martes, 26 de junio de 2012

Violetas de Marzo (Berlín Noir 1), de Philip Kerr


                Primera parte de la trilogía “Berlín Noir” del escocés Philip Kerr, publicada en 1989.
Siempre he pensado que el aspecto más atractivo de la novela negra no es la investigación policiaca, sino la crítica social que hay implícita. En este caso, con Violetas de Marzo encontramos una novela negra al más puro estilo, y con un atractivo extra, como es el estar ambientada en la Alemania nazi, anterior a la 2ª Guerra Mundial, cuando Hitler ya está en el poder.
El protagonista, Bernhard Gunther, es un detective, ex-policía que se dedica a la búsqueda de judíos desaparecidos. En esta obra, un multimillonario empresario le ofrece un trabajo que consiste en investigar el asesinato de su hija y el robo de un valioso collar de diamantes. Ése es el comienzo de la historia, en la que el detective se verá envuelto en una investigación que avanza con un ritmo endiablado, donde siempre están sucediendo cosas y donde cada paso significa un avance que, generalmente, va complicando cada vez más la historia.
El ambiente está muy logrado, el protagonista se va moviendo por todo Berlín y trata con personajes de todo tipo: gente de la policía, del ámbito político, seguidores o no de partido de Hitler, judíos, arios… todo ello logra introducir al lector en ese paisaje caótico que era la Alemania nazi, donde la gente se movía ofreciendo una apariencia y ocultando sus propósitos reales.
El protagonista es un personaje muy desarrollado, con una historia muy definida y unos criterios con los que el lector se sentirá fácilmente identificado. Las situaciones complicadas, las cuales abundan en esta obra, van siendo resueltas con mayor o menor éxito y de una forma generalmente creativa.
En cuanto los puntos negativos, siempre desde mi punto de vista, serían los siguientes: la historia a veces se complica excesivamente, se vuelve compleja y es fácil perderse entre la amalgama de personajes y relaciones entre ellos. Es una historia para leer prestando en cien por cien de atención, pues algún detalle que se pueda escapar o no entender bien, hará que se pierda parte del contenido. Por otra parte, el protagonista, que como he dicho está muy bien definido, tiene respuestas humorísticas para todo, lo cual añade un toque interesante a su personalidad, pero el hecho de que siempre, en cualquier situación sea así, hace excesivo su comportamiento en algunos momentos.
Como resumen: aquellos amantes de la novela policíaca clásica tienen en Violetas de Marzo una interesante proposición, un viaje a esa época de opresión y de persecución, donde la búsqueda de justicia es una aventura y donde no se puede confiar en nadie.

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