Nos encontramos ante uno de los muchos libros que hay en el mercado sobre motivación y autoayuda. El autor, aparte de este título, que fue el primero, publicó algunos más con la misma temática. Sin embargo, la mayor parte de la obra de Robert Fisher se encuadra dentro de la comedia, ya que escribió numerosos guiones tanto para radio como para televisión, aparte de teatro y musicales.
Las obras de motivación y autoayuda han tenido un importante auge durante la última década. En este caso, “El caballero de la armadura oxidada” es una obra escrita como un cuento, donde se narran las peripecias de un caballero medieval que ha quedado encerrado dentro de su armadura, y la historia es el viaje iniciado por el caballero en la búsqueda de liberarse de esa armadura.
Con un tono irónico tanto en la narración como en las conversaciones, todo el cuento está plagado de metáforas y simbolismos. La armadura significa la pérdida de contacto con el mundo exterior, el dragón simboliza un obstáculo, etc. Muy parecido a los muchos escritos similares que hay respecto a esta temática. Sirvan por ejemplo “La buena suerte”, “¿Quién se ha llevado mi queso?” o “La isla de los cinco faros”. Si partiera sin conocimiento previo sobre los autores, creería que todos esos escritos han sido hechos por el mismo autor. Y es que cuando se leen varios cuentos de este estilo, se llega a adivinar el patrón que siguen:
-Parten de un fundamento o ley básica de Economía/Marketing/Psicología cuyo incumplimiento provoca problemas al protagonista (pueden ser varios).
-Se elabora un cuento que gira en torno a la búsqueda de dicha ley o fundamento. Se escogen ingredientes típicos de los cuentos, incluidos estereotipos (mago sabio, lechuza sabia, bosques, caballeros, dragones, castillos, animales que hablan…)
-Se sigue el viaje del héroe desde los problemas que le acarreaba el incumplimiento hasta el descubrimiento de la ley o fundamento, lo cual provoca su transformación y la realización personal.
En general, aunque no me disgustan este tipo de escritos, soy partidario, en contra de lo que otras veces digo, de que se pueden resumir en cinco líneas enumerando las leyes cuya enseñanza intenta transmitir y ahorraría mucho tiempo de lectura. El problema es que haciéndolo así, el autor no tendría libro que vender. Pero ello lo digo desde mi punto de vista de adulto, y para no restar mérito a este tipo de historias, soy consciente de que como cuentos para niños están muy bien conseguidos, pues todos esconden una moraleja muy útil y muy educativa. De todas formas, no se está descubriendo nada nuevo, pues existe desde hace siglos “El conde Lucanor” de Don Juan Manuel, compendio de cuentos con moraleja que han pasado a formar parte de la cultura popular.
En todo caso, esta historia son 30 páginas amenas de leer que pueden llegar a proporcionar algunas ideas interesantes. Es el típico discurso que tanto gusta a los directivos de empresas que van tan estresados en la vida que no son conscientes del paso del tiempo ni de lo que pasa a su alrededor, y con el tiempo dedicado a esto, logran sacar la cabeza por un momento y mirar a su alrededor. Discurso que escuchan y dos días después vuelven a su vida de estrés y horarios estrictos, olvidando las leyes aprendidas.
Otro ejemplo de historias de este tipo, aunque algo distintas, son las que escribe Paulo Coelho, así que me pondré dentro de poco con su última obra, lo que me dará pie a comentarla y de camino, meterle mano a todo lo que me he leído de él, que no es poco.
Como conclusión, un cuento ameno y rápido de leer, que sólo enseña algo a aquellos cuya vida es tan estresante que no ven más allá del trabajo, y que puede mantener entretenidos a los niños, pero que no aporta nada más al resto de personas no encuadradas en ninguno de esos dos tipos.
El caso es que los que escriben historias de este tipo, se forran. Interesante.