martes, 21 de enero de 2014

El anillo, la herencia del último templario, de Jorge Molist

                El anillo, la herencia del último templario fue finalista del Premio de novela histórica Alfonso X el Sabio en 2004.
                El autor, Jorge Molist, trata el tema de la desaparición de los templarios en esta obra, ambientada en la actualidad. La historia trata de una búsqueda, y a lo largo de esa búsqueda durante el presente, irán apareciendo detalles del pasado (lo que corresponde a la parte histórica de la novela, desde mi punto de vista, lo mejor de esta obra).
                Los personajes no dejan de ser clichés, de los que tanto se abusa en los best-sellers, y es que esta novela cumple punto por punto mi imagen mental de cómo se construye un best-seller, no sólo con los personajes. La protagonista, que es la narradora en primera persona, es una abogada con una trayectoria formidable, y con un futuro bastante prometedor. Trabaja en Nueva York, donde está a punto de casarse con su prometido, un rico agente de bolsa neoyorkino. Esa imagen me rechina de haberla visto en innumerables historias, tanto escritas como audiovisuales (cliché). Otro de los personajes principales es un profesor universitario de Historia, que lleva un estilo de vida bohemio a pesar de ser de una acaudalada familia de Barcelona. El resto de los personajes son más cliches: el malo malísimo, la señora mayor que lo sabe todo, la madre preocupada por los problemas en que se puede meter su hija, etc. Sin duda, la construcción de los personajes no es uno de los puntos fuertes de esta novela.
                La historia comienza cuando la protagonista, el día de su cumpleaños, recibe  dos anillos: uno de compromiso de su prometido, y otro que le llega desde Barcelona, entregado por un extraño de parte de su padrino, que había muerto muchos años atrás. La entrega de este anillo dará lugar a varios sucesos que removerán toda la vida de la protagonista y desencadenarán una búsqueda para averiguar qué significa ese anillo.
                El ambiente está muy logrado. La historia comienza en Nueva York, pero pronto cambia de escenario y se desplaza a Barcelona, donde tendrá lugar la mayor parte de la historia. Es fácil dejarse llevar por la visión de la protagonista y contemplar desde sus ojos la ciudad y el resto de lugares que visita, descritos con gran realismo.
                En cuanto a las situaciones y los resortes dramáticos usados, me parecen bastante pobres. Hay muchas actuaciones que me resultan forzadas o irreales, y algunos sucesos demasiado peliculeros. Escenas-cliché, y no de las buenas, sino de las que más odio en una historia, es decir, Deus ex machina. Desde mi punto de vista, esto resta calidad a la obra.
                En cuanto a la investigación histórica que acompaña a la trama argumental, es muy interesante pese a los defectos anteriormente descritos.
                El estilo es muy pulcro y limpio, lo que hace que la lectura sea agradable. Y respecto al ritmo, es muy fluido, la historia avanza sin interrupciones.
                Como resumen, diré que he leído novelas históricas mejores, que ésta tiene algunos defectos que no son graves y que se ven compensados por otros puntos muy favorables, lo que hace que su lectura sea entretenida. En cuanto al tema de los templarios, de lo que no he indicado nada en la reseña, diré simplemente que es el punto fuerte de la obra, sin añadir más detalles.

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