jueves, 4 de octubre de 2012

Desgracia, de J. M. Coetzee

                El autor sudafricano John Maxwell Coetzee es de uno de los pocos de su continente que cuenta con el Premio Nobel de Literatura. La obra que voy a analizar, Desgracia, fue galardonada con el premio Booker.
                No estamos ante una historia alegre. Cuando se acaba la lectura, queda una sensación parecida a la que se siente al leer alguna obra de Miguel Delibes. Tal vez no tan llevada al extremo, pero sin duda, una historia que remueve algo en el interior del lector.
                El narrador va siguiendo al protagonista, David Lurie, un profesor de Universidad viejo y cansado, cuyo trabajo le produce hastío. Pese a la normalidad de su vida (dentro de sus estándares), no tarda mucho en producirse un gran cambio. Por obra de su incontenible impulso sexual, acaba condenado por acosar a una alumna, es ahí donde sucede la “Desgracia” que da título a la obra, porque desde entonces, toda la historia es un deambular del protagonista sin rumbo, un viaje a ninguna parte, sin estímulo para forjar una nueva vida, dejándose llevar.
                Respecto a los personajes, por medio de sus actos se van adivinando sus personalidades. Complejos, con distintos intereses. Muy humanos. Esto da lugar a muchos conflictos dentro de la historia, a malentendidos, a falta de entendimiento. En este aspecto, el autor ha conseguido un difícil objetivo.
                Los temas que trata son diversos, pues dentro de la historia se habla de marginación, de abuso de poder, de cambios sociales, de cómo encajar la llegada de la vejez, de cómo aceptar que el futuro no parece que vaya a ser mejor que el presente, de toda una vida trabajando que no deja recuerdo alguno que valga la pena, de cómo algo que se emprende con gran ilusión, acaba siendo una enorme pérdida de tiempo al final. Dentro de la historia está todo eso, y mucho más.
                El ambiente, en este caso tiene lugar en una ciudad y también en una zona rural de Sudáfrica. Es de gran relevancia en el planteamiento de la historia, ya que la forma de vida y los cambios sociales que parecen avecinarse quedan muy bien encajados por medio de las vivencias del protagonista.
                Es fácil sentirse identificado con los personajes, y también es fácil odiarlos. Durante la historia, algunos momentos mostrarán su lado más humano, otras veces su lado más ruin, y, como humanos que son, tomarán decisiones equivocadas, o se meterán en embrollos sin saber que iban a parar ahí.
                Me ha parecido una historia interesante, aunque melancólica. Sin embargo, hay momentos que me daba la sensación de que había pausas, que se detenía el avance, que estaba leyendo sin que pareciera que iba a llegar a ningún sitio, aunque esas pausas eran pasajeras. De cualquier forma, al no ser una obra larga, al terminarla deja la sensación de contener mucho en muy poco espacio. Muchas reflexiones, muchos hechos para reflexionar. Una historia muy recomendable para esos momentos en que la rutina nos abruma, porque esta lectura activará algunas fibras sensibles de las que están adormecidas.

lunes, 1 de octubre de 2012

Balzac y la joven costurera china, de Sijie Dai

                Esta novela del autor chino Sijie Dai está ambientada en la china comunista de Mao Zedong de los años setenta. Fue el mismo autor el que dirigió la versión cinematográfica.
                Escrita con un estilo impoluto, narra de forma cínica y, a ratos, humorística, la historia de dos jóvenes estudiantes que son enviados a una aldea de las montañas cerca de la frontera del Tíbet, a su proceso de “reeducación”. Es necesario aquí hacer un apunte histórico sobre el ambiente de la novela, ya que, efectivamente, Mao implantó un sistema en el que convirtió a los campesinos en tutores y maestros de la gente más “civilizada”, la gente de la ciudad, estudiantes, intelectuales. Los envió al campo para reeducarse, a la vez que se prohibían las manifestaciones culturales y todas las influencias occidentales. Esto sirvió, entre otras cosas, para aplacar y restar poder a los que se oponían al régimen. Este sistema, mal copiado en Camboya, originó una barbarie de tal magnitud que los libros de Historia se avergüenzan de tenerlo escrito en sus páginas. El propio autor vivió este proceso de reeducación en China, por lo que la novela tiene tintes autobiográficos.
                Como decía, la historia trata de las vivencias de esos dos estudiantes durante su periodo de reeducación. Está narrada desde el punto de vista de uno de ellos, como si fuera un diario. A través de sus ojos, queda reflejada la vida en la aldea, los trabajos que llevaban a cabo, sus relaciones con los campesinos y, sobre todo, la represión y el miedo a que son sometidos.
                Es imposible dar más detalles de la historia sin fastidiar la lectura, así que no ahondaré. Simplemente apuntaré que es una historia bella, de las que deja un poso tras su lectura que da la sensación de haber estado allí, acompañando a los protagonistas. A pesar de la dureza de las condiciones de vida en esa zona, la forma en que los personajes afrontan sus vivencias, aferrados a sus ideales, hacen que la vida sea más llevadera.
                Hay novelas en las que el ambiente es un personaje más. Eso sucede en ésta. Es uno de los principales. Su relación con los demás así como su presencia, es una parte indispensable de la historia. El resto de personajes, pese a no estar descritos con exhaustividad, es fácil distinguirlos por sus actos, e imaginarlos con gran lujo de detalles.
                El tiempo es un factor que no está presente en la novela. Los acontecimientos van sucediendo y son narrados en orden, pero no hay alusiones al tiempo que pasa entre un hecho y el siguiente. Es un detalle importante, que deja otra lectura, y es que la rutina de la vida allí es sólo quebrantada por esas vivencias que se narran.
                Dado que no es una novela demasiado larga (192 páginas), y puesto que está escrita de tal forma que su lectura es como un paseo, recomiendo esta obra. Es una forma de trasladarse a otro lugar y otro tiempo, desconectar de nuestra vida presente para vivir esa historia. Además, para los amantes de la literatura, se verán reflejados en determinados momentos de la obra y sentirán, tal vez como he sentido yo, un extraño tipo de nostalgia difícil de explicar.