miércoles, 21 de septiembre de 2016

Bajo la misma estrella, de John Green

                Bajo la misma estrella, del estadounidense John Green, fue publicada en 2012. Consta de 304 páginas, y podría encuadrarse dentro del género de literatura juvenil y romántica.
                La trama principal es una historia de amor entre adolescentes. No hay elipsis, no hay flasbacks. Todo transcurre cronológicamente, contado por la protagonista, que es la que narra la historia en primera persona.
                Los personajes principales son Hazel Grace, una chica de dieciséis años enferma de cáncer, que necesita apoyo para poder respirar, lo que hace que siempre vaya acompañada de su bombona de oxígeno, y Gus, un chico al que conoce en una reunión para adolescentes enfermos de cáncer (y que, por consiguiente, también sufre algún menoscabo físico). Pese a no ser unos personajes que estén muy desarrollados, son funcionales, o sea, que hacen que la historia gire en torno a ellos. Digo esto porque hay algunos fallos importantes en su diseño, aunque opino que los puntos fuertes los contrarrestan. Como fallos, diré que son personajes relativamente irreales. No se muestra el sufrimiento físico que da lugar a las reflexiones filosóficas (algunas mejor conseguidas que otras) sobre su estado. En cuanto a las reflexiones, puede resultar poco creíble la clarividencia de los protagonistas respecto a su situación. Ese “optimismo pesimista” como lo llamaría yo, no concuerda con su edad. Pero, como digo, queda contrarrestado lo interesante de ciertos argumentos con la poca credibilidad de quien los emite. Por otra parte, los personajes muestran una realidad contundente y bien expresada, al margen de la propaganda bien-pensante de hoy día y de “lo que no veo, no existe”. Es decir, ven las cosas como son, no como deberían ser.
                Ése es el punto de partida para crear un ambiente donde la enfermedad es el escenario donde transcurre la historia de amor. Un escenario en el que hay familiares y amigos moldeados por esa situación, y que, sin estar excesivamente desarrollados, cumplen su función de adornar la historia y darle realismo, enriqueciéndola y aportando nuevos matices.
                Como novela juvenil, es una historia de la que los adolescentes pueden sacar bastante jugo, y los adultos también, aunque menos. Por ejemplo, me ha gustado una de las frases que se repite varias veces: “El mundo no es una máquina de conceder deseos”, y algunas otras reflexiones y situaciones que me han hecho pensar. Flojea un poco el trasfondo de la historia de amor, pero se puede disculpar.
                El estilo, pese a lo comentado anteriormente sobre la narradora, es bastante adecuado. Hace fácil la lectura, y no se hace pesada en ningún momento. Y en cuanto al ritmo, no he tenido la sensación de que hubiera pausas o aceleraciones innecesarias.

                Por algunos comentarios leídos sobre esta obra, tenía entendido que había tragedia y humor, pero yo tengo que reconocer que no me he reído leyendo Bajo la misma estrella, y, sin embargo, en algún momento casi me hace llorar, es decir, que sí he sentido la tragedia, pero el humor no lo he considerado tal. No caigamos en la tentación de pensar que una obra que consigue estremecerte es una obra maestra, porque, como ya digo, cuenta con algunos fallos. Pero me ha parecido buena. No soberbia, simplemente buena. Y lo es porque no es muy larga, y porque consigue dibujar un mundo con el que es fácil conectar. En algún momento chirría, pero la mayor parte de la lectura merece la pena.              

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