El hombre de hielo es una novela “basada en hechos reales”. Cuenta la historia de Richard Kuklinski, un sicario de la mafia que, según su testimonio, llegó a asesinar a más de doscientas personas. La novela fue publicada en 2006, y posteriormente, la cadena estadounidense HBO hizo tres documentales donde se analiza personalmente, y con entrevistas cara a cara, al personaje cuyas hazañas aparecen descritas en el libro.
Philip Carlo realizó biografías de personajes controvertidos del mundo del hampa, y también publicó algunas novelas. Murió enfermo en 2010 a la edad de 61 años.
La novela está narrada como un documental, si bien entra dentro de la cabeza del protagonista para expresar sus emociones, pensamientos y reflexiones respecto a algunas de sus vivencias.
La acción tiene lugar en Estados Unidos, y se reparte por varias zonas del país, aunque está centrada en Nueva Jersey y alrededores de Nueva York, que fue por donde más se movió el protagonista. También hay viajes a Europa y Sudamérica, todos “por trabajo”.
En cuanto a los personajes, salvo el del protagonista, los demás son nombres ficticios, pero que corresponden a personajes reales. Richard Kuklinski, desde la cárcel, explica su vida desde que la recuerda. No debe extrañar si digo que su vida estaba llena de violencia desde el principio, y que se describe con gran abundancia de detalles todo lo que él recuerda. Se define a sí mismo como es, y no como le gustaría ser, y eso es un punto a favor de la narración.
Respecto al estilo, todo está narrado por el autor, que en algunos momentos hace pausas para explicar cómo llevó a cabo su labor de investigación con el personaje. Incluye opiniones suyas y también del protagonista sobre la historia, con lo que la obra acaba siendo una biografía en la que, aunque el narrador intenta quedar fuera, a veces interviene para pedir al protagonista que profundice más en su exposición.
El ritmo es frenético. La acción se va sucediendo continuamente, y aunque haya elipsis, los hechos son narrados en orden cronológico. En este aspecto, hay un detalle que me ha parecido literariamente poco trabajado: el de avanzar acontecimientos, o el de repetir continuamente algunos hechos o frases para dar énfasis. Supongo que se hacía con la intención de crear expectación, pero no considero que sea necesario: la historia puede avanzar bien sin necesidad de dar más información de la necesaria. Testimonio de ello es que, a pesar de tener más de 500 páginas, me ha parecido corta.
La historia me ha resultado inquietante. Inquietante porque podría ser una buena historia sobre un asesino, pero no es una historia: ha sucedido realmente. No me extraña que los psicólogos se vuelvan locos intentando esclarecer cómo el mundo llega a dar como fruto a una criatura de este tipo. Aquí se ve la parte humana, y también la inhumana, entremezcladas. Sorprende la falta de hipocresía (punto bueno) y la falta de empatía (punto malo) del protagonista. Personalmente, más allá de los hechos, me ha caído como un jarrón de agua fría descubrir ese mundo que existe, aunque a mí me es ajeno.
La calidad literaria deja mucho que desear, pero sin duda, la historia merece dedicarle tiempo a su lectura. No lo recomiendo para la gente aprensiva, pero para los demás, sobre todo a los aficionados a novela policíaca, no debería dejar de leerlo, para ver un caso real “del otro lado”.