Anatema, del estadounidense Neal
Stephenson, ganó el premio Locus en 2009 y estuvo nominada a otros importantes
premios de Ciencia Ficción.
No es
una obra apta para neófitos que quieren adentrarse en la literatura de Ciencia
Ficción. Es relativamente larga (736 páginas), y su contenido es bastante denso.
Especialmente el principio.
En
cualquier novela de Ciencia Ficción, uno de los elementos más atractivos para
el lector es el ambiente. En este caso, la obra está ambientada en el planeta
Arbre. Pero ¿qué es Arbre? Pues es un planeta que guarda cierto paralelismo con
la Tierra. Un planeta que perfectamente podría ser una versión del nuestro,
pero en un universo paralelo. Ahí es donde transcurre la acción, y poco a poco
se va desvelando cómo es la vida de los habitantes de ese planeta: su cultura,
su historia y, sobre todo, su ciencia y su filosofía. Pese a que pueda parecer
compleja la creación de un ambiente parecido, el autor consigue (desde mi punto
de vista, con éxito) una inmersión total del lector en ese mundo. Y lo logra
con varios efectos, algunos de los cuales son:
-Vocabulario
específico de ese mundo, desde el principio de la obra. Seguro que a más de un
lector le entrarán ganas de parar de leer y tirar el libro por la ventana. Pero
conforme la historia avanza, el efecto se revierte y lo que se consigue es que,
mediante el aprendizaje y comprensión del lector, acabe teniendo ese toque
exótico y distintivo característico de ese mundo concreto. Por cierto, este
recurso, el de usar un nuevo vocabulario, es un recurso muy usado en la literatura
de Ciencia Ficción, y hasta el momento, esta novela es el caso más extremo que
he encontrado.
-El
mundo tiene una historia concreta, unos personajes históricos y una evolución
cultural que, aunque guarda cierto paralelismo con nuestro mundo real, se
diferencia del mismo (y no poco).
-En
cuanto a la ciencia y la filosofía, ahí está el punto fuerte de esta novela.
Numerosas exposiciones y discusiones, en algunos casos de gran extensión, y,
conforme avanza la historia, más complejas cada vez. Terminología científica
paralela a la del mundo real, leyes naturales descubiertas por personajes de
ese mundo en un tiempo y circunstancias concretas, aplicación y reflexión sobre
esas leyes… me ha parecido muy interesante cómo ha manejado el autor ese tema.
Respecto
a los personajes de ese planeta, están divididos en dos bandos: los que viven
una especie de vida monástica (llamados avotos) en el interior de una especie
de monasterios (llamados cenobios), y los que viven fuera, extramuros. Los
personajes principales, en su mayoría pertenecen a la vida monástica. El
protagonista, que es quien relata la historia en primera persona, es Fra
Erasmas (Fra es el título que reciben los “avotos” masculinos, mientras que Sur
pertenece a los “avotos” femeninos). A través de los ojos del protagonista, se mostrará
su estilo de vida, su visión del mundo en que vive, sus preocupaciones y, sobre
todo, la aventura que vive en esta novela. Un efecto destacable de esta novela
es que apenas hay descripciones físicas de los personajes, sino que se
representan a través de lo que hacen y, sobre todo, de lo que dicen.
En
cuanto al ritmo, se podría decir que avanza a saltos. Si bien es bastante lento
al principio, ya que es cuando se expone “el tablero de juego y las reglas” de
la historia, después hay momentos de acción, y también ralentizaciones con
extensas conversaciones, discusiones o reflexiones que, para mí, es lo que
mayor calidad tenía de la historia, más que las escenas de acción, que también
las hay. Mención especial para las detalladas descripciones que, aunque a veces
pueden resultar excesivas, contribuyen a mostrar al lector el ambiente en el
que se desarrolla la historia.
El tema
principal, como he explicado más arriba, gira en torno a la ciencia y la
filosofía. Toda la obra es una exposición sobre un mundo con una cultura en la
que esos dos son los elementos principales, y lo que da pie a múltiples
reflexiones muy bien expresadas por los personajes, y que también darán que
pensar y reflexionar al lector.
Como he
dicho al principio, no es una obra fácil. Al principio es lenta y difícil de
comprender, pero en general, me ha parecido una buena historia. Ha sido como un
viaje a un lugar desconocido, con unas reglas desconocidas, con unos personajes
que, pese a pertenecer a otro mundo, son simplemente seres humanos que han
tenido una evolución cultural distinta a la nuestra.
Es la
primera obra que he leído de este autor, pero no creo que sea la última, porque
considero que, no sólo la historia es original, sino que, además, está bien
escrita.
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