Pasajero para Frankfurt, de la escritora de misterio inglesa Agatha Christie, fue publicado en 1970, el año en que la escritora cumplía ochenta años.
Es una novela rara, comparada con el resto de la obra de le escritora, ya que deja de lado el tema policiaco o de misterio. Es una novela de espionaje.
El comienzo tiene lugar en el aeropuerto de Frankfurt, donde un diplomático inglés se ve abordado por una joven que le pide ayuda para salir de allí de incógnito, ya que su vida corre peligro. El diplomático la ayuda a salir, y a partir de ahí comenzará la investigación de un nuevo movimiento de orden mundial que pretende destruir las bases de la sociedad.
Aunque el diplomático y la extraña son los principales protagonistas, hay otros personajes en los que se focaliza la narración (diplomáticos, políticos, militares y científicos), y la trama va saltando de unos a otros conforme va avanzando la historia.
En cuanto a la construcción de los personajes, me ha parecido bastante pobre. Escasa personalidad, que hace difícil sentirse identificado con ellos. Además, en muchos casos, de los personajes se sabe poco más que el nombre, el cargo que ocupan y una escueta descripción física. Queda así una imagen como de un “ente” que habla y proporciona información de la trama y poco más. Incluso los protagonistas están poco desarrollados.
En cuanto a la trama, va avanzando sin prisa, pero sin pausa. Aún así, no me he sentido enganchado a la misma. No lograba despertar mi curiosidad, y eso es grave en la novela de esta autora capaz de mantener siempre esa atmósfera de misterio que tan bien queda reflejada en otras de sus obras.
El tema tratado, la revolución social, el destruir el status quo para formar una nueva sociedad, queda pobre de argumentos. No se explica claramente qué se pretende, tampoco se explica el por qué de ese movimiento, y al final de la obra queda ese regusto a “¿Ya está? ¿eso es todo?”. Aunque tiene algunos planteamientos interesantes, en el conjunto de la obra se ven diluidos por la poca fuerza de los argumentos, y por la recaída de las decisiones en unos personajes sin carisma, con una importancia que ellos mismos se atribuyen y que a mí, personalmente, no me ha llegado a convencer.
Pese a todo, no es una lectura pesada. Está llena de altibajos, y hay algunos pasajes que logran captar la atención, haciendo interesante la historia, pero después aparecen otros momentos mediocres, haciendo que el porvenir de los personajes o la propia historia carezcan de interés para el lector –al menos, esa ha sido mi experiencia-.
Creo que no es la mejor historia de Agatha Christie, y aunque no soy un entendido de esta autora, diré que para mí, ha sido la peor de ella que he leído, lo cual no quiere decir que sea mala, porque si fuera muy mala, no habría llegado ni a terminarla. ¡Acuérdate, Ulises de James Joyce, que los críticos te habrán puesto por las nubes, pero yo al llegar a la página setenta tuve que parar porque estaba en juego mi salud mental!