lunes, 1 de julio de 2013

El asombroso viaje de Pomponio Flato, de Eduardo Mendoza

                En 2008 apareció esta novela de 192 páginas. Rápida y amena de leer, se puede liquidar en un par de tardes, como yo he hecho.
                El estilo inconfundible del autor Eduardo Mendoza se vuelve a ver plasmado en esta obra. La historia tiene lugar en Nazaret, durante la época del Imperio romano. En concreto, durante la época en que Jesucristo era un niño.
                El protagonista, Pomponio Flato, es un filósofo romano, de rango ecuestre según él mismo repite en varias ocasiones, y viajero estudioso de fuentes de agua, en búsqueda de una supuesta fuente que otorga la sabiduría. A lo largo de su viaje, encuentra una fuente que no le otorga la sabiduría, sino unas molestias intestinales acompañadas de flatulencias que lo acompañarán durante toda la historia.
                El resto de personajes son el propio Jesús cuando era niño, toda su familia y los habitantes de la ciudad, romanos y judíos.
                El protagonista narra los hechos en primera persona. La historia comienza poco antes de su llegada a Nazaret, donde José, el padre de Jesús, es acusado de haber cometido un homicidio y Jesús pide a Pomponio Flato que investigue lo sucedido. Se trata así de una novela histórico-policiaca, pero con ciertos matices. Si bien la trama es policiaca, la parte histórica usada como ambientación no deja de ser un artificio del autor, al menos en lo que se refiere a los hechos sucedidos. Al final de la obra, hay algunos apuntes sobre los datos históricos usados y su veracidad.
                El estilo propio de Eduardo Mendoza se ve claramente reflejado en esta obra, donde el protagonista, un personaje caricaturesco, se verá envuelto en situaciones esperpénticas, ridículas y absurdas. Esas situaciones, junto  con el lenguaje extremadamente culto y refinado que usa, da el toque de humor que impregna las obras de este autor (al menos las que me he leído hasta ahora).
                Válida para pasar un rato entretenido, no creo que sea la mejor obra de Mendoza. Tiene algunos momentos buenos, sirve como crítica a la religión, a la historia, a las novelas de investigación histórica que tantos best-sellers han producido. Pero le falta algo. Tal vez algo más de humor, tal vez la historia de la investigación es algo floja. Pese a todo, no deja de ser una lectura divertida.

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