jueves, 28 de junio de 2018

Pórtico, de Frederik Pohl

                Pórtico es la primera novela de la tetralogía que forma la Saga Heechee del escritor estadounidense Frederik Pohl. Fue publicada en 1977, y fue galardonada, entre otros, con los premios Hugo y Nébula. Tiene una extensión de 368 páginas.
                Tras haber leído Artemisa, de Andy Weir, y haberme llevado una decepción, quizás por lo mucho que me había gustado El marciano (lamento no haber hecho la crítica de Artemisa. No la pude hacer en su momento, y ahora ya no tengo tan frescos los detalles como para hacer una crítica ajustada), pues bien: empecé con otra obra de la lista de “pendientes” del género de Ciencia Ficción para intentar olvidar la impresión de “obra normalita” que me había dejado mi anterior lectura. La elección fue Pórtico, y ha cumplido sus expectativas.
                Sin revelar más detalles de los que se indican al principio de la novela, la historia tiene su punto de partida en el descubrimiento de los restos de una antigua civilización alienígena en Venus, los Heechee, de los cuales no se tiene más rastro que los objetos que han dejado. Esos hallazgos propician el posterior descubrimiento de un asteroide en cuyo interior hay una flota de naves espaciales intacta, lista para viajar por toda la galaxia. Añadiré sólo un detalle más: al no haber más vestigios que los objetos alienígenas encontrados, sin documentación ni comunicaciones, la Humanidad no tiene ni las más remota idea de qué es todo lo que encuentra, para qué vale, cómo funciona ni cómo era quien lo hizo, por lo que la investigación se hace por el más rudimentario de los métodos: ensayo y error.
                El protagonista es, a su vez, el narrador de la historia. Robinette Broadhead, que decide viajar a Pórtico y abandonar la Tierra, con la esperanza de unirse al grupo de aventureros que exploran la galaxia con las naves Heechee encontradas y hacerse rico. Esta novela, pues, es la historia de su particular odisea, contada por él mismo.
                La trama está partida. Por una parte, el presente, en el que el protagonista narra sus sesiones con un robot/inteligencia artificial que es su psiquiatra. Esos capítulos se van alternado con otros capítulos del pasado, y conforme la historia avanza, ambas tramas convergen al final.
                Los personajes no están muy desarrollados, ni siquiera el protagonista, pero tampoco es necesario en esta historia. Aun así, me chirrían algunos rasgos de la personalidad de los mismos, que me han parecido algo forzados. Los personajes secundarios, de algunos se sabe poco más que el nombre. Como digo, tampoco es un defecto grave.
                El ambiente está muy conseguido. Pese a no dar demasiados detalles a veces, aparecen los suficientes para que el lector se sumerja en la historia y vea cómo es la vida en Pórtico, cómo funciona, qué se hace ahí, y qué se puede esperar. Muchas veces, en la Literatura, con conseguir sólo lo de hacer al lector viajar a otro lugar extraño, ya se ha conseguido un gran hito, y en esta novela lo consigue, además de otras cosas.
                El tema principal es la exploración espacial y sus costes. Se puede hacer un paralelismo con las expediciones de la época de los grandes descubrimientos, y en esta historia se pone de manifiesto lo costoso que es para la Humanidad alcanzar nuevos horizontes.
                Hay algo que he echado en falta durante la lectura: el punto de partida es muy bueno, abre paso a un abanico de posibilidades que, conforme se avanza en la historia, he sentido que se iban comprimiendo y cerrando. Sin embargo, una vez leída la novela completa, es comprensible que quede la sensación de que la historia podía dar más de sí. Y está bien como está.

                Si queréis vivir por un momento una historia de arqueología espacial con algunas reflexiones interesantes, os recomiendo esta novela. Posiblemente seguiré con el resto de la saga, aunque si no lo hago, tampoco me quedo con la sensación de que sea necesario, pues la novela es casi autoconclusiva.

miércoles, 7 de febrero de 2018

Tenemos que hablar de Kevin, de Lionel Shriver

                Tenemos que hablar de Kevin es una novela de la escritora y periodista de origen estadounidense Lionel Shriver. La novela fue publicada en 2005, y es relativamente extensa (608 páginas).
                La protagonista, Eva, tiene un negocio de elaboración de guías de viaje que le hace vivir una vida desahogada junto a su familia. Ella misma es la narradora de toda la historia, y lo hace en primera persona, pero de un modo un tanto peculiar: mediante cartas enviadas a su marido, Franklin.
                Así pues, es una novela epistolar, redactada a base de cartas. La forma en que está escrita me ha recordado a lo que leí en Cinco horas con Mario de Miguel Delibes, por la sensación de ser toda la historia un monólogo, si bien en la obra de Delibes la narradora emitía su monólogo junto al ataúd de su marido, y en Tenemos que hablar de Kevin, la protagonista cuenta su monólogo mediante cartas. Ambas novelas comparten la visión desde el punto de vista de la protagonista: sus pensamientos, sus juicios de valor, sus inquietudes y su forma de ver y vivir la vida. Salvando las diferencias por lo distintas que son ambas historias y sus personajes, existe ese paralelismo en la forma de contar la historia.
                Los personajes principales, aparte de la protagonista, son su marido Franklin y el que da nombre al título, Kevin, el hijo de ambos. Personajes muy bien definidos, siempre desde la subjetividad de la narradora, pero muy reales y verosímiles.
                En cuanto a la trama, es lineal, y comienza con la protagonista mostrando su vida actual y dejando entrever un suceso traumático, relacionado con su hijo, del que se irán conociendo todos los detalles poco a poco. Después, la narradora da un salto atrás en el tiempo y vuelve hasta el punto de su relación en que decidieron tener un hijo. A partir de ahí, la historia avanza de forma lineal hasta la conclusión de la novela.
                La visión de la narradora/protagonista es muy realista. Trata temas como la maternidad, la vida en pareja, la conciliación de vida personal y laboral… y el más importante, cuya pregunta flota durante toda la novela: el origen de la maldad.
                No es una historia alegre. En realidad, es muy cruda y dura, en muchísimos aspectos. La realidad tan verosímil que muestra esta novela puede dejar mal sabor de boca a más de uno, pero pese a ello, reconozco que es una obra magnífica. Es muy fácil sentirse identificado con infinidad de situaciones, verse atrapado como la protagonista, compartir su ansiedad y sus dudas, en definitiva: meterse en su pellejo. Y es por ello que, pese a que el ritmo de la historia comienza de forma extremadamente lenta, al poco tiempo se acelera y se vuelve tan interesante que no he podido parar hasta terminar de leer, para saber cómo acaba.

                Si estáis en un momento de bajón, o si os estáis planteando tener descendencia, no es una obra que os vaya a ayudar. Pero si queréis meteros un chute de realidad (dentro de lo que sabemos que es la ficción literaria), esta historia cumplirá con creces vuestros deseos. Está bien escrita, hay multitud de preguntas abiertas sin respuesta, la dosificación de la intriga es perfecta… Después de muchos días de haberla terminado, aún revolotean por mi cabeza las situaciones que aparecían en la novela. Muy recomendable.

lunes, 4 de diciembre de 2017

A sangre y fuego. Héroes, bestias y mártires de España, de Manuel Chaves Nogales

                A sangre y fuego. Héroes, bestias y mártires de España, es una novela histórica del periodista y escritor de origen sevillano Manuel Chaves Nogales. Fue escrita en 1937, cuando el autor ya se había ido de España, apartándose de la barbarie en que se había sumido el país.
                El tema de la novela no es otro que la Guerra Civil española. Por más que todos los bandos se inclinen a describir lo heroico y bienintencionado de sus acciones, en esta novela se ven claramente las miserias, la vergüenza y el sufrimiento que ese episodio tuvo para el país. Y el autor lo hace desde la equidistancia, sin tomar partido por uno u otro bando, mostrando hechos concretos de ambos bandos sin dar valoraciones, dejando que el lector sea el que saque las conclusiones. Sin embargo, en el excelente prólogo de la novela, ya se advierte que, aunque algunos personajes y localizaciones se han alterado, los hechos ocurridos son verídicos, y es justo ahí donde está el incalculable valor de esta obra.
                La novela, de 328 páginas, se compone de nueve historias, cada una con su propio tema, escenario y personajes. Al final de la lectura, es fácil hacerse una idea global de qué estaba pasando en todo el país, extrapolando lo que en la novela se describe a otras localizaciones.
                El narrador es omnisciente, y en cada historia va enfocado en uno de los personajes, el protagonista de la historia. En cuanto a los personajes, los hay de lo más variopinto, tanto los protagonistas como los secundarios. Son ellos la fuente de la tensión que impregna todas las historias, aparte del ambiente, esa permanente amenaza de que no “detecten que eres del otro bando” que flota en varias historias. Las localizaciones no están tan bien definidas como las gentes que ahí habitan, pero no es un punto importante, y menos aun sabiendo a posteriori que escenas como las que autor narra se dieron a la misma vez por distintas localizaciones en todo el país.
                El estilo neutro con que se narra la historia añade un punto de realidad histórica que se debe catalogar como crudo, ya que los hechos mostrados son duros. Hay multitud de escenas impactantes. La fluidez de la narración junto con la incertidumbre de a dónde va a parar la historia, han hecho que devore esta novela sin apenas percatarme de que se había acabado. Y es de las que dejan huella, os lo aseguro.
                La grandeza de esta novela es la de haber sido escrita cuando la guerra aún no había acabado, ya que, tal como dice el autor: “El resultado final de esta lucha no me preocupa demasiado. No me interesa gran cosa saber que el futuro dictador de España va a salir de un lado u otro de las trincheras”. Esa imparcialidad y esa decisión de no tomar parte por uno u otro bando, denunciando la “estupidez y crueldad” de ambos bandos, es lo que queda impregnado (que no explícitamente escrito) en cada una de las historias que componen esta novela.

                Tanto al que disfrute con la novela histórica como al que le interese conocer parte de ese periodo histórico de España, no quedará defraudado con esta obra. La recomiendo.

viernes, 10 de noviembre de 2017

Pantaleón y las visitadoras, de Mario Vargas Llosa

                Pantaleón y las visitadoras es la segunda novela que leo del peruano Mario Vargas Llosa. La otra que había leído, La guerra del fin del mundo, fue hace años, aún no había recibido el autor el premio Nobel de 2010, y aunque no recuerdo los detalles técnicos con precisión, sí que recuerdo parte de la historia y la buena impresión que me dejó. Tras varias recomendaciones para leer otra de sus obras, me decidí por ésta. Veamos qué he encontrado.
                La novela fue publicada en 1973. Consta de 392 páginas. Está ambientada en Perú, y aunque hay referencias a la capital, Lima, la mayor parte de la historia tiene lugar en Iquitos, una población a la orilla del río Amazonas, y sus alrededores.
                La historia comienza cuando el protagonista, Pantaleón Pantoja, es ascendido a capitán del cuerpo de Intendencia, y se le asigna, dada su eficiencia e impecable hoja de servicios, una “delicada” misión: la de desplazarse a Iquitos, cerca la región fronteriza ubicada en el entorno del Amazonas, para poner solución a los desórdenes organizados por los militares de la zona y sus interacciones con el género femenino de la zona. Para ello, al protagonista se le ordena la creación de un grupo de “visitadoras”, es decir, prostitutas, que disminuyan la fogosidad de los militares desplegados. Todo ello con la mayor discreción posible.
                Sin dar muchos detalles del entorno físico, aparte de la enumeración de localizaciones, el autor se centra en el entorno humano, y al finalizar la lectura, queda más patente en el lector la cultura y forma de vida de la gente que aparece en la novela que el lugar en el que habitan.
                La narración es en tercera persona, generalmente centrada en el protagonista, pero también está compuesta de informes militares, programas de radio… y en cuanto al estilo de la narración, es el punto más controvertido de esta novela. El uso de diálogos que cambian en cada párrafo, no sólo de personajes, sino también de ubicación e incluso de tiempo, cambios que ocurren sin previo aviso, donde no se tiene un contexto, y donde no se sabe quién está hablando (aunque se indica después a mitad del párrafo), a mí personalmente me ha resultado confuso y difícil de leer, porque me obligaba a repasar lo leído una vez sabía quién hablaba y sobre qué y cuándo lo hacía. Desde mi punto de vista, hace que un lector poco concentrado pierda detalles sobre la historia. Y ello teniendo en cuenta que otro recurso muy usado por el autor en esta obra es la de dar mucha información en muy poco espacio, lo que hace que, si alguien se pierde en la lectura, toda esa información concentrada no se asimila. Salvo por ese detalle, el estilo me ha gustado. El lenguaje militar, mezclado con el lenguaje periodístico y radiofónico, está muy bien logrado, y generan un ambiente muy realista.
                Los personajes son el punto fuerte de esta historia. Partiendo del protagonista, que pese a ser un cliché (militar eficiente, obediente con las órdenes, disciplinado, centrado en su misión), los personajes secundarios son proxenetas, prostitutas, militares y gente del pueblo llano. Muy bien definidos, tanto individualmente, a los que dedica su atención el autor, y también cuando están definidos como grupo.
                He leído en muchos sitios, incluso comentado por el propio autor, que el humor está presente en toda la novela. Sin embargo, yo no lo he encontrado. Reconozco que hay situaciones inverosímiles, diálogos y actuaciones que pueden parecer graciosas, pero yo he sentido con más fuerza el trasfondo de la historia, la realidad que hay detrás de esos hechos. Quizás esas situaciones llevadas al absurdo o a la exageración es la parte “humorística” que se comenta, pero en mi caso, como digo, no ha habido carcajada, sino reflexión sobre los hechos, por exagerados que fueran.
                Salvando, como he dicho, la confusión que pueden generar los saltos de la trama, reconozco que la novela es muy entretenida, la historia engancha, y el protagonista… es difícil no cogerle cariño. Y una vez acabada la lectura, quedan flotando por mi cabeza reflexiones sobre la doble moral que se pone de manifiesto en la novela, y que tanto impera no sólo en esa parte del Amazonas, sino en todo el mundo. Y otra reflexión aún mayor: que hacer las cosas de la mejor manera posible, no sólo no es garantía de éxito, sino que se puede llegar a conseguir lo contrario de lo que se pretendía. Y esta historia es un buen ejemplo de ello.

lunes, 6 de noviembre de 2017

El silencio de la ciudad blanca, de Eva García Sáenz de Urturi

                El silencio de la ciudad blanca es la primera parte de una trilogía de la que actualmente (2017) hay publicadas 2 novelas, ésta y Los ritos del agua. La primera parte, de la que trata esta reseña, tiene 480 páginas. La autora es Eva García Sáenz de Urturi, y esta es la primera obra suya que pasa por mis manos.
                Se trata de una novela negra. Como todas las obras del género, tiene los ingredientes típicos de este tipo de historias (crimen, criminal/es, investigador/es, etc.). Sorprendente que partiendo de los mismos ingredientes de siempre, no paren de salir recetas buenas continuamente, como es este caso. Pero analicemos algo más los detalles:
                La narración principal es en primera persona, desde el punto de vista del protagonista, que es el investigador Unai López de Ayala, conocido como Kraken. La trama principal transcurre durante 2016, pero hay algunos capítulos que saltan varias décadas al pasado, a otros personajes secundarios que vivieron hechos relevantes con lo sucede en el presente de la historia. Así, la trama está partida en dos periodos temporales distintos, que al final confluyen en una única historia.
                Los personajes, tanto principales como secundarios, son algo arquetípicos, y no están excesivamente desarrollados, pero encajan perfectamente dentro de la novela y cumplen su función.
                El ambiente es uno de los aspectos más mimados en esta novela. La historia transcurre íntegramente en la provincia española de Álava, y principalmente en la capital, Vitoria. Las continuas alusiones a su geografía, sus pueblos, su gente, y su cultura, son un continuo a lo largo de la historia. Pese a que no conozco la zona (de momento), se nota la intención de la autora de dar a conocer su tierra, y lo logra encajando una buena historia policíaca en ese entorno bien conocido por ella.
                La narración en primera persona permite dosificar la información sobre el caso, con lo que el lector va descubriendo detalles del caso conforme avanza la investigación, así como detalles sobre quién es el protagonista y los que le rodean. Con el salto al pasado, a otros personajes y otro narrador, se amplía el abanico de información a que el lector tiene acceso. El estilo está basado en el protagonista y su personalidad.
                En cuanto al ritmo, es el adecuado para que la historia transcurra sin tiempos muertos, avanzando continuamente, e incluso precipitándose al final. Eso permite que, aunque no es una lectura corta, el lector avance en la misma casi sin darse cuenta.
                Respecto al caso, es interesante, sin más. La dosificación de la información es adecuada y la resolución es interesante, aunque no apoteósica. Si esta historia está encajada dentro de otra más amplia que se desarrolle a lo largo de la trilogía (tal como sucedía en la Trilogía del Baztán, de Dolores Redondo), entonces la autora logrará mejorar aún más lo que ya de por sí es una buena novela. 

jueves, 5 de octubre de 2017

La maravillosa vida breve de Oscar Wao, de Junot Díaz

                El autor de origen dominicado Junot Díaz fue galardonado en 2008 con el premio Pulitzer de novela por su obra La maravillosa vida breve de Oscar Wao.
                La historia trata sobre la vida de un dominicano friki e inadaptado de los suburbios de Nueva Jersey, y de su familia más cercana.
                El narrador omnisciente es también uno de los personajes de la novela, cercano al protagonista. Su voz, sin embargo, cambia conforme la historia se centra en un personaje u otro.
                El estilo del autor me ha fascinado. Combina perfectamente el humor con situaciones dramáticas, e incluso trágicas. En un principio, parece una historia simple, de un chaval con unas aspiraciones que van mucho más allá de sus habilidades, y con un lastre genealógico, el fukú, concepto que se explica nada más empezar la novela. Pero pronto surge el entorno en que vive para ofrecer dificultades y problemas, y es ahí donde está el núcleo de la historia. Es de destacar, porque no es muy común, el uso que hace el autor de las notas al pie. Alguna son extensas, son una historia en sí misma, que ayuda no sólo a explicar determinados sucesos, sino que también crean para el lector una imagen vívida del ambiente en que tiene lugar la historia.
                La trama no es lineal. Los saltos entre personajes también suponen a veces saltos en el tiempo, y todo ello ayuda a explicar sucesos presentes, por muy extraños que parezcan. 
                En cuanto a los personajes, son el punto fuerte de esta novela, y diría que también el núcleo de la misma, pues independientemente de los hechos que tienen lugar, lo que más me ha fascinado de esta lectura es cómo están construidos esos personajes. Quienes són, cómo son, qué hacen, por qué hacen lo que hacen… sin duda, el autor demuestra maestría manejando este elemento.
                Si tengo que destacar algún punto que no me haya gustado, sería que al principio hay algunas palabras distintas de entender, ya que se usa mucha jerga callejera y localismos, amén de alusiones al universo friki del protagonista que, si no se está metido en el tema, es difícil de entender. Pero conforme avanza la historia, se pueden deducir significados por el contexto, con lo que ese punto negativo pasa a ser insignificante. De hecho, la explicación de alguna palabra rara y su origen, como por ejemplo “pariguayo”, que no conocía, me ha parecido soberbia.
                En cuanto al ambiente, queda definido por el entorno del protagonista, la vida de una familia de inmigrantes en Estados Unidos, y otros pasajes en la República Dominicana. El tema político es una constante en toda la historia, y la crítica al mismo es feroz, pese al humor con que el narrador lo trata.
                Son varios los temas que se incluyen en esta historia, como la inmigración, la falta de adaptación, la lucha por una vida mejor, la represión durante una dictadura… todos ellos muy bien reflejados.

                En resumen, una novela que merece la pena leer. Literariamente, un estilo fresco y distinto que me ha gustado. No será la única que leeré de este autor, espero que las demás sean tan buenas, o casi.

martes, 5 de septiembre de 2017

Rendición, de Ray Loriga

                Rendición recibió el premio Alfaguara en 2017. Escrita por el escritor, guionista y director de cine Ray Loriga, tiene 216 páginas.
                La narración es en primera persona, desde el punto de vista del protagonista. Con una trama lineal, el lector irá siguiendo los pasos del protagonista a lo largo de la historia. Dicha historia trata sobre una guerra, y sobre cómo, a consecuencia de esa guerra, el protagonista, su familia y sus vecinos se ven obligados a abandonar sus hogares para refugiarse en un lugar que les han habilitado.
                La ambientación tiene lugar en una ubicación no especificada, que podría ser en cualquier parte. También es atemporal, tanto podría ser la época actual como hace cincuenta años. En cualquier caso, no es una información imprescindible, y no se echa de menos, dado el desarrollo de la historia.
                Los personajes, dada la poca extensión de la historia, no están muy desarrollados, salvo el protagonista, que al llevar la voz cantante de la narración, muestra qué tipo de persona es mediante sus reflexiones y acciones. También tienen cierta relevancia en la historia la mujer del protagonista y un hijo “adoptado”. En las primeras páginas se descubrirá el porqué de las comillas.
                El estilo es, desde mi punto de vista, el punto fuerte de esta novela. Está escrita como si una persona de pueblo te contara en un bar cómo le fue durante una etapa de su vida. Su forma campechana de expresarse, junto con su interpretación de lo que vive (cómo lo ve, cómo lo siente, cómo lo interpreta), es lo que hace que esta novela tenga una lectura fluida, con un ritmo que no deja momentos de aburrimiento al lector. Por otra parte, la subjetividad de la narración en primera persona no me ha dejado claro si se está ante la figura del “narrador poco fiable”, ya que hay determinados detalles en la lectura que no me han parecido claros, bien porque el narrador esté engañándome, o bien porque el autor no lo ha explicado lo suficiente.
                Respecto a esta última impresión, me ha sucedido igual con otros aspectos de la historia. Se puede decir que es una novela distópica, cuya elección es acertada para el tipo de historia, ya que mediante metáforas y paralelismos, el autor hace una reflexión sobre múltiples temas, tales como la autoridad, la falta de privacidad, la supervivencia, la paternidad y algunos más. Hasta el propio título es una metáfora. Sin embargo, pese a la buena exposición de dichos temas, tienen poco desarrollo, y al final quedan muchos cabos sueltos. O tal vez no quedan cabos sueltos, sino que dichos cabos quedan tan abiertos que cada lector los puede atar como prefiera y sacar sus propias conclusiones. Mi conclusión es que los temas quedan tan abiertos que están poco desarrollados.
                Es la primera novela que he leído de este autor, y para mí, el único fallo que tiene (si es que se puede considerar como tal), es que la novela es demasiado corta y falta profundizar en algunos temas, por las razones ya explicadas. Sin embargo, ello queda compensado con algunas frases lapidarias que me han hecho pensar, y ahí he visto la grandeza de la Literatura, en esas frases que dicen tanto con tan pocas y acertadas palabras.

                Aunque la novela podría ser mejor, técnicamente es intachable, y es muy entretenida, amena y adictiva de leer. La historia no aporta nada nuevo porque todas las escenas me recordaban a algún autor que he leído con anterioridad, lo que quiere decir que el estilo de este autor bebe de múltiples fuentes (todas ellas buenas). Recomendable.