lunes, 15 de julio de 2013

Seda, de Alessandro Baricco

                 Seda es una novela de 128 páginas que se puede leer perfectamente en una tarde tranquila. Fue publicada en 1996, obra del autor italiano Alessandro Baricco.
                Ambientada en el siglo XIX, la historia tiene lugar en dos localizaciones muy distantes entre sí: el pueblo de Lavilledieu, en Francia, donde vive el protagonista, y Japón.
                El protagonista, Hervé Joncour, es un comerciante que se dedica a la compraventa de huevos de gusano de seda, los cuales son la base de la industria de su pueblo, donde vive con su mujer. Debido a este trabajo, se ve obligado a realizar numerosos viajes a Japón, donde descubre un mundo totalmente distinto al que está acostumbrado.
                Sin entrar a dar más detalles de la historia, y sin encuadrarla en ningún estilo concreto, pasaré a describir cómo la he vivido yo:
                Me ha parecido una historia bella, aunque rara. Leerla ha sido como leer una poesía adaptada a novela. Frases cortas pero elocuentes y directas. Capítulos cortísimos (algunos ocupan menos de una página). Descripciones poco abundantes pero que añaden ese toque de colorido que ambienta la historia. Parece una historia de amor, pero la verdad es que no me queda claro cómo encuadrarla, ya que no es sólo eso, hay algo más.
                Es difícil sacar conclusiones sobre el mensaje que quiere transmitir la historia, ya que se limita a narrar los hechos, dejando al lector la tarea de interpretarlos, y a mí personalmente me surgen distintas interpretaciones. Es por ello que me ha parecido una buena historia, porque me hace pensar y porque me ha hecho entrar en distintos detalles y dilemas que no me han dejado indiferente.
                Yo soy de los que cree que una buena obra siempre deja su huella, aunque no nos demos cuenta. Puede ser el estilo poético que hace al lector desconectar de su presente. Puede ser alguna frase clarividente que explica lo que nosotros nunca hemos conseguido explicar con palabras, o puede ser una vivencia transmitida con tal intensidad, que el lector siente como si hubiera sido suya. En cualquier caso, Seda es una de esas historias que dejan residuo, aunque cada cual lo vivirá a su manera. En mi caso, el final me dejó impactado, porque no lo esperaba y además dejaba abierta una puerta a numerosas interpretaciones.
                La recomiendo, porque aunque el que la lea no le guste, al menos no habrá tenido que dedicar su tiempo libre de un mes en leerse un tostón de mil y pico páginas, que los hay por el mercado ¡y son best-sellers!        

lunes, 1 de julio de 2013

El asombroso viaje de Pomponio Flato, de Eduardo Mendoza

                En 2008 apareció esta novela de 192 páginas. Rápida y amena de leer, se puede liquidar en un par de tardes, como yo he hecho.
                El estilo inconfundible del autor Eduardo Mendoza se vuelve a ver plasmado en esta obra. La historia tiene lugar en Nazaret, durante la época del Imperio romano. En concreto, durante la época en que Jesucristo era un niño.
                El protagonista, Pomponio Flato, es un filósofo romano, de rango ecuestre según él mismo repite en varias ocasiones, y viajero estudioso de fuentes de agua, en búsqueda de una supuesta fuente que otorga la sabiduría. A lo largo de su viaje, encuentra una fuente que no le otorga la sabiduría, sino unas molestias intestinales acompañadas de flatulencias que lo acompañarán durante toda la historia.
                El resto de personajes son el propio Jesús cuando era niño, toda su familia y los habitantes de la ciudad, romanos y judíos.
                El protagonista narra los hechos en primera persona. La historia comienza poco antes de su llegada a Nazaret, donde José, el padre de Jesús, es acusado de haber cometido un homicidio y Jesús pide a Pomponio Flato que investigue lo sucedido. Se trata así de una novela histórico-policiaca, pero con ciertos matices. Si bien la trama es policiaca, la parte histórica usada como ambientación no deja de ser un artificio del autor, al menos en lo que se refiere a los hechos sucedidos. Al final de la obra, hay algunos apuntes sobre los datos históricos usados y su veracidad.
                El estilo propio de Eduardo Mendoza se ve claramente reflejado en esta obra, donde el protagonista, un personaje caricaturesco, se verá envuelto en situaciones esperpénticas, ridículas y absurdas. Esas situaciones, junto  con el lenguaje extremadamente culto y refinado que usa, da el toque de humor que impregna las obras de este autor (al menos las que me he leído hasta ahora).
                Válida para pasar un rato entretenido, no creo que sea la mejor obra de Mendoza. Tiene algunos momentos buenos, sirve como crítica a la religión, a la historia, a las novelas de investigación histórica que tantos best-sellers han producido. Pero le falta algo. Tal vez algo más de humor, tal vez la historia de la investigación es algo floja. Pese a todo, no deja de ser una lectura divertida.