Donde los escorpiones es, hasta el
momento (2016), la última entrega de la serie “Bevilacqua y Chamorro”, del
escritor madrileño Lorenzo Silva. La novela tiene 352 páginas de extensión.
Respecto
a los protagonistas y al estilo de esta novela negra, poco puedo decir que no
haya dicho ya: el subteniente de la Guardia Civil Bevilacqua y la sargento primero
Chamorro, junto con el resto de compañeros del cuerpo que ya aparecían en
anteriores entregas, siguen siendo quienes hacen avanzar la historia. Ambos –y me
refiero sólo a ellos dos porque son, sin duda, los principales personajes-, están
más envejecidos, más curtidos, más castigados por la vida, más pesimistas y
decepcionados, aunque se lo toman con deportividad. Bevilacqua, una vez más,
vuelve a ser el narrador, el que contagia la historia con su visión,
pensamientos y creencias. El resto de personajes, pese a tener menos
relevancia, están construidos con esmero y tienen su propia historia, realista
y alejada hasta cierto punto de los típicos clichés.
El
ambiente es lo novedoso de esta historia. Como es natural, y con eso no estoy
explicando más de lo que me corresponde, todo comenzará con un muerto. Pero
esta vez, el susodicho es un militar español que estaba ejerciendo sus
funciones en la base española de Herat, en Afganistán (de ahí el título de la
novela), y ahí es donde habrán de desplazarse a investigar. Sin duda, la
recreación tanto del entorno como de la forma de vida en una misión de este
tipo, es ejemplar, fruto de una buena labor de investigación que me consta hizo
el autor en el propio terreno. Pero también ahí es donde está una de las
flaquezas de esta historia: que el ambiente cobra demasiado protagonismo. Tanto,
que ensombrece lo que debería ser el núcleo principal de la historia, a saber:
la investigación de un asesinato. De hecho, los principales protagonistas de
esta historia, bajo mi punto de vista, son dos: el ambiente y la burocracia.
Muy bien descritos ambos, y muy realistas. Aunque no conozco al dedillo los
protocolos de investigación de la Guardia Civil, y menos aún en relación con
otro Cuerpo como el Ejército, supongo que se ajustan bastante a la realidad.
Pero la exactitud y puesta bajo los focos de esos dos detalles, deja la
historia principal como secundaria. Al final, la sensación es la de ver un
documental sobre cómo se vive en una misión internacional militar en terreno
hostil, y cómo se lidia con la burocracia de una investigación cuando hay varias
personas con las que tratar
pertenecientes a distintos países. Llega un momento en que lo que se hizo y por
qué se hizo parece ser lo menos importante, mientras que el equipamiento de la
base y la vida militar pasan a primer plano.
Aunque
está en línea con las anteriores entregas de la saga, no considero que sea la
mejor. Incluso diría que es una de las peores (lo que no quiere decir que sea
mala). Sin embargo, la lectura es igual de amena y, siendo justos, está muy
conseguido por parte del autor lo de trasladar al lector a ese lugar donde
ocurre la historia.
Otro
punto que aleja esta novela de la perfección, para mi gusto, es cierta forma de
maniqueísmo que se deja entrever en las anteriores entregas, pero que aquí se
ve con más claridad: pese a los defectos que se atribuyen a los personajes y a
la subjetividad que otorga la narración en primera persona, queda un trasfondo
en el que cada personajes es bueno o malo, sin matices. Y, por otra parte y
relacionado con lo anterior, resulta poco creíble el exceso de profesionalidad
tanto de la Guardia Civil como del Ejército. No quiero decir que en la vida
real no haya profesionales ahí, sino que el autor ha llevado sus virtudes a un
extremo que resulta poco creíble para un ser humano común y corriente (y aquí
me voy mojar diciendo que hablo con conocimiento de causa, como seguramente
podrían corroborar los que analicen esta obra y estén dentro de esos mundillos).
En
resumen, la lectura me ha enganchado, pero una vez terminada, y pese a haber
aprendido algunas cosas interesantes sobre misiones en el extranjero, la
historia de la investigación queda bastante floja. Si bien es cierto que en
toda la serie las investigaciones no resultan espectaculares, lo cual añade
realismo a la historia, en ésta en concreto ha quedado excesivamente por debajo
de mis expectativas.