lunes, 26 de agosto de 2013

La estrategia del agua, de Lorenzo Silva

                Por recomendación, me he saltado algunos de los episodios de Bevilaqua y Chamorro, y he pasado directamente a La estrategia del agua. Esto no quiere decir que vaya a dejar de lado las otras entregas de la seria (ésta es la sexta), pero aunque sería recomendable seguir el orden, tampoco es un disparate romperlo, ya que cada novela se encarga de un caso distinto.
                Como ya he dicho, ésta es la sexta entrega de la serie de la pareja de la Guardia Civil Bevilacqua y Chamorro creada por Lorenzo Silva. Esta novela es de 2010, y actualmente es la penúltima publicada (la última es La marca del meridiano, que ganó el premio Planeta en el 2012).
                En línea con las entregas anteriores (al menos con las que me he leído: El lejano país de los estanques y El alquimista impaciente), la historia comienza con la aparición de un cadáver, supuestamente asesinado de dos disparos por un profesional. Dados sus antecedentes de violencia de género y tráfico de drogas, todo parece apuntar a un ajuste de cuentas. Pero la historia se va desenrollando y se verá que no todo es lo que parece… y hasta aquí puedo contar.
                Los protagonistas encargados de la investigación son, cómo no, Bevilacqua (ya ascendido a brigada) y Chamorro (sargento). En esta ocasión, también hay un tercer investigador, el novato Juan Arnau. El resto, pese a su importancia en la historia, no dejan de ser personajes secundarios.
                El principal protagonista, sin embargo, es Rubén Bevilacqua, ya que la historia está contada por él en primera persona. Es destacable su evolución respecto a las historias anteriores, punto éste muy importante y muy bien logrado, ya que se muestra su carácter ácido y cínico, asociado a la experiencia, veteranía y desencanto con determinados temas. También se nota el efecto de la veteranía en la sargento Chamorro, más acostumbrada a las manías de su superior y más profesional.
                En cuanto al estilo, sigue en línea con los anteriores. Vocabulario muy formal, acorde con la institución que representan. Frases cortas, diálogos ágiles y divertidos por la ironía y crítica que desprenden.
                El tema de esta obra no lo voy a revelar, porque es mejor que el lector lo descubra. La forma de tratarlo es a través la enrevesada investigación que se llevará a cabo, interactuando con el sistema judicial, con la policía e interrogando a los allegados de la víctima.
                El caso no es muy llamativo a simple vista, y tampoco la solución del mismo es un gran misterio, pero lo interesante de esta historia es justo el cómo se lleva a cabo la investigación y lo que va sucediendo durante la misma, no sólo en el entorno, sino también a todos los personajes de la obra.
                De las tres novelas de la serie que he leído, ésta es quizás la menos emocionante, pero sin embargo, creo que la madurez del autor ya se deja notar aquí, por lo que también considero que está mejor escrita que las anteriores.
                Una novela que, sin llegar a ser brillantísima, hará las delicias de los acostumbrados a la novela policiaca, más allá de tiroteos escandalosos y persecuciones esperpénticas. La recomiendo.

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