Matadero cinco, del escritor
estadounidense Kurt Vonnegut, fue publicada en 1969, y es una de sus obras más
conocidas.
Al ser
mi primer contacto con este autor, aún no puedo comparar ésta con otras de sus
obras, pero por la información de que dispongo, es un buen ejemplo del estilo
de su escritura.
En este
caso, la novela se podría calificar como una obra satírica de
ciencia-ficción, pero teniendo en cuenta
que tiene elementos históricos verídicos. El tema principal se expone al
principio: el bombardeo de la ciudad de Dresde durante la II Guerra Mundial.
Dicho tema, mezclado con el estilo que el autor imprime a la narración, crea un
efecto extraño en un primer momento, pero muy logrado a nivel global, dejando
al final una obra con una narración poco habitual y con una estructura caótica,
pero ordenada.
El
protagonista es Billy Pilgrim, un personaje estrafalario que se propone contar
cómo vivió en primera persona el bombardeo, siendo prisionero de guerra. Este
personaje perfectamente podría ser un alter-ego del propio autor, quien fue, en
efecto, testigo presencial del evento, lo que da a la historia cierto tinte
autobiográfico.
En
cuanto a la trama, está llena de elipsis y flashbacks, y el motivo de los
mismos es lo que hace catalogar esta obra como novela de ciencia-ficción. La
vida del protagonista va saltando de presente al pasado y al futuro de forma
aleatoria, pero dejando una historia completa de su vida al final de la
lectura.
La
narración en tercera persona sigue al protagonista y sus hazañas junto con el
resto de personajes que lo rodean, dando datos contundentes, satíricos, con
notas de humor negro… un narrador que no pasa desapercibido, y que es, bajo mi
punto de vista el punto fuerte de esta novela. Un narrador que se deja ver, que
usa una prosa sencilla de comprender para cualquier lector, pero impactante por
su estilo.
La
ambientación durante una guerra y la forma en que se tratan los hechos, da un
claro mensaje antibelicista, mostrando sucesos absurdos, muertes sin sentido,
sufrimiento gratuito. En este aspecto, el autor ha manejado el asunto con
maestría.
La
novela tiene 192 páginas, y eso junto con el estilo usado, hace que sea una
obra amena y fácil de leer. Desde mi punto de vista, hay algunas partes en que
se hace lenta, y en otras el ritmo se acelera de forma vertiginosa, es decir:
no es una novela que, pese a ser corta, la ha haya disfrutado de principio a
fin, ya que en algún momento puntual se me ha hecho algo pesada. Sin embargo,
en conjunto, me ha gustado bastante. El estilo del escritor me ha cautivado, la
forma de plasmar la historia y las anécdotas que cuenta me han gustado, y
además, muchos pasajes me han hecho sonreír, y muchos otros, reflexionar sobre
determinados temas. Es por eso que pronto escogeré otra de sus novelas para,
por fin, poder comparar bien y hacerme una idea de este autor hasta ahora
desconocido para mí.