ocasiones parece tener el don de la clarividencia, mientras que en otras, el lector ya sabe lo que ha pasado mientras que la protagonista no parece haberse dado cuenta.
Los diálogos, sin embargo, me han producido una sensación agridulce: en unos momentos son brillantes, y en otros, el interlocutor parece un orador dando un discurso detrás de un púlpito. Esto último sucede, generalmente, cuando se exponen explicaciones de temas técnicos.
En cuanto a los temas tratados en las novelas, aquí destaco dos (que bien podrían ser historias paralelas dentro de la historia principal, por cómo están tratados): la maternidad y la superstición. Éste último me parece el más interesante de esta trilogía, y es que, aunque siempre se puede encontrar alguna novela policiaca con cierto ingrediente místico, en este caso la mitología rural se encuentra enquistada dentro de la historia principal formando un todo uniforme. Ése es para mí el aspecto más destacable y original de esta trilogía.
Como resumen, diré que merece la pena. Toda la trilogía completa son alrededor de 1600 páginas, pero en mi caso, no se me ha hecho pesada. Tiene buen ritmo, está bien escrita, mantiene el suspense, el ambiente está bien reflejado y los personajes están decentemente caracterizados. Y la historia me ha parecido interesante.

Todo indica que la autora no guardará al personaje de Amaia Salazar en un cajón, sino que volverá a ver la luz. Aparte de eso, la película está a punto de estrenarse. No espero gran cosa, porque tras haber leído la historia, sería una sorpresa encontrar que es más rica en detalles que la novela. Pero son dos formas distintas de arte, y yo siempre he tenido preferencia por la que me aporta una experiencia más completa, que es… la Literatura.

martes, 25 de octubre de 2016

Matadero cinco, de Kurt Vonnegut

                Matadero cinco, del escritor estadounidense Kurt Vonnegut, fue publicada en 1969, y es una de sus obras más conocidas.
                Al ser mi primer contacto con este autor, aún no puedo comparar ésta con otras de sus obras, pero por la información de que dispongo, es un buen ejemplo del estilo de su escritura.
                En este caso, la novela se podría calificar como una obra satírica de ciencia-ficción,  pero teniendo en cuenta que tiene elementos históricos verídicos. El tema principal se expone al principio: el bombardeo de la ciudad de Dresde durante la II Guerra Mundial. Dicho tema, mezclado con el estilo que el autor imprime a la narración, crea un efecto extraño en un primer momento, pero muy logrado a nivel global, dejando al final una obra con una narración poco habitual y con una estructura caótica, pero ordenada.
                El protagonista es Billy Pilgrim, un personaje estrafalario que se propone contar cómo vivió en primera persona el bombardeo, siendo prisionero de guerra. Este personaje perfectamente podría ser un alter-ego del propio autor, quien fue, en efecto, testigo presencial del evento, lo que da a la historia cierto tinte autobiográfico.
                En cuanto a la trama, está llena de elipsis y flashbacks, y el motivo de los mismos es lo que hace catalogar esta obra como novela de ciencia-ficción. La vida del protagonista va saltando de presente al pasado y al futuro de forma aleatoria, pero dejando una historia completa de su vida al final de la lectura.
                La narración en tercera persona sigue al protagonista y sus hazañas junto con el resto de personajes que lo rodean, dando datos contundentes, satíricos, con notas de humor negro… un narrador que no pasa desapercibido, y que es, bajo mi punto de vista el punto fuerte de esta novela. Un narrador que se deja ver, que usa una prosa sencilla de comprender para cualquier lector, pero impactante por su estilo.
                La ambientación durante una guerra y la forma en que se tratan los hechos, da un claro mensaje antibelicista, mostrando sucesos absurdos, muertes sin sentido, sufrimiento gratuito. En este aspecto, el autor ha manejado el asunto con maestría.

                La novela tiene 192 páginas, y eso junto con el estilo usado, hace que sea una obra amena y fácil de leer. Desde mi punto de vista, hay algunas partes en que se hace lenta, y en otras el ritmo se acelera de forma vertiginosa, es decir: no es una novela que, pese a ser corta, la ha haya disfrutado de principio a fin, ya que en algún momento puntual se me ha hecho algo pesada. Sin embargo, en conjunto, me ha gustado bastante. El estilo del escritor me ha cautivado, la forma de plasmar la historia y las anécdotas que cuenta me han gustado, y además, muchos pasajes me han hecho sonreír, y muchos otros, reflexionar sobre determinados temas. Es por eso que pronto escogeré otra de sus novelas para, por fin, poder comparar bien y hacerme una idea de este autor hasta ahora desconocido para mí. 

jueves, 29 de septiembre de 2016

Siddhartha, de Hermann Hesse

                En 1922 se publicó la novela Siddhartha, del alemán Hermann Hesse, al cual se le concedió el premio Nobel en 1946.
                La novela está ambientada en la India, lugar donde el autor había vivido durante algún tiempo. Narra la vida del protagonista, Siddhartha, un joven cuyas inquietudes filosóficas lo llevan a una búsqueda interior que dibuja la trama principal de la historia.
                El narrador en tercera persona sigue al protagonista en su camino, a veces mostrando lo que sucede en su entorno, y otras veces mostrando el interior del personaje. En cuanto a los personajes, tan importante es el protagonista como el resto, con quien se cruza en su camino.  De una forma u otra, acabarán formando parte de su búsqueda, haciendo que avance tanto la historia como la sabiduría de Siddhartha, convirtiéndose en mentores, sepan o no que lo son.
                El tema tratado, la búsqueda de uno mismo, es el mismo que también expuso el autor en Demian, aunque en este caso la historia es muy distinta, y la ambientación también. Quizás en Demian se reflejaba muy bien el paso por las distintas etapas de la vida, desde la niñez a la adolescencia y después a la madurez, mientras que en Siddharta queda mejor reflejado cómo la búsqueda de la sabiduría hace al protagonista madurar poco a poco.
                El ambiente queda relegado a un segundo plano. La historia tiene lugar en un sitio intemporal, donde sólo la exposición de los lugares y los personajes conforman el escenario en que se mueve el protagonista.
                Con 216 páginas en la edición de bolsillo, es una lectura rápida, para una tarde larga o para un par de días. El autor, con su particular estilo poético y filosófico del que ya disfruté en Demian y El lobo estepario, expone interesantes reflexiones, utiliza innumerables metáforas, y, en general cuestiona todo lo que los personajes de la historia saben o creen que saben.
                No es una historia de acción, sino de reflexión. Muestra una actitud ante la vida y sus enseñanzas que me ha gustado bastante. Hace que se observe a la realidad con otros ojos. Diría que es una historia distinta, una historia donde el personaje tiene unas vivencias que hacen al lector interesarse por qué sucederá a continuación, pero en realidad, lo que pretende la historia es que el lector se preocupe más por cómo afectará al protagonista lo que suceda a continuación, sea lo que sea. Y lo que sucede al protagonista es… la vida misma.
                No se encuentran en Siddhartha cambios bruscos en la trama, ni momentos de suspense, ni otros artificios literarios que mantengan al lector en vilo. Sin embargo, la fluidez de la lectura hace que, además de acabarse rápido, transmita unas reflexiones que dejarán huella en el lector.
                No diría que es una obra soberbia, de hecho disfruté más con otras obras del mismo autor, pero la recomiendo.

                

miércoles, 21 de septiembre de 2016

Bajo la misma estrella, de John Green

                Bajo la misma estrella, del estadounidense John Green, fue publicada en 2012. Consta de 304 páginas, y podría encuadrarse dentro del género de literatura juvenil y romántica.
                La trama principal es una historia de amor entre adolescentes. No hay elipsis, no hay flasbacks. Todo transcurre cronológicamente, contado por la protagonista, que es la que narra la historia en primera persona.
                Los personajes principales son Hazel Grace, una chica de dieciséis años enferma de cáncer, que necesita apoyo para poder respirar, lo que hace que siempre vaya acompañada de su bombona de oxígeno, y Gus, un chico al que conoce en una reunión para adolescentes enfermos de cáncer (y que, por consiguiente, también sufre algún menoscabo físico). Pese a no ser unos personajes que estén muy desarrollados, son funcionales, o sea, que hacen que la historia gire en torno a ellos. Digo esto porque hay algunos fallos importantes en su diseño, aunque opino que los puntos fuertes los contrarrestan. Como fallos, diré que son personajes relativamente irreales. No se muestra el sufrimiento físico que da lugar a las reflexiones filosóficas (algunas mejor conseguidas que otras) sobre su estado. En cuanto a las reflexiones, puede resultar poco creíble la clarividencia de los protagonistas respecto a su situación. Ese “optimismo pesimista” como lo llamaría yo, no concuerda con su edad. Pero, como digo, queda contrarrestado lo interesante de ciertos argumentos con la poca credibilidad de quien los emite. Por otra parte, los personajes muestran una realidad contundente y bien expresada, al margen de la propaganda bien-pensante de hoy día y de “lo que no veo, no existe”. Es decir, ven las cosas como son, no como deberían ser.
                Ése es el punto de partida para crear un ambiente donde la enfermedad es el escenario donde transcurre la historia de amor. Un escenario en el que hay familiares y amigos moldeados por esa situación, y que, sin estar excesivamente desarrollados, cumplen su función de adornar la historia y darle realismo, enriqueciéndola y aportando nuevos matices.
                Como novela juvenil, es una historia de la que los adolescentes pueden sacar bastante jugo, y los adultos también, aunque menos. Por ejemplo, me ha gustado una de las frases que se repite varias veces: “El mundo no es una máquina de conceder deseos”, y algunas otras reflexiones y situaciones que me han hecho pensar. Flojea un poco el trasfondo de la historia de amor, pero se puede disculpar.
                El estilo, pese a lo comentado anteriormente sobre la narradora, es bastante adecuado. Hace fácil la lectura, y no se hace pesada en ningún momento. Y en cuanto al ritmo, no he tenido la sensación de que hubiera pausas o aceleraciones innecesarias.

                Por algunos comentarios leídos sobre esta obra, tenía entendido que había tragedia y humor, pero yo tengo que reconocer que no me he reído leyendo Bajo la misma estrella, y, sin embargo, en algún momento casi me hace llorar, es decir, que sí he sentido la tragedia, pero el humor no lo he considerado tal. No caigamos en la tentación de pensar que una obra que consigue estremecerte es una obra maestra, porque, como ya digo, cuenta con algunos fallos. Pero me ha parecido buena. No soberbia, simplemente buena. Y lo es porque no es muy larga, y porque consigue dibujar un mundo con el que es fácil conectar. En algún momento chirría, pero la mayor parte de la lectura merece la pena.              

viernes, 16 de septiembre de 2016

Guerra mundial Z, de Max Brooks

                En 2006 se publicó la novela Guerra mundial Z, del estadounidense Max Brooks. Con 464 páginas, es la continuación o complemento de Zombi – guía de supervivencia, la cual no he leído.
                La historia trata sobre la investigación llevada a cabo por un observador de la ONU, el cual ha realizado una recopilación de testimonios de algunos de los supervivientes de una guerra de escala mundial contra los zombis.
                La novela está estructurada en forma de entrevistas, en la que cada capítulo es el testimonio de un personaje concreto, de un lugar del mundo concreto, que cuenta en primera persona su experiencia. Dichos testimonios están organizados de forma cronológica, así que la trama va avanzando desde que comienza la infección hasta que se extiende, pasando por cómo afecta al mundo, qué hace la humanidad contra esa plaga, y cómo se erradica.
                La elección de esta forma de narración, si bien resta misterio a la historia al saber que los narradores han sobrevivido, por otra parte cuenta con el punto fuerte de mostrar ese apocalipsis desde múltiples y muy distintos puntos de vista.
                El ambiente está muy logrado. Partiendo de una visión global de la política, religión, valores humanos, etc., se muestra cómo cambia todo, cómo evoluciona (o involuciona). Hay abundantes descripciones técnicas de armamento, técnicas de supervivencia, problemas que podrían aparecer en caso de una hipotética apocalipsis de ese estilo, etc. A veces cae en determinados clichés para diferenciar las partes del mundo o los personajes, y hay un excesivo protagonismo estadounidense, pero salvo por esos pequeños detalles, el lector tendrá una buena visión de cómo cambia el mundo y la transición desde el punto “A” en que comienza la historia hasta el punto “B” en que acaba.
                Los personajes, como he dicho, son muy dispares. Quizás por la forma elegida de narración, o quizás porque el protagonista principal y nexo común de la historia sean los zombis, en general son personajes muy homogéneos. Se les ha intentado dar profundidad, pero la longitud de los capítulos hace que al lector le cueste empatizar lo suficiente, ya que el capítulo se acaba y se cambia de personaje. ¡Ojo! Las historias, sin embargo, son muy heterogéneas, y ahí es donde está la brillantez de esta novela. Cambios de escenario, cambio de circunstancias (geográficas, climatológicas, sociales…), pero mismo enemigo y mismos problemas, aunque adaptados a la situación. Aunque hay una predominancia de las historias militares, esto no afecta a la novela, porque es lógica tal predominancia dado el tema que se trata.        
                El ritmo es adecuado. La historia avanza saltando de localización geográfica y personaje, pero mostrando claramente una evolución lenta hacia un desenlace. En cuanto al susodicho desenlace, me ha parecido algo precipitado y poco documentado, pero el conjunto hace que no quite demasiado brillo a la historia.
                Es la primera novela de temática zombi que he leído, y sinceramente, me ha gustado. Me ha cautivado el formato de historias cortas, lo que ha hecho muy amena la lectura, y me ha transportado a distintos lugares basados en lugares reales de la actualidad, y me ha mostrado un “¿Qué pasaría si…?” que me ha mantenido enganchado de principio a fin.  

Aunque sigo siendo escéptico sobre la calidad de muchos bestsellers, en este caso no me he sentido defraudado. Y en cuanto a la película del mismo nombre, recuerdo que, salvo el argumento de la historia, no tenía demasiado que ver con la novela, por lo que, como siempre, y al margen de que una u otra sea mejor o peor (son distintas formas de arte), recomiendo la lectura.