Patria es una novela del donostiarra
Fernando Aramburu. Fue publicada en 2016, tiene 648 páginas y ha sido
galardonada con varios premios literarios.
Es una
novela ambientada en el País Vasco, exactamente en una pequeña población
cercana a San Sebastián, y en una franja temporal que comprende aproximadamente
los 30 años anteriores al anuncio de ETA de su abandono de la lucha armada en
2011. No es una novela histórica, pero aparecen datos documentales de hechos
concretos que se funden con el ambiente creado por el autor para ilustrar una
historia que bien podría ser un ejemplo concreto de lo que se vivía por
entonces.
Los
protagonistas son dos familias, vecinas de esa pequeña localidad. El narrador
en tercera persona va siguiendo a cada uno de sus miembros, incluso pasando a
primera persona en determinados momentos, y narra lo que hacen, piensan y dicen
cada uno de ellos. Dos familias con diferentes ideologías políticas, que a lo
largo del tiempo irán diferenciándose y evolucionando en función de las
situaciones que les ha tocado vivir.
Entiendo
que la situación que el autor intenta recrear es la vida en esos años
turbulentos, cuando ETA era una amenaza permanente, cuando los atentados eran,
tristemente, algo cotidiano. Con la variedad de personajes que usa, enfoca el
asunto desde muy distintas perspectivas, aunque al final, todos esos enfoques
convergen en dos: o a favor, o en contra de la violencia. Tal vez, y digo sólo
tal vez, el autor intenta infiltrar un mensaje que está demasiado acorde
(sospechosamente) con el mensaje que impera hoy día en los medios de
comunicación, es decir, como una forma final de decir: “esto hay que afrontarlo
así”. Lo cual me resulta extraño, ya que toda la historia brilla por la
imparcialidad con que se presentan los hechos y, sin embargo, al final queda
como una especie de moraleja, un maniqueísmo oculto, algo que me impide decir
que el mensaje sea redondo. Algo que chirría.
Los
personajes, moldeados por sus vivencias, están bastante bien construidos. Nos
hacen ver el modelo de familia, la relación entre ellos, cómo afrontan su vida.
También nos muestran parte de los valores y forma de vida del pueblo vasco (no
sé si hasta el punto de llegar al estereotipo), pero, en fin, cumplen con su
función en la obra de manera excelente.
El
estilo me ha gustado. Narrador neutro, que, siguiendo a los personajes e
incluso entrando en sus pensamientos, usa expresiones y datos de la vida diaria
que añade ese toque al ambiente que lo convierte en familiar y nos hace
empatizar con los personajes, sintiendo su humanidad. Echo en falta, tal vez,
que los objetivos de los personajes no varíen tanto como se supone que puede
variar una vida a lo largo de 30 años, pero tampoco es un defecto destacable.
En
resumen, me ha gustado. Es amena de leer, y muestra unas situaciones muy duras
en algunos momentos. Es ahí donde el autor deja ver su maestría logrando crear
esa tensión que se siente, aunque no se diga explícitamente. No es una historia
alegre, eso no. Pero creo que merece mucho la pena. Creo que, para cualquiera
como yo, que sólo podía imaginar la situación en el País Vasco durante esos
años a través de lo que veía en los telediarios, es un acercamiento a la
realidad algo más cercano. No perfecto al cien por cien, pero bastante logrado.
Además, se me ha hecho una lectura corta y para nada pesada, y eso para mí es
más que suficiente.
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