Recientemente
galardonada con el Premio Planeta 2016 por su obra Todo esto te daré, la escritora española Dolores Redondo tiene como
su obra más conocida la Trilogía del
Baztán, de la que trata esta reseña, y que se compone de las siguientes
novelas:
El guardián invisible
Legado en los huesos
Ofrenda a la tormenta
Hay que empezar diciendo que
el Baztán es una comarca de Navarra, situada al norte de Pamplona, y por la que
pasa el río del mismo nombre, en otros lugares conocido como río Bidasoa. Y no
es casualidad que el nombre del río y la comarca dé nombre a la trilogía, ya
que, junto con Pamplona, es el lugar donde tiene lugar la historia, y además
está tratado de tal forma que puede llegar a considerarse como un personaje más
de la novela. Dicho esto, la ambientación de esa zona donde transcurre la
acción está descrita con abundancia de detalles, que quizás llegan a ser
excesivos en determinados momentos, pero que contribuyen a crear una atmósfera
que hace fácil la inmersión del lector en el paisaje.
Es una
novela policiaca. Si bien cada una de las tres novelas trata sobre un caso
distinto, hay un hilo común en toda la trilogía. No sólo un hilo temporal, sino
también argumental. Para ver la historia en su conjunto y poder valorarla, hay
que leer la trilogía completa.
En
cuanto a cómo está escrita, encontramos a un narrador omnisciente, que
generalmente sigue los pasos de la protagonista, la inspectora de la Policía
Foral de Navarra Amaia Salazar. La historia comienza cuando la protagonista se
tiene que desplazar a su población natal, Elizondo, a investigar unos extraños
crímenes.
Los personajes están bien construidos
y diferenciados, y es especialmente complejo el personaje de la protagonista.
Sin embargo, no están exentos de caer en determinados clichés, de los cuales no
se escapa ni la susodicha protagonista, pero no es un caso tan alarmante como
para considerarlo especialmente grave.
La trama es intrincada, y veo
detrás de ella un trabajo técnico impecable. La acción, el misterio y las
incógnitas que acompañan a cada novela de este tipo, aquí las encontramos
perfectamente dosificadas. Conforme avanza la historia, van apareciendo
enigmas, se van resolviendo y, lo que es más importante desde mi punto de
vista: no se resuelven por casualidad o mediante deus ex machina (y, si hay alguna casualidad, pasa desapercibida, o
se puede perdonar). Lo único llevado al extremo es la habilidad de la
inspectora para resolver enigmas, que en ocasiones parece tener el don de la
clarividencia, mientras que en otras, el lector ya sabe lo que ha pasado
mientras que la protagonista no parece haberse dado cuenta.
Los diálogos, sin embargo, me han
producido una sensación agridulce: en unos momentos son brillantes, y en otros,
el interlocutor parece un orador dando un discurso detrás de un púlpito. Esto
último sucede, generalmente, cuando se exponen explicaciones de temas técnicos.
En cuanto a los temas tratados en
las novelas, aquí destaco dos (que bien podrían ser historias paralelas dentro
de la historia principal, por cómo están tratados): la maternidad y la
superstición. Éste último me parece el más interesante de esta trilogía, y es
que, aunque siempre se puede encontrar alguna novela policiaca con cierto
ingrediente místico, en este caso la mitología rural se encuentra enquistada
dentro de la historia principal formando un todo uniforme. Ése es para mí el
aspecto más destacable y original de esta trilogía.
Como resumen, diré que merece la
pena. Toda la trilogía completa son alrededor de 1600 páginas, pero en mi caso,
no se me ha hecho pesada. Tiene buen ritmo, está bien escrita, mantiene el
suspense, el ambiente está bien reflejado y los personajes están decentemente
caracterizados. Y la historia me ha parecido interesante.
Todo indica que la autora no
guardará al personaje de Amaia Salazar en un cajón, sino que volverá a ver la
luz. Aparte de eso, la película está a punto de estrenarse. No espero gran
cosa, porque tras haber leído la historia, sería una sorpresa encontrar que es
más rica en detalles que la novela. Pero son dos formas distintas de arte, y yo
siempre he tenido preferencia por la que me aporta una experiencia más
completa, que es… la Literatura.
Con todo mi respeto a la escritora, su trabajo, que lo tiene, no se traduce en una historia ágil, e interesante. Sobran clichés, descripciones sobrecargadas, adjetivos. Parece más interesada en mostrar un catálogo de figuras literarias y documentación que de contar una historia que arrastre al lector. En contadas ocasiones te metes en la trama.
ResponderEliminarAcabo de terminar la trilogía y, a pesar de que me ha gustado mucho y de que considero que la autora escribe muy bien, creo humildemente que le sobran unas cuantas descripciones.
ResponderEliminarQuizá tenga esa sensación por haber leído los tres libros seguidos, no lo sé, pero he acabado un poco hasta el moño de leer una y otra vez (muy bien escrito, eso sí) cómo son las calles de Elizondo, cómo es el río Baztan y el bosque y la lluvia y...