Falcó es la última novela de Arturo
Pérez-Reverte, publicada en 2016. Tiene 296 páginas, y todo apunta a ser la
primera novela de la serie que protagonizará el personaje que se da a conocer
en esta primera entrega: Lorenzo Falcó.
Se
trata de una novela negra de espionaje, ambientada en los años 30, en los
comienzos de la Guerra Civil española. Los movimientos del protagonista por el
territorio nacional muestran un paisaje histórico bien documentado, donde el
lector se puede hacer una idea de qué ambiente se respiraba en ambos bandos del
conflicto, y qué tipo de personas tomaban parte en él, y cómo lo vivían. Es por
ello que esta novela tiene tintes de novela histórica, que no llega a ser tal
porque los datos históricos sólo forman parte del escenario en el que se
desenvuelve la historia.
El
narrador omnisciente está centrado en el protagonista, y sigue sus andanzas en
una trama lineal, que sólo queda pausada en determinados momentos para recalcar
alguna anécdota del pasado de Falcó.
En
cuanto a los personajes, esperaba algo más de Pérez-Reverte, ya que todos,
incluido el protagonista, me han parecido estereotipos que, aunque bien
encajados en la historia, me daba la sensación de haberlos visto una y otra vez
en otros sitios.
El
estilo sin duda es el punto fuerte del escritor, y aquí lo demuestra en una
obra ágil, amena, que hace al lector viajar a otra época y ver “qué se cocía”
entonces.
El tema
tratado, principalmente el conflicto, está representado de forma soberbia. No
toma partido por uno ni por otro bando, y sin embargo muestra el sinsentido y
la barbarie de una forma que no siempre se ve en otras narraciones. Así, se
pueden ver los oportunistas que aparecían por doquier, daba igual el bando, los
cobardes, los valientes… muy realista y muy centrada la visión del autor.
Aunque
es una buena lectura, personalmente esperaba más. Me ha gustado mucho lo que se
podría llamar “el decorado” de la novela, pero la historia no me ha parecido
relevante. Digamos que la veo escasa de originalidad. Podría ser un cliché de
la película “Casablanca”, o un plagio de Berlin
Noir de Philip Kerr, aunque ambientado en España, o un: “¿y si James Bond
fuera español y hubiera vivido durante la Guerra Civil?”. Sea por lo que fuere,
el cliché está ahí, y aunque la misma historia contada de distinta forma una y
otra vez puede seguir siendo interesante, yo le he notado en falta algo más de
originalidad, que se habría solventado con una ligera huida del estereotipo.
Esperaba
un Alatriste del siglo pasado, pero
ha quedado un poco corto. Eso no quiere decir que la novela sea mala, que no lo
es. De hecho, también Alatriste tiene
historias buenas y no tan buenas. Esperemos que ésta de Falcó haya sido de las
últimas, que lo que venga después no haga sino mejorar.
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