Seda es una novela de 128 páginas que se puede leer perfectamente en una tarde tranquila. Fue publicada en 1996, obra del autor italiano Alessandro Baricco.
Ambientada en el siglo XIX, la historia tiene lugar en dos localizaciones muy distantes entre sí: el pueblo de Lavilledieu, en Francia, donde vive el protagonista, y Japón.
El protagonista, Hervé Joncour, es un comerciante que se dedica a la compraventa de huevos de gusano de seda, los cuales son la base de la industria de su pueblo, donde vive con su mujer. Debido a este trabajo, se ve obligado a realizar numerosos viajes a Japón, donde descubre un mundo totalmente distinto al que está acostumbrado.
Sin entrar a dar más detalles de la historia, y sin encuadrarla en ningún estilo concreto, pasaré a describir cómo la he vivido yo:
Me ha parecido una historia bella, aunque rara. Leerla ha sido como leer una poesía adaptada a novela. Frases cortas pero elocuentes y directas. Capítulos cortísimos (algunos ocupan menos de una página). Descripciones poco abundantes pero que añaden ese toque de colorido que ambienta la historia. Parece una historia de amor, pero la verdad es que no me queda claro cómo encuadrarla, ya que no es sólo eso, hay algo más.
Es difícil sacar conclusiones sobre el mensaje que quiere transmitir la historia, ya que se limita a narrar los hechos, dejando al lector la tarea de interpretarlos, y a mí personalmente me surgen distintas interpretaciones. Es por ello que me ha parecido una buena historia, porque me hace pensar y porque me ha hecho entrar en distintos detalles y dilemas que no me han dejado indiferente.
Yo soy de los que cree que una buena obra siempre deja su huella, aunque no nos demos cuenta. Puede ser el estilo poético que hace al lector desconectar de su presente. Puede ser alguna frase clarividente que explica lo que nosotros nunca hemos conseguido explicar con palabras, o puede ser una vivencia transmitida con tal intensidad, que el lector siente como si hubiera sido suya. En cualquier caso, Seda es una de esas historias que dejan residuo, aunque cada cual lo vivirá a su manera. En mi caso, el final me dejó impactado, porque no lo esperaba y además dejaba abierta una puerta a numerosas interpretaciones.
La recomiendo, porque aunque el que la lea no le guste, al menos no habrá tenido que dedicar su tiempo libre de un mes en leerse un tostón de mil y pico páginas, que los hay por el mercado ¡y son best-sellers!