Publicada
en 1974, La guerra interminable, del
escritor estadounidense Joe Haldeman, fue galardonada con los premios Hugo,
Nébula y Locus. Consta de 448 páginas.
No es
ninguna barbaridad constatar que las obras literarias están íntimamente ligadas
a las vivencias y ciclo vital de sus autores, y en este caso concreto, tenemos
un ejemplo especialmente ilustrativo: el autor fue un veterano de la guerra de
Vietnam que fue gravemente herido durante el conflicto, y que a raíz de eso (y
de algunos otros motivos, supongo), decidió crear una obra de ficción e
impregnarla con sus sensaciones. El género elegido fue la ciencia ficción, y
los paralelismos que existen entre esta novela y la realidad de la guerra de
Vietnam junto con las reflexiones del autor, están visiblemente patentes.
El
protagonista de la novela es el soldado William Mandella, quien a su vez es el
narrador en primera persona de la historia. El punto de vista elegido en este
caso es ideal, ya que es la forma perfecta de calibrar el efecto que la
narración tendrá sobre el lector, y el autor ha cumplido su cometido. ¿Por qué?
Porque es la mejor forma de mostrar (y no explicar) determinadas situaciones
como el sinsentido de la guerra, la existencia vacía, el desapego, la falta de
adaptación a los cambios... y muchos otros temas que son los que más me han
cautivado.
El
protagonista se muestra al lector como un soldado que no está donde quiere
estar, y al que le suceden cosas sobre las que tiene poco o ningún control. Su
punto de vista no está exento de cierto humor mezclado con fatalismo. Lo mismo
ocurre con la mayor parte de los personajes de la novela.
La
trama abarca, si no recuerdo mal, más de un milenio. ¿Cómo puede ser eso? Aquí entran en juego los conocimientos técnicos del autor (estudió Física), y junto con la
explicación del efecto que tienen sobre el tiempo los viajes a velocidad de la
luz (según la teoría de la Relatividad), la narración hace que varios años de
la vida del protagonista, con algunos de esos viajes por medio, acaben siendo
varios siglos.
Eso me
lleva al apartado de la tecnología. Muy elaborado. La descripción de la misma,
su evolución, el armamento, los viajes espaciales y sus efectos sobre el ser
humano... está todo cuidado con mimo, formando parte de un ambiente también muy
bien cuidado: planetas inhóspitos, vida dentro de naves espaciales que viajan
durante años y años, combates en lugares en los que nadie tiene interés...
La
historia, sin desvelar ningún detalle que el lector no pueda averiguar leyendo
cualquier sinopsis, trata de la confrontación de la raza humana con una raza
alienígena. La evolución de dicha confrontación y los cambios ambientales y
personales que suceden durante la misma, son el núcleo principal de esta
novela.
Seguro
que no seré el único aficionado a la ciencia ficción que habrá comparado esta
obra con Las tropas del espacio del
brillante Heinlein. Partiendo de que ambas novelas tienen muchas similitudes en
la historia, en mi caso particular, diré que La guerra interminable es claramente anti-militarista, mientras que
la obra de Heinlein, que en su momento fue catalogada como un folletín fascista
y claramente pro-militarista, yo también la consideré una obra
anti-militarista, aunque dicho mensaje era muy sutil y fácil de confundir con
lo contrario. Sin embargo, como novela, la de Joe Haldeman me ha parecido
mejor. No sé si por el ritmo de la narración, o por la personalidad del
protagonista, o por el apartado técnico. Pero el resumen es que la he
disfrutado más. De hecho, me ha sorprendido gratamente encontrar esta obra de
la que no esperaba gran cosa, y que me ha proporcionado un buen rato de
entretenimiento y algunas reflexiones interesantes sobre la guerra, el ser
humano y la sociedad en general. La recomiendo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario