Esta novela del autor chino Sijie Dai está ambientada en la china comunista de Mao Zedong de los años setenta. Fue el mismo autor el que dirigió la versión cinematográfica.
Escrita con un estilo impoluto, narra de forma cínica y, a ratos, humorística, la historia de dos jóvenes estudiantes que son enviados a una aldea de las montañas cerca de la frontera del Tíbet, a su proceso de “reeducación”. Es necesario aquí hacer un apunte histórico sobre el ambiente de la novela, ya que, efectivamente, Mao implantó un sistema en el que convirtió a los campesinos en tutores y maestros de la gente más “civilizada”, la gente de la ciudad, estudiantes, intelectuales. Los envió al campo para reeducarse, a la vez que se prohibían las manifestaciones culturales y todas las influencias occidentales. Esto sirvió, entre otras cosas, para aplacar y restar poder a los que se oponían al régimen. Este sistema, mal copiado en Camboya, originó una barbarie de tal magnitud que los libros de Historia se avergüenzan de tenerlo escrito en sus páginas. El propio autor vivió este proceso de reeducación en China, por lo que la novela tiene tintes autobiográficos.
Como decía, la historia trata de las vivencias de esos dos estudiantes durante su periodo de reeducación. Está narrada desde el punto de vista de uno de ellos, como si fuera un diario. A través de sus ojos, queda reflejada la vida en la aldea, los trabajos que llevaban a cabo, sus relaciones con los campesinos y, sobre todo, la represión y el miedo a que son sometidos.
Es imposible dar más detalles de la historia sin fastidiar la lectura, así que no ahondaré. Simplemente apuntaré que es una historia bella, de las que deja un poso tras su lectura que da la sensación de haber estado allí, acompañando a los protagonistas. A pesar de la dureza de las condiciones de vida en esa zona, la forma en que los personajes afrontan sus vivencias, aferrados a sus ideales, hacen que la vida sea más llevadera.
Hay novelas en las que el ambiente es un personaje más. Eso sucede en ésta. Es uno de los principales. Su relación con los demás así como su presencia, es una parte indispensable de la historia. El resto de personajes, pese a no estar descritos con exhaustividad, es fácil distinguirlos por sus actos, e imaginarlos con gran lujo de detalles.
El tiempo es un factor que no está presente en la novela. Los acontecimientos van sucediendo y son narrados en orden, pero no hay alusiones al tiempo que pasa entre un hecho y el siguiente. Es un detalle importante, que deja otra lectura, y es que la rutina de la vida allí es sólo quebrantada por esas vivencias que se narran.
Dado que no es una novela demasiado larga (192 páginas), y puesto que está escrita de tal forma que su lectura es como un paseo, recomiendo esta obra. Es una forma de trasladarse a otro lugar y otro tiempo, desconectar de nuestra vida presente para vivir esa historia. Además, para los amantes de la literatura, se verán reflejados en determinados momentos de la obra y sentirán, tal vez como he sentido yo, un extraño tipo de nostalgia difícil de explicar.
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